Cuando atacar en el Tour es inmolarse
Los mejores se resignan a seguir a rueda del Jumbo todopoderoso y aceptan que la plaza de podio que a¨²n ven libre se decida por eliminaci¨®n
En Grenoble, ante los Alpes gigantes que por ah¨ª respiran, no se habla de conquista, sino de miedo.
Uno de los viejos, Rigo Ur¨¢n, que marcha tercero, dice que para qu¨¦ usar potenci¨®metro en el Tour, que de qu¨¦ le vale saber a cu¨¢ntos vatios marcha y a cu¨¢ntos puede ir cuando de los que se trata es de seguir, de ir a rueda, a ritmo, y que lo lleven a uno, que es un peso innecesario y que por eso lo quita, y que va m¨¢s a gusto a la antigua.
Otro veterano del Tour, Nairo (noveno), a quien las ca¨ªdas han convertido el cuerpo en un cuadro de colores variados, del violeta al amarillent...
En Grenoble, ante los Alpes gigantes que por ah¨ª respiran, no se habla de conquista, sino de miedo.
Uno de los viejos, Rigo Ur¨¢n, que marcha tercero, dice que para qu¨¦ usar potenci¨®metro en el Tour, que de qu¨¦ le vale saber a cu¨¢ntos vatios marcha y a cu¨¢ntos puede ir cuando de los que se trata es de seguir, de ir a rueda, a ritmo, y que lo lleven a uno, que es un peso innecesario y que por eso lo quita, y que va m¨¢s a gusto a la antigua.
Otro veterano del Tour, Nairo (noveno), a quien las ca¨ªdas han convertido el cuerpo en un cuadro de colores variados, del violeta al amarillento, y de ampollitas --"hijueputas ampollitas", precisa, ¡°y me han salido hasta en las u?as¡±, y ense?a, en la videoconferencia las u?as a la c¨¢mara, y se r¨ªe--que le desatan un prurito insoportable y no le dejan dormir, dice que hay que ser muy atrevido y muy arriesgado para intentar atacar porque al Jumbo no se le ha visto ninguna debilidad en su mec¨¢nica para ganar por eliminaci¨®n yendo a su ritmo.
Superman (cuarto), debutante en el Tour, pero amante de espectaculares ataques en los Giros y Vueltas en los que ha brillado, y a veces solo por la belleza del intento, por el placer de sentirse solo y uno delante, casi llora relatando c¨®mo en este Tour en el que los Jumbo le llevan ¡°al aguante¡± no se puede hacer nada y c¨®mo le gustar¨ªa correr como antes pero que tiene que elegir entre dar espect¨¢culo gratuito o mantenerse, y que prefiere, claro, mantenerse, porque el ciclismo ha cambiado y ya no se pueden dar espect¨¢culos como los de antes, que la clave es aguantar y la esperanza, mantenerse, que va a rueda porque va al l¨ªmite, y que esto es una pena para el ciclismo y para la afici¨®n. ¡°Ya lo siento¡±, se disculpa. ¡°Me gustar¨ªa ser como antes¡±.
Mikel Landa (s¨¦ptimo), mucho menos expresivo (es alav¨¦s, no colombiano), tambi¨¦n, como los otros, tiene puesta la mirada en la tercera plaza del podio, porque las otras dos parecen tenerlas aseguradas la pareja eslovena, y mantiene que es posible alcanzarla y que se trata simplemente de ser regular, y sue?a con una etapa loca en la que como en la ¨²ltima Dauphin¨¦ no haya Jumbos porque se han derretido o algo peor, y dice que es posible eso, porque son humanos, y luego lo piensa mejor y recapacita como alguien que sabe que est¨¢ creyendo en una utop¨ªa, y reconoce que, de todas maneras, Roglic ya es m¨¢s regular que en el Giro que perdi¨® con Carapaz, y que sabe gestionarse mejor.
Enric Mas (disputa su segundo Tour, y marcha octavo) da el titular del Tour--"atacar es inmolarse"-y cuenta la desolaci¨®n de esp¨ªritu que siente un ciclista cuando ve c¨®mo un valiente y fuerte ataca en el Grand Colombier, Adam Yates, en el mejor momento posible, y cuando ve, sobre todo, c¨®mo el segundo gregario en la escala Jumbo (el primero, Kuss, que asciende sonriendo; el segundo, Dumoulin, que ha ganado un Giro y ha sido podio en el Tour; el tercero, Van Aert, el Cruyff del equipo, el que maneja la pelota con m¨¢s brillo en todos los terrenos; el cuarto Bennett, escalador; el quinto, Gesink, un holand¨¦s que hace algunos a?os era l¨ªder; el sexto, Tony Martin, campe¨®n mundial contrarreloj, el terror del llano, el sargento en la planicie, y el s¨¦ptimo, Jansen, noruego, el chico del agua) hace un peque?o esfuerzo, acelera y se lo come, y concluye que para arrancar hay que estar muy, muy bien, y pensar no solo en abrir hueco, sino en llegar.
Valverde, 40 a?os, 13 Tours, mira el panorama y baja la cabeza, y dice que esto es as¨ª, que qu¨¦ se le va a hacer, y que ya le gustar¨ªa que esto fuera como hace tres o cuatro a?os, porque hasta en los tiempos del Sky, tan superiores tambi¨¦n, al menos ellos, y los dem¨¢s rivales, preparaban estrategias de ataque y las intentaban todos los d¨ªas, y se motivaban pensando que aunque un d¨ªa hubieran salido mal al d¨ªa siguiente podr¨ªan triunfar, pero ya nada, ahora atacas, sufres y te quedas, te inmolas, dice.
La banana mec¨¢nica del Jumbo es el ciclismo total. No solo impone un catenaccio opresivo sobre la carrera, ni un hueco libre a la creatividad queda, sino que tambi¨¦n se ha quedado con el bal¨®n y no le deja tocarlo a nadie. No sueltan el potenci¨®metro, se saben de memoria todos los h¨¢bitos de los rivales y calculan al metro, al minuto, los relevos que tiene que dar cada uno del equipo. En ciclismo el bal¨®n es el ataque, la posibilidad de desestabilizar a los rivales, de hacerse uno campe¨®n, y privados de ataque los rivales se desesperan y se resignan, y multiplican su imaginaci¨®n para expresar c¨®mo se sienten, tristes siempre, y los aficionados bostezan, y quieren recordar tiempos mejores, quiz¨¢s imaginarios, de cuando al l¨ªder todos los d¨ªas le pon¨ªa alguien en aprietos.
En el Tour est¨¢ Pogacar, que le gana todos los sprints a Roglic y tiene alma atacante, pero, sin equipo para una estrategia de largo aliento, como recuerda Nairo, est¨¢ tambi¨¦n condenado a seguir la rueda de la banana mec¨¢nica, y solo se da el gusto de sobresaltar al esloveno viejo rob¨¢ndole segundos de bonificaci¨®n y se aferra a la esperanza de que un d¨ªa se caiga por su propio peso.
En eso ha quedado el Tour que el mi¨¦rcoles vivir¨¢ su d¨ªa m¨¢s duro, con el col de La Loze. La v¨ªspera, seguramente, todos so?ar¨¢n con un d¨ªa sin Jumbos a la vista, o, por lo menos, en que el que se queda y pierde un puesto es otro. ¡°Porque en estas¡±, dice Mas, "solo faltar¨ªa que el que se quedara fuera yo¡±.