Paolo Rossi, el triunfo del futbolista corriente
El exdeportista italiano, h¨¦roe del Mundial de 1982 que gan¨® Italia, ha muerto a los 64 a?os
La tarde del 5 de julio de 1982, ante 44.000 espectadores apretados en las gradas del viejo estadio de Sarri¨¤ de Barcelona, un tipo corriente, sin grandes dotes t¨¦cnicas, hizo llorar a toda una naci¨®n como Brasil. El toscano Paolo Rossi, que hab¨ªa vuelto a jugar pocas semanas antes, despu¨¦s de una descalificaci¨®n de dos a?os, le meti¨® tres goles a una de las mejores selecciones de la historia ¡ªZico, Falcao, Socrates, J¨²nior, Eder¡¡ª y clasific¨® a una Nazionale por la que nadie daba una lira ...
La tarde del 5 de julio de 1982, ante 44.000 espectadores apretados en las gradas del viejo estadio de Sarri¨¤ de Barcelona, un tipo corriente, sin grandes dotes t¨¦cnicas, hizo llorar a toda una naci¨®n como Brasil. El toscano Paolo Rossi, que hab¨ªa vuelto a jugar pocas semanas antes, despu¨¦s de una descalificaci¨®n de dos a?os, le meti¨® tres goles a una de las mejores selecciones de la historia ¡ªZico, Falcao, Socrates, J¨²nior, Eder¡¡ª y clasific¨® a una Nazionale por la que nadie daba una lira d¨ªas antes para la fase final del Mundial de Espa?a. Fue el preludio de una catarsis nacional tan inesperada como tremendamente feliz para toda una generaci¨®n. Pablito, tal y como se le conoci¨® ya siempre en Italia despu¨¦s de aquella gesta espa?ola, falleci¨® de madrugada a los 64 a?os a causa de una enfermedad incurable, seg¨²n comunic¨® su esposa.
Los jugadores no deber¨ªan marcharse antes que los entrenadores, recordaba por la ma?ana el t¨¦cnico Giovanni Trapattoni. Pero la ley de vida tambi¨¦n es papel mojado en el f¨²tbol en este 2020 de pandemia. Italia ha perdido en pocos d¨ªas a dos de sus grandes ¨ªdolos. Uno era argentino y ex¨®tico en todas sus costumbres. El otro, en las ant¨ªpodas de Maradona, el hombre que destroz¨® a una todopoderosa Brasil y se coron¨® como mejor jugador del Mundial de 1982, era un ejemplo de normalidad para toda Italia. El primer ministro, Giuseppe Conte, lo ha recordado as¨ª: ¡°El s¨ªmbolo de una Italia unida y tenaz capaz de batir a adversarios de enorme calibre¡±. Todo un retrato de un cierto realismo m¨¢gico italiano. ¡°Parec¨ªa imposible y, sin embargo, volaba¡± lo ha definido el ex primer ministro Enrico Letta.
En Italia todo el mundo tiene un conocido que se llama Paolo Rossi. Un nombre y un apellido bastante comunes que, unidos, podr¨ªan ser la definici¨®n perfecta del hombre corriente. Y eso fue el h¨¦roe inesperado del Mundial de 1982 en Espa?a para Italia. En un campeonato donde la Nazionale no era favorita, Rossi se convirti¨® en el jugador m¨¢s determinante del tercer Mundial que conquistaba Italia en su historia (el primero de la era moderna). En la final, en el Bernab¨¦u y frente a Alemania Federal, tambi¨¦n marc¨® un tanto para el triunfo por 3-1. ?C¨®mo lo hac¨ªa? Una vez le revel¨® al periodista Maurizio Crosetti qu¨¦ mensaje le hubiera gustado introducir en una botella y lanzar al mar para que los j¨®venes leyesen en el futuro, cuando ¨¦l ya no estuviese: ¡°Yo no era un fuera de serie, ni un portento f¨ªsico. Era uno del mont¨®n, normal, que lo consigui¨® poniendo sus cualidades al servicio de la voluntad¡±.
La vida de Rossi fue una monta?a rusa marcada por los grandes ¨¦xitos y el descenso a los infiernos. Por el esplendor de la hierba de los mejores estadios, al barro de las canchas provinciales del Como, donde tuvo que foguearse porque la Juve no confiaba en ¨¦l, o el Perugia y el Vicenza, lugar donde cambi¨® su suerte. Ah¨ª Gib¨¬ Fabri le cambi¨® de posici¨®n y lo situ¨® en el centro de la delantera, y los goles comenzaron a ca¨¦rsele de los bolsillos. Marc¨® 24 goles y el Vicenza qued¨® segundo la temporada 1977/78, por detr¨¢s de la Juventus. Se convirti¨® en el jugador que quer¨ªan todos los equipos. No solo en la Serie A.
Enzo Bearzot, que entonces dirig¨ªa a la Nazionale se dio cuenta de que era la pieza que le faltaba a la selecci¨®n para hacer algo importante en el Mundial de Argentina. Sent¨® a las estrellas de la ¨¦poca y le puso en el 11. Pero Italia solo logr¨® presentar su candidatura para el campeonato que llegar¨ªa cuatro a?os despu¨¦s.
La monta?a rusa volvi¨® a activarse en ese lapso de tiempo, y Rossi se vio envuelto en un esc¨¢ndalo de apuestas, conocido como Totonero. El jugador hab¨ªa sido traspasado al Perugia despu¨¦s de que el Vicenza bajase a Serie B y fue acusado por haber participado en el ama?o del Avellino-Perugia. Fue arrestado tras un partido contra la Roma en el Ol¨ªmpico y procesado junto a otros jugadores. El Milan y el Lazio fueron descendidos a la Serie B y Rossi fue inhabilitado durante dos a?os, en los que se perdi¨® el Campeonato Europeo de 1980. ?l siempre defendi¨® su inocencia y asegur¨® que fue v¨ªctima de una conjura. Pero se qued¨® en dique seco hasta el Mundial de Espa?a en 1982.
Bearzot, que le hab¨ªa llevado a Argentina cuatro a?os antes, volvi¨® a confiar en ¨¦l, pese a que no ten¨ªa ritmo de competici¨®n y hab¨ªa en Italia jugadores como Roberto Pruzzo, que hab¨ªa marcado 21 goles con la Roma y no subi¨® al avi¨®n pese a ser el pichichi de la Serie A. En la primera fase, Italia jug¨® mal, solo sum¨® tres puntos y dos goles y estuvo a punto de quedar eliminada. Las cr¨ªticas a Rossi fueron demoledoras. ¡°Un fantasma en el campo¡±, llegaron a escribir de ¨¦l. Hasta que lleg¨® la segunda fase.¡°Yo era veloz, t¨¦cnico, intuitivo, trataba de anticiparme a las intenciones del compa?ero y robarle el tiempo al contrario¡±, dijo Rossi a EL PA?S en una entrevista en 2010. ¡°Fuimos un equipo muy fiable, que jugaba de memoria, de manera coral, como ante Argentina, Polonia, Brasil y Alemania. Tal vez la mejor Italia de todos los tiempos. La que dej¨® un estilo, una manera de jugar que no han dejado otros campeones¡±.
La Juventus le redimi¨® tras aquel torneo de sus pecados en Italia. Con la Vecchia Signora gan¨® dos scudetti, una Copa Italia y una Copa de Europa, aquella de la tragedia de Heysel contra el Liverpool, en 1985. Para la temporada siguiente, firm¨® por el Milan. Un a?o despu¨¦s fue convocado para el Mundial, pero no pudo disputar ning¨²n partido debido a una lesi¨®n. Tras la cita mundialista de 1986, fich¨® por el Verona y se retir¨® en 1987.