Messi: una servilleta, un burofax y un voto
Laporta aspira a renovar ahora en una comida el v¨ªnculo del jugador con el Bar?a; ambos se parecen en algunas cosas
A falta de dinero, el Bar?a cuenta desde el pasado domingo con un presidente que regala ilusi¨®n, capaz incluso de convencer a Leo Messi de que se quede en el Camp Nou. Joan Laporta no para de festejar al capit¨¢n, una persona esquiva, despu¨¦s de elogiarle repetidamente durante la campa?a electoral, m¨¢s seductor que V¨ªctor Font y Toni Freixa. Laporta convenci¨® a muchos barcelonistas de...
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A falta de dinero, el Bar?a cuenta desde el pasado domingo con un presidente que regala ilusi¨®n, capaz incluso de convencer a Leo Messi de que se quede en el Camp Nou. Joan Laporta no para de festejar al capit¨¢n, una persona esquiva, despu¨¦s de elogiarle repetidamente durante la campa?a electoral, m¨¢s seductor que V¨ªctor Font y Toni Freixa. Laporta convenci¨® a muchos barcelonistas de que era el interlocutor m¨¢s cualificado para conseguir la renovaci¨®n del 10.
Y, de momento, Messi se present¨® en el estadio con su hijo Thiago para votar el 7-M. Ha sido la primera vez que acude a la urna desde que lleg¨® al Camp Nou. La imagen ha tenido mucho impacto y ha ayudado a lavar la maltrecha imagen de la marca Bar?a despu¨¦s del Bartogate. No se sabe de ninguna otra figura en el mundo que participe en la elecci¨®n de su presidente, hecho que habla muy a favor de la singularidad del Barcelona y de Messi.
El v¨ªnculo del futbolista con la entidad se ha visualizado de formas muy curiosas: su primer contrato se formaliz¨® en una servilleta firmada por Josep Maria Minguella, Carles Rexach y, en representaci¨®n del jugador, Horacio Gaggioli. El pasado verano comunic¨® su deseo de abandonar el club a trav¨¦s de un burofax que sus abogados remitieron a los juristas del Camp Nou. Y ahora ha reafirmado su compromiso cul¨¦ en la votaci¨®n del 42 presidente del Barcelona.
Messi ha evidenciado que sabe diferenciar muy bien entre la junta directiva y el club, una distinci¨®n capital si pretende regresar al Bar?a en caso de que se vaya por un tiempo a Par¨ªs, Manchester o Miami. El jugador sabe que algunos socios se enfadaron cuando reivindic¨® la carta de libertad y pretend¨ªa partir sin dejar ni un c¨¦ntimo en la caja del Camp Nou; algunos eran partidarios de un traspaso que beneficiaria al Bar?a. Ahora, en cambio, no se sabe qu¨¦ piensa hacer Messi.
Al Bar?a le conviene que el 10 contin¨²e si se hace caso de Laporta. La pelota est¨¢ en los pies del presidente despu¨¦s de que el futbolista la pusiera en juego sin necesidad de abrir la boca, como acostumbra desde que lleg¨® en el 2000. Hay una buena sinton¨ªa y ahora hace falta hacerlo viable desde el punto de vista econ¨®mico y deportivo. Laporta necesita dise?ar un organigrama profesional que haga efectivo el optimismo que ha generado.
Ah¨ª est¨¢ el gran reto del presidente en su regreso al Camp Nou. Su perfil en la campa?a electoral ha dado para muchas interpretaciones despu¨¦s del cambio que ha experimentado respecto a la del 2003. Hay m¨¢s de 30.000 socios que le avalan y tambi¨¦n se cuentan unos cuantos que le tienen miedo, temor por lo que pueda llegar a hacer, sobre todo por parte de quienes no dejan nunca de ponerse el cintur¨®n cuando les invitan a un viaje emocionante por el Camp Nou.
Laporta, de momento, ha invitado a comer al capit¨¢n. ¡°Con Messi lo arreglo en un asado¡±, manifest¨® a La Vanguardia. No est¨¢ mal visto si se tiene en cuenta la manera c¨®mo el jugador se ha manifestado para explicar su v¨ªnculo con el Bar?a: una servilleta, un burofax, un voto y pronto una comida. El contrato lo negociar¨¢n mientras el padre de Messi y, seguramente, Mateu Alemany, Jaume Gir¨® (vicepresidente econ¨®mico) y Ferran Reverter (CEO). Laporta y Messi se parecen en algunas cosas.