¡°Esperamos un milagro. Dios nos ayude a bajar de la monta?a¡±
Dos alpinistas checos de ¨¦lite se encuentran atrapados a 7.000 metros en el Baruntse, en Nepal, tras una tormenta
Marek Holecek mima su tel¨¦fono sat¨¦lite, lo mantiene caliente en un bolsillo pegado al pecho, cuida la vida de su bater¨ªa a punto de agotarse. Por las noches, lo enciende y env¨ªa un mensaje que describe con frialdad la situaci¨®n en la que se encuentra. Su equipo, de inmediato, rebota el texto en sus redes sociales. Nadie puede ayudarle, aunque tampoco lo ha pedido. Su inmensa experiencia le dice algo que, a estas alturas, prefiere no ocultar: ¡°Esperamos un milagro que, ojal¨¢, llegue el s¨¢bado¡±. Holecek lleva tres d¨ªas atrapado y sin moverse, junto a su amigo Radoslav Groh, a 7.000 metros ...
Marek Holecek mima su tel¨¦fono sat¨¦lite, lo mantiene caliente en un bolsillo pegado al pecho, cuida la vida de su bater¨ªa a punto de agotarse. Por las noches, lo enciende y env¨ªa un mensaje que describe con frialdad la situaci¨®n en la que se encuentra. Su equipo, de inmediato, rebota el texto en sus redes sociales. Nadie puede ayudarle, aunque tampoco lo ha pedido. Su inmensa experiencia le dice algo que, a estas alturas, prefiere no ocultar: ¡°Esperamos un milagro que, ojal¨¢, llegue el s¨¢bado¡±. Holecek lleva tres d¨ªas atrapado y sin moverse, junto a su amigo Radoslav Groh, a 7.000 metros en el Baruntse, una monta?a de Nepal de 7.129 metros cuya cima alcanzaron el martes en mitad de una tormenta brutal, coletazos del cicl¨®n Yaas que barre la India. Esta ser¨¢ la octava noche que la pareja pasa en la pared, la tercera clavados en el mismo lugar. Sin visibilidad, el descenso por la arista sur, es decir la v¨ªa normal de la monta?a, resulta inviable o un puro suicidio. Por eso esperan, lejos del mundo, en otra galaxia, pero conectados a la vida a trav¨¦s de un tel¨¦fono sat¨¦lite que al menos sirve para que sus familias no pierdan la esperanza.
Marek Holecek, gu¨ªa de alta monta?a de 46 a?os, es uno de los mejores alpinistas de la d¨¦cada, ganador de dos Piolets de Oro por sus ascensiones en compa?¨ªa de Zdenek H¨¢k al Chamlang (2019) y al Gasherbrum I (2017), un tipo que acepta encantado los premios pero que avisa: ¡°Jam¨¢s practicar¨¦ el alpinismo con el objetivo de ser recompensado¡±. En 2019, junto a Radoslav Groh, estuvo cerca de merecer un tercer galard¨®n por su ascensi¨®n del Huandoy Norte, en Per¨², pero ahora el ¨²nico premio que ambos aguardan es seguir con vida. Terriblemente honesto en el relato de su vida de alpinista, Holecek explica con claridad los sentimientos encontrados cuando sale de expedici¨®n: la lucha interna antes de alejarse de su familia, la necesidad de escalar, las ganas de regresar. Son las mismas preguntas que se repiten como un eco atormentado de generaci¨®n en generaci¨®n, tal y como recordaba Holecek cuando recogi¨® su Piolet de Oro en 2019: ¡°Doug Scott dec¨ªa que desconectaba completamente cuando deseaba enfrentarse a sus l¨ªmites, pero que no por ello renunciaba a la vida. Dec¨ªa que si quer¨ªa concentrarse completamente en la ascensi¨®n, deb¨ªa olvidar que ten¨ªa una mujer embarazada esperando en casa y facturas que pagar. Dec¨ªa que al regresar podr¨ªa retomar su vida, con sus obligaciones¡±.
El pasado 20 de mayo, Holecek y Groh iniciaron su reto: abrir una v¨ªa nueva en estilo alpino en la cara noroeste del Baruntse, una pared de 2.000 metros. Enseguida vieron que la empresa iba a resultar m¨¢s severa de lo esperado: ¡°En general, en los ¨²ltimos a?os, en el Himalaya no hay mucha nieve en las caras norte y oeste. La nieve y el hielo han disminuido de forma evidente¡±, se?alaba tras escalar 12 horas en terreno mixto t¨¦cnico y expuesto y ¡°encontrar un rinc¨®n donde tallar una repisa en el hielo donde colocar nuestros culos. Un vivac de locos pero seguimos adelante¡±. La verticalidad del terreno les imped¨ªa plantar su diminuta tienda de campa?a. El pasado domingo, enviaron un largo mensaje de texto: ¡°Alrededor de las 11 de la ma?ana encontramos restos de una tienda emergiendo del hielo en una ladera de 60 grados de inclinaci¨®n. Esto me ha hecho recordar la triste historia de mis amigos Peter y Kuba (Petr Machold y Jakub Vanek, desaparecidos en esta monta?a en 2013). Hoy tenemos un buen vivac, pero vamos maduros como ar¨¢ndanos, aunque a¨²n nos quedan fuerzas. Estamos 200 metros por debajo de la cima y si el todopoderoso est¨¢ en casa ma?ana y nos da su permiso, completaremos la cara noroeste del Baruntse¡±.
No fue as¨ª. La pareja encontr¨® al d¨ªa siguiente un terreno de juego horroroso, con hielo vertical, nieve inconsistente y tramos de roca podrida. Pasaron toda la jornada del pasado lunes escalando para avanzar apenas 150 metros y volver a vivaquear a 50 metros de la arista: ¡°las avalanchas fluyen a ambos lados de nuestra tienda, que es nuestro hotel. Estamos cansados como gatitos, congelados, hambrientos y sedientos. Dios nos ayude a subir ma?ana y a descender¡±. Seg¨²n Holecek, solo necesitar¨ªan tres horas de visibilidad para poder acometer el descenso y regresar al campo base, 180 minutos de luz para poder seguir la arista sorteando sus trampas, sus cornisas. Est¨¢n dispuestos incluso a intentarlo de noche, pero el temporal de ¡°tinieblas blancas¡± ha de remitir¡ o darles una tregua. Si las previsiones meteorol¨®gicas que manejan se cumplen, ¨¦ste s¨¢bado la tormenta deber¨ªa perder intensidad y despejar la monta?a de nubes. Holecek afirmaba tras recoger su segundo Piolet de Oro que se paga las expediciones de su bolsillo, sin recibir ayuda alguna: ¡°visto as¨ª, quiz¨¢ no sea tan malo no tener ayudas. El hecho de tener que buscarnos la vida nos incita a dar lo mejor de nosotros mismos y nos permite ser competentes¡±. Con visibilidad, pocos dudan de que ambos alpinistas logren regresar.
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