Del susto al mejor Nadal
El espa?ol supera un bache contra Schwartzman y cede su primer set en el torneo, pero se corrige y ofrece su versi¨®n m¨¢s aplastante (6-3, 4-6, 6-4 y 6-0) hacia el pulso con Djokovic en las semifinales
La inquietud deriva felizmente en una extraordinaria reacci¨®n, porque rara vez no se levanta a tiempo Rafael Nadal. El espa?ol aprieta los dientes, acude al centro de la pista y celebra en forma de cruz, brazos en alto. Pero antes ha sorteado un buen sofoco. Diego Schwartzman, viejo conocido, le ha conducido hacia la primera situaci¨®n comprometida en este Roland Garros, pl¨¢cido hasta que el argentino, un tipo sin...
La inquietud deriva felizmente en una extraordinaria reacci¨®n, porque rara vez no se levanta a tiempo Rafael Nadal. El espa?ol aprieta los dientes, acude al centro de la pista y celebra en forma de cruz, brazos en alto. Pero antes ha sorteado un buen sofoco. Diego Schwartzman, viejo conocido, le ha conducido hacia la primera situaci¨®n comprometida en este Roland Garros, pl¨¢cido hasta que el argentino, un tipo sin miedo, ha formado un buen enredo y le ha ara?ado un set. Hay fuego, pero no incendio. El balear responde a la afrenta con una embestida brutal (6-3, 4-6, 6-4 y 6-0, en 2h 45m) y el viernes disputar¨¢ sus decimocuartas semifinales en el grande franc¨¦s, contra Novak Djokovic ( 6-3, 6-2, 6-7(5) y 7-5 a Matteo Berrettini, en 3h 28m).
La Chatrier recupera la alegr¨ªa; incompleta, pero alegr¨ªa al fin y al cabo. Tras la des¨¦rtica edici¨®n del a?o pasado y las cinco primeras rondas silenciosas de esta, la grada de la central se ocupa parcialmente ¡ªde los 1.000 espectadores autorizados hasta ahora, se pasa este mi¨¦rcoles a 5.000 por la moderaci¨®n de las restricciones sanitarias en Par¨ªs¡ª y el alboroto vuelve a colorear el inh¨®spito paisaje de los d¨ªas previos. Vuelve el ruido, el barullo, el griter¨ªo. Hay runr¨²n, la pista es otra historia. ¡°?Diego, Diego, Diego!¡±, le jalean a Schwartzman, que cuenta hoy con el favor de los parisinos por eso de aportar pimienta e intentar compensar un poco la historia. A¨²n lejos de aquellos tiempos volc¨¢nicos, los sonidos caen como agua bendita en la Chatrier.
Sea cual sea la circunstancia, trist¨®n el ¨²ltimo mes para Schwartzman porque los tropiezos han sido una constante durante la gira de tierra, el argentino jam¨¢s se arruga. Est¨¦ m¨¢s o menos fino, siempre propone y arriesga, encara de frente los partidos y compite sin especular, con una transparencia que en ocasiones no termina de ayudarle. Se le ve venir. Y Nadal, astuto como ninguno en el territorio de la interpretaci¨®n, lee entre l¨ªneas cu¨¢l es la apuesta del Peque: acelerones y frenadas, cambios de altura, del v¨¦rtigo a la pausa para ver si as¨ª puede enredarle al gigante. Este, sin embargo, se las sabe todas y en cuanto al rival se le queda una pelota corta, arma el brazo y descarga con todo para ir hormigonando la victoria. Hay amistad, que no perd¨®n.
As¨ª a?ade el espa?ol al casillero los dos primeros breaks y se hace con el primer set, luciendo mu?eca y guantazo a guantazo. Resuelve el brete del arranque en el segundo, del 0-3 al 3-3, imperial como tantas y tantas veces. Ocurre que Schwartzman, un diablillo que juega al tenis como los ¨¢ngeles y pelotea con un aguij¨®n en la raqueta, obliga a jugar varios partidos dentro de un partido. Independientemente de c¨®mo est¨¦ o de qu¨¦ clasificaci¨®n ocupe, exige permanentemente pensar. El bonaerense es un sudoku. En la previa se refer¨ªa al sol ¡ª¡±la bola pica m¨¢s alto, y eso le beneficia a Rafa¡±¡ª y cuando a este le da por esconderse detr¨¢s de las nubes que pasean sobre el cielo de la Chatrier, el mallorqu¨ªn sufre un bache considerable y el adversario crece y crece.
¡°?Diego, Diego, Diego!¡±, celebra la central, con ganas de marcha y m¨¢s tenis. ¡°En muchos lugares del mundo quieren mucho a los argentinos¡±, razona ¨¦l, apreciado aqu¨ª y all¨¢, muy respetado en tanto que su figura (1,68 de estatura) y su propuesta (cerebral) representan una absoluta excepci¨®n en un deporte en el que mandan las torres y los bombarderos, con muy poquitos versos libres ya. El Peque es uno de ellos, y por eso Nadal siempre se expresa desde la admiraci¨®n, calific¨¢ndolo como uno de los mejores del mundo. Lo es.
No es f¨¢cil verle pasar al balear un mal rato as¨ª. No en Par¨ªs. Schwartzman le aprieta y le exprime, adjudic¨¢ndose el segundo parcial tras una ca?a de Nadal en el momento m¨¢s inoportuno. El contador, entonces, se detiene: son 36 sets consecutivos entre el que cediera en la final de 2019, contra Dominic Thiem, y este que le arrebata el argentino. El r¨¦cord, suyo, siguen siendo 38. Se dirige a la silla cabreado por algunas bolas dudosas que no han ca¨ªdo de su lado y se las tiene con el juez, Damien Dumuosos; est¨¢ nervioso y empapado, se cambia la equipaci¨®n mientras masculla y el exceso de ¨ªmpetu hace que el logo de la badana quede alineado correctamente. Raro en Nadal.
Durante un buen rato, el duelo transita sobre un fino hilo. Piensan, no pocos, en ese encuentro de hace tres a?os, en los cuartos, cuando Schwartzman ya le birl¨® una manga y la lluvia interrumpi¨® decisivamente ese episodio. Sali¨® entonces airoso Nadal, y vuelve a hacerlo porque poco a poco se repone, entona el saque y su golpe natural hace retroceder varios metros al adversario; desde ah¨ª, tan lejos de la red y tan cerca del muro, cambia por completo el panorama. Schwartzman (28 a?os) se transforma en toda una amenaza y resiste hasta que con el 4-3, por delante en el tercer set, el mallorqu¨ªn (35) dice basta y reacciona en forma de hurac¨¢n.
Nadal ha vuelto, Nadal abre las alas. Ense?a su serrucho. Llega la liberaci¨®n. Rompe para 5-4 y produce una andanada bestial de nueve juegos seguidos sin mirar atr¨¢s, pisando a fondo el acelerador. La resistencia de Schwartzman se deshilacha con cada crochet y salta finalmente por los aires. El desenlace se convierte en un recital. En los instantes de mayor incertidumbre, cuando la soga m¨¢s aprieta y la ocasi¨®n lo demanda, Nadal se redimensiona y emerge. Siempre ha sido as¨ª. As¨ª sucede otra vez ante el encomiable Peque. Por si hab¨ªa alguna duda.
¡°HE ENCONTRADO LA CALMA¡±
¡°He jugado mi mejor tenis en el momento que lo necesitaba¡±, sintetiz¨® el de Manacor en la sala de conferencias, satisfecho por la respuesta que ofreci¨® cuando se hab¨ªa complicado el duelo con Schwartzman.
¡°No puedo venir aqu¨ª y no pensar en no perder sets; es parte del juego y no tiene por qu¨¦ ser un desastre. Lo acepto completamente, como lo he hecho durante toda mi carrera. Lo importante es c¨®mo te levantas cuando pierdes uno¡±, valor¨®, a la vez que agradeci¨® el regreso parcial de los aficionados a las gradas, ¡°aunque tenemos que acostumbrarnos otra vez a los ruidos, que son fant¨¢sticos¡±.
Respecto a su reacci¨®n, explic¨®: ¡°He encontrado la calma para pegarle a la bola como vengo haci¨¦ndolo en los entrenamientos. Necesitaba recuperar mis mejores golpes y el gesto arm¨®nico, porque con los nervios se va ensuciando. He tenido la calma para analizar bien, con una determinaci¨®n clara. He encontrado ese momento y he jugado a un muy buen nivel, quiz¨¢ el mejor del torneo y eso es una gran noticia¡±.
Por otra parte, el cuadro femenino perfil¨® sus semifinales, programadas para este jueves: la griega Maria Sakkari apart¨® del camino a la defensora del t¨ªtulo, Iga Swiatek (doble 6-4), y Barbora Krejcikova cerr¨® el paso a Coco Gauff (7-6(6) y 6-3). En la otra, abrir¨¢n (15.00, Eurosport) Anastasia Pavlyuchenkova y Tamara Zidansek. Las cuatro debutan en la pen¨²ltima ronda de un grande.
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