El Chelsea se rebaja ante el United
Carrick deja en el banquillo a Cristiano y Tuchel le replica con un planteamiento r¨ªgido que desemboca en el 1-1. El City acaricia el liderato tras imponerse al West-Ham (2-1)
Equipos de juego incongruente producen resultados impredecibles. Como el 1-1 que gestaron el Chelsea y el Manchester United en Stamford Bridge, este domingo. Conclusi¨®n plana de dos planteamientos calculadores hasta los l¨ªmites de la miseria en un espect¨¢culo cuyo mayor colorido fue tributario de las aficiones que api?aron las tribunas. El empate no le sirve de nada al United, anclado en octava posici¨®n, a cinco puntos de puestos europeos. Mucho men...
Equipos de juego incongruente producen resultados impredecibles. Como el 1-1 que gestaron el Chelsea y el Manchester United en Stamford Bridge, este domingo. Conclusi¨®n plana de dos planteamientos calculadores hasta los l¨ªmites de la miseria en un espect¨¢culo cuyo mayor colorido fue tributario de las aficiones que api?aron las tribunas. El empate no le sirve de nada al United, anclado en octava posici¨®n, a cinco puntos de puestos europeos. Mucho menos impulsa al Chelsea, que acota su liderazgo de la Premier al exiguo punto de ventaja que le saca al City, que se impuso al West-Ham (2-1) y marcha a toda m¨¢quina.
Michael Carrick visit¨® Stamford Bridge en estado de desinhibici¨®n. El entrenador interino del United acudi¨® al campo del Chelsea con la certeza de que el club le relevar¨ªa de sus funciones esta semana. Ante la que supon¨ªa su ¨²ltima cita al frente del equipo, se permiti¨® el lujo de actuar sin contemplaciones. Fuera protocolos y consideraciones de ¨ªndole social, hizo lo que le ped¨ªa el cuerpo. Mont¨® un trivote y sent¨® a Cristiano Ronaldo en el banquillo de los suplentes.
El United que plant¨® cara al l¨ªder de la Premier fue al f¨²tbol lo que un zapato hervido a la gastronom¨ªa. Inmasticable, indigerible, insoportable para jugadores con un m¨ªnimo sentido del buen gusto, la propuesta provoc¨® la repulsi¨®n de Bruno Fernandes, que pronto se vio aislado y tan desquiciado que comenz¨® a tomar decisiones antinaturales. El jugador m¨¢s sabio hizo cosas de necio, porque en el orden patol¨®gico intercurrente del juego de su equipo, cada decisi¨®n est¨¦ril conduc¨ªa a otra decisi¨®n m¨¢s est¨¦ril todav¨ªa, en una cadena morbosa que si no se rompi¨® en pedazos fue porque el Chelsea de Tuchel dedic¨® la velada a la especulaci¨®n.
Si la directriz del United consisti¨® en reforzarse atr¨¢s con McTominay, Fred y Matic en la l¨ªnea de pivotes, el principio rector del Chelsea fue atacar con el menor n¨²mero de jugadores posible y conducir las operaciones por afuera, con Marcos Alonso y Reece como protagonistas fundamentales. El plan result¨® tan pobre que hasta la temblorosa defensa del United, reformada tras las bajas de Varane y Maguire, alcanz¨® el descanso sin conceder m¨¢s disparo a puerta que un tiro de Rudiger desde fuera del ¨¢rea. Lo desvi¨® De Gea al larguero.
Dominio mon¨®tono
El Chelsea se hab¨ªa acomodado en su dominio mon¨®tono cuando se produjo el accidente. Hubo un saque de esquina en campo del United, la pelota bot¨® en el ¨¢rea, y Bruno Fernandes la despej¨® con fuerza, sin sentido aparente, lo m¨¢s lejos que pudo. Result¨® una pelota de gol cuando cay¨® del cielo sobre la cabeza de Jorginho, el hombre de cierre, que no consigui¨® dominarla. Se le fue largo el control y Jadon Sancho, que le persigui¨® como un sabueso, se llev¨® la presa. Mano a mano con Mendy, hizo el 0-1 y sac¨® a Tuchel de su sill¨®n. Ahora los entrenadores no se sientan en banquillos. Eso fue antes de los contratos con Sky.
Amarillento y enjuto bajo su gorro de pescador de altura en la noche helada, Tuchel quiso cambiar de marcha. Pero cuando los b¨®lidos van lanzados hay volantazos que no surten efecto. El Chelsea insisti¨® por la v¨ªa directa del pase largo, de los cambios de orientaci¨®n, de las carreras por banda y los centros a granel. No provoc¨® m¨¢s da?o que el derivado del penalti que le pitaron a Wan-Bissaka por golpear a Thiago Silva a la salida de un c¨®rner.
El partido trabado por los ingenios t¨¢cticos del intervencionismo de los entrenadores se igual¨® a dos goles en el espacio incierto que abren los tiros de c¨®rner. Jorginho se dirimi¨® de su error en el 0-1 metiendo el 1-1 desde el tiro de penalti.
Cristiano hab¨ªa entrado por Sancho en el minuto 64, justo antes del empate. Su ingreso en el partido, como el de Lukaku en el minuto 82, espes¨® la mezcla pero no aliger¨® el juego, m¨¢s emotivo que agradable, m¨¢s incierto que bien llevado. Prosigui¨® el dominio aparente del Chelsea hasta el final, traducido en 24 tiros contra tres, 15 c¨®rners contra dos. M¨¢s ruido que decisiones acertadas al cabo de una jornada que estimula al Liverpool y al City m¨¢s que a nadie.
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