Un Madrid feliz
El equipo de Ancelotti resiste de entrada ante la valiente puesta en escena del Inter y acaba sometiendo a su rival con goles de Kroos y Asensio que le dan el liderato del grupo rumbo a octavos (2-0)
Hay algo de taurino en este Madrid de Carlo Ancelotti. Un equipo con mand¨ªbula cuando se ve ante un morlaco (Inter) y con temple para dar con la estocada oportuna. Tal ocurri¨® ante el Inter, que comenz¨® vivificante, no supo explicarse c¨®mo narices hab¨ªa encajado un gol cuando era el gobernante de la noche y acab¨® afeitado. El Madrid, que cambia de traje mil veces a lo largo de un partido, sell¨® el objetivo: un primer puesto que le puede evitar a un cruce m¨¢s crudo en el sorteo de octavos del pr¨®ximo lunes. Y certific¨® la se...
Hay algo de taurino en este Madrid de Carlo Ancelotti. Un equipo con mand¨ªbula cuando se ve ante un morlaco (Inter) y con temple para dar con la estocada oportuna. Tal ocurri¨® ante el Inter, que comenz¨® vivificante, no supo explicarse c¨®mo narices hab¨ªa encajado un gol cuando era el gobernante de la noche y acab¨® afeitado. El Madrid, que cambia de traje mil veces a lo largo de un partido, sell¨® el objetivo: un primer puesto que le puede evitar a un cruce m¨¢s crudo en el sorteo de octavos del pr¨®ximo lunes. Y certific¨® la sensaci¨®n de que este Real tiene mucho cuajo. Incluso sin Benzema; incluso sin el Vinicius m¨¢s celestial. Seg¨²n lo que toque, de desencriptar o encriptar el encuentro ya se encargan ilustrados como Kroos y Modric. Los Kroos y Modric de ayer, hoy y ma?ana.
Hasta el intermedio, nadie estuvo m¨¢s cerca del ¨¢rea rival que el Inter. Pero nadie estuvo m¨¢s cerca del gol que el Real Madrid. Gui?os del f¨²tbol, tan inopinado y contradictorio en tantas y tantas ocasiones.
Mucho, mucho, habr¨ªa que rastrear para subrayar a un equipo italiano tan bizarro como el Inter que se present¨® de entrada en Chamart¨ªn. Un conjunto descamisado, con laterales como extremos, con centrales anclados en el medio campo y cara a cara con los tres atacantes locales. Un equipo, el Inter, dispuesto a colonizar la pelota y el rancho de Courtois. As¨ª fue. Juega que juega, remata que remata pero sin dar con el portero belga. El Madrid, en las cuerdas, a refugio. Es un equipo capaz de adaptarse a los registros que se le presenten. Le toc¨® asumir el papel de resistente y se encomend¨® a Milit?o y su tropa. Pero no hay equipo m¨¢s imprevisible y embustero. Un Madrid de instantes, al que le importa un bledo verse encapotado. Es cl¨ªnico como pocos. Vean si no.
Envarado el Real, la meta de Handanovic le quedaba a muchas cuadras. Apenas una aventura de Vinicius y nada m¨¢s hasta que Kroos se plant¨® al borde del ¨¢rea, arm¨® la zurda y estacazo. El Inter, perplejo. El Madrid, a lo suyo. A ser este Madrid camale¨®nico que no siempre es lo que parece. Un Real que llega al gol por atajos que no est¨¢n a la vista, un Real que desmiente cualquier gui¨®n.
Dumfries y Perisic percut¨ªan y percut¨ªan sin cesar. Brozovic tiraba de comp¨¢s y Dzeko y Lautaro cargaban en el per¨ªmetro de Courtois, que no necesit¨® hacer una parada exigente, pero s¨ª estar en permanente alerta. Cada empe?o del Inter conclu¨ªa en un pelotazo contra alg¨²n jugador blanco. Nada que ver con la punter¨ªa de Kroos.
Aislados del juego, Vinicius, Jovic y Rodrygo no ten¨ªan carrete. Pero en este equipo de periquetes a cualquiera le vale un segundo para dejar huella. A Jovic ¡ªmuy correcto en su condici¨®n natural de ariete, con sentido del desmarque y de gatillo f¨¢cil¡ª se le fue por una falange un mano a mano con Handanovic. Y Rodrygo sacudi¨® el poste izquierdo del capit¨¢n interista. Sin la pelota como bot¨ªn y sin hilo, pero al cierre del primer acto el gol y el pregol hab¨ªan sido asuntos madridistas. El Inter, boquiabierto. El Madrid, otro d¨ªa en la oficina.
Rendici¨®n aparente
En la tregua sorprendi¨® Simone Inzaghi con el relevo de Dumfries. Y m¨¢s se debieron pasmar sus chicos, porque el segundo periodo fue otro. El Inter ya no fue aquel Inter invasor y decidido. Perdi¨® voltaje. Y el Madrid ya no fue el Madrid de la sala de espera. Jovic y Vinicius ya estiraban al equipo y daban la lata a Handanovic.
Cada vez m¨¢s c¨®modo el Real, llegada la hora pareci¨® que Inzaghi dijo basta y a otra cosa: la Serie A. Retir¨® simult¨¢neamente al espinazo interista, Brozovic, Dzeko y ?alhanoglu. Dio pista a futbolistas de vuelta como los exbarcelonistas Arturo Vidal y Alexis S¨¢nchez. Jugadores que han perdido colmillo, justo lo que rebaj¨® al Inter en el segundo tramo. M¨¢xime cuando una chiquillada de Barella ¡ªun enrabietado pu?etazo a una pierna de Milit?o¡ª le conden¨® a la expulsi¨®n.
Del primer Madrid, por lo visto artificialmente sometido, al ¨²ltimo Madrid, en el que todo fueron bienaventuranzas. Se fue Jovic con el agrado de las tribunas. La gente se puso en pie para despedir a Vinicius, ya bandera madridista, y estuvo expectante ante la vuelta de Hazard y la cuerda que dio Ancelotti, sutil para manejar el cesto, a Mariano. Y, por supuesto, aplaudi¨® con estruendo el golazo de Asensio. Su especialidad: el zurdazo combado desde la esquina del ¨¢rea que revienta la escuadra m¨¢s alejada. Muchos brindis para un Madrid feliz, lanzado, en la Liga y en la Copa de Europa.
Puedes seguir a EL PA?S DEPORTES en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.