Xavi y sus imprescindibles desconocidos
El destino pr¨®ximo del Bar?a, y qui¨¦n sabe si su futuro, depender¨¢ en gran medida de unos j¨®venes que responden con una entereza insospechada en un momento cr¨ªtico
Un grupo de j¨®venes, alguno de ellos sin edad para conducir, ha acudido al rescate del Bar?a, un club que decidi¨® morir de ¨¦xito. Olvid¨® los principios b¨¢sicos del f¨²tbol ¡ªbuena gesti¨®n, firmeza en las convicciones y sentido de la realidad¡ª para embarcarse en un delirante proceso de autodestrucci¨®n. Un Titanic en toda regla. Como tantas veces ha ocurrido, cuando ya no hay suelo capaz de contener la ca¨ªda, la soluci¨®n reside dentro del organismo. Son sus j¨®venes futbolistas, desconocidos hasta hace cuatro d¨ªas, los que enarbolan la bandera del equipo, transmiten esperanza y contagian entusiasmo...
Un grupo de j¨®venes, alguno de ellos sin edad para conducir, ha acudido al rescate del Bar?a, un club que decidi¨® morir de ¨¦xito. Olvid¨® los principios b¨¢sicos del f¨²tbol ¡ªbuena gesti¨®n, firmeza en las convicciones y sentido de la realidad¡ª para embarcarse en un delirante proceso de autodestrucci¨®n. Un Titanic en toda regla. Como tantas veces ha ocurrido, cuando ya no hay suelo capaz de contener la ca¨ªda, la soluci¨®n reside dentro del organismo. Son sus j¨®venes futbolistas, desconocidos hasta hace cuatro d¨ªas, los que enarbolan la bandera del equipo, transmiten esperanza y contagian entusiasmo a una deca¨ªda hinchada.
Nadie reparar¨ªa en una victoria del Bar?a sobre el Elche. Es el resultado m¨¢s natural del mundo, pero en esta ocasi¨®n el encuentro describi¨® otra historia. M¨¢s que un partido fue una par¨¢bola moral. La desnuda realidad del club se apreci¨® en un estadio medio lleno, desprovisto de turistas en las gradas y de estrellas en el campo. Era un Bar?a b¨¢sico, dirigido por un entrenador que 30 a?os atr¨¢s viajaba cada d¨ªa en el tren Tarrasa-Barcelona para perseguir sus sue?os de futbolista.
Alg¨²n d¨ªa se medir¨¢ el alcance de Xavi como entrenador. De eso se encargar¨¢ el futuro. Sabemos lo que signific¨® como jugador. Se espera de ¨¦l una sabidur¨ªa comparable en el banquillo, proyecci¨®n infrecuente en el f¨²tbol. Se recuerda a los pocos que resolvieron la ecuaci¨®n ¡ªCruyff y Guardiola son dos ejemplos de libro¡ª, pero la mayor¨ªa suelen perderse en el tr¨¢nsito. Mientras Xavi comienza su trayectoria, de algo no hay duda: su exhaustivo conocimiento de las complejidades del Bar?a, acentuadas en estos momentos por una crisis galopante.
Xavi dijo m¨¢s como patr¨®n que como entrenador en el partido con el Elche. S¨ª, el Bar?a jug¨® un 3-4-3 y se detectaron algunas innovaciones, como la posici¨®n de Jordi Alba, convertido en una especie de falso 10, a la manera de Jo?o Cancelo en el Manchester City. Esas cuestiones t¨¢cticas, sin embargo, importan poco en comparaci¨®n con la radical revoluci¨®n que ha emprendido en el equipo.
Partido fundacional
Un grupo de cr¨ªos, varios de ellos sin un minuto de experiencia en Primera Divisi¨®n antes de comenzar la temporada, convirti¨® el partido contra el Elche en un acta fundacional. Qued¨® claro que el destino pr¨®ximo del Bar?a, y qui¨¦n sabe si su futuro, depender¨¢ en gran medida de unos j¨®venes que responden con una entereza insospechada en un momento cr¨ªtico, la que ha faltado en jugadores adquiridos a precio de oro. Su decepcionante rendimiento es la met¨¢fora de un periodo lamentable del club.
A Xavi le corresponde el m¨¦rito de alinearlos y el coraje de hacerlo en las peores circunstancias. Lo que impresiona es la respuesta de los j¨®venes. Unos, caso de Gavi y Nico Gonz¨¢lez, est¨¢n curtidos en los juveniles del Bar?a. Otros, como Abde y Ferr¨¢n Jutlg¨¤, acaban de llegar. A los ojos de los aficionados, los desconocidos de ayer son los imprescindibles de hoy.
No han necesitado uno o dos a?os de aprendizaje, ni una gradual responsabilidad en el equipo. Su inmersi¨®n ha sido salvaje, sin flotador. Pocas veces se ha visto una respuesta tan instant¨¢nea. No han tardado un minuto en demostrar que juegan bien, o de maravilla en el caso de Gavi y Nico Gonz¨¢lez, y han tardado menos en comprender el gigantesco desaf¨ªo que se les exige.
Todos ellos juegan como si cada minuto fuera el ¨²ltimo de su partido, con un compromiso feroz. No dejan un resquicio al postureo o a las excusas de juventud. Son poco m¨¢s que adolescentes, pero su juego y su comportamiento es la expresi¨®n m¨¢s adulta que se pueda exigir de un futbolista. Est¨¢n decididos a soportar una responsabilidad hist¨®rica. Harta de frustraciones, a la hinchada le parece de perlas.
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