Anfield rompe el candado del Villarreal
El juego en¨¦rgico del Liverpool doblega la resistencia defensiva de Emery y el conjunto de Klopp toma ventaja con dos goles en dos minutos
El candado del Villarreal revent¨® en Anfield. Despu¨¦s de lucir hierro en Tur¨ªn y en M¨²nich, y tras resistir casi una hora en Liverpool, cuando los nervios parec¨ªan traicionar al equipo local al cabo de un asedio vehemente pero est¨¦ril, una jugada accidental, un centro de Henderson que rebot¨® en Estupi?¨¢n y se meti¨® en la porter¨ªa de Rulli, destroz¨® la fortaleza que hab¨ªa construido Emery durante meses de pacientes inyecciones de hormig¨®n. El gol de Man¨¦, a los dos minutos del primer mazazo, sell¨® un resultado que pudo profundizar la penuria del equipo espa?ol, abocado a remontar la eliminatori...
El candado del Villarreal revent¨® en Anfield. Despu¨¦s de lucir hierro en Tur¨ªn y en M¨²nich, y tras resistir casi una hora en Liverpool, cuando los nervios parec¨ªan traicionar al equipo local al cabo de un asedio vehemente pero est¨¦ril, una jugada accidental, un centro de Henderson que rebot¨® en Estupi?¨¢n y se meti¨® en la porter¨ªa de Rulli, destroz¨® la fortaleza que hab¨ªa construido Emery durante meses de pacientes inyecciones de hormig¨®n. El gol de Man¨¦, a los dos minutos del primer mazazo, sell¨® un resultado que pudo profundizar la penuria del equipo espa?ol, abocado a remontar la eliminatoria en La Cer¨¢mica, el martes que viene.
El sorteo de campo determin¨® que el Liverpool atacar¨ªa la porter¨ªa de The Kop. La cuota de la emotividad impuls¨® al equipo local en el momento que se presentaba como el m¨¢s delicado del partido y, posiblemente, de la eliminatoria. Sobre plano, la suerte del cruce depender¨ªa en gran medida de la finura que demostrase el Liverpool en la primera media hora de carga. Si en esos primeros minutos la presi¨®n no alcanzaba su m¨¢xima expresi¨®n de eficiencia y los jugadores no eran capaces de circular la pelota a la velocidad necesaria para abrir una brecha en el blindaje que soldaban Albiol y Pau Torres, el tiempo comenzar¨ªa a operar en contra del equipo de Klopp.
El v¨ªdeo de los goles y el resumen del partido
Obligado a movilizar a sus tres volantes para fabricar tiempo y espacio donde no lo hab¨ªa, el Liverpool descubri¨® pronto que se atascaba. El necesario vaiv¨¦n constante de apoyos y pases para que la pelota girase entre los dos ejes de su mediocampo acababa frecuentemente interrumpido por las acciones de sabotaje del rival. Los jugadores se desplazaban fren¨¦ticos, pero el bal¨®n no rodaba ni veloz ni por las zonas que m¨¢s incomodaban a la defensa visitante, acoplada en dos l¨ªneas de cuatro a las que auxiliaban Chukwueze y Danjuma. Frente a tanto repliegue se impon¨ªa el ingenio y la calma para pensar y pasar, pero esto no caracteriza al Liverpool. Alguien dijo que Alexander Arnold juega como si la casa de su vecino estuviera incendi¨¢ndose. Esa actividad desesperada, que a veces es su gran poder, se vuelve en su contra. El lateral derecho simboliza el esp¨ªritu batallador de este equipo magn¨ªfico que no destaca por la imaginaci¨®n ni la claridad de los futbolistas que act¨²an por detr¨¢s de la l¨ªnea de atacantes. Henderson y Fabinho no rompieron este molde en el comienzo del partido, y como Robertson en el lateral izquierdo no pasa por su mejor momento, toda la gesti¨®n del juego recay¨® en Thiago.
El volante espa?ol dirigi¨® al Liverpool con el tiral¨ªneas que tiene en los pies sin alejarse de las inmediaciones de sus centrales. Fuera del estruendo de las trincheras visitantes, Thiago movi¨® a sus compa?eros con precisi¨®n pero sin la suficiente velocidad para desgastar al pelot¨®n que coordinaba Parejo en el medio. Volcado en campo contrario, el Liverpool domin¨® sin profundidad. Arreciaron los centros sin sentido. Dos tiros desde fuera del ¨¢rea de Luis D¨ªaz y un disparo a la cruceta de Thiago, tambi¨¦n desde fuera del ¨¢rea, fueron la ¨²nica producci¨®n ofensiva, con un ramillete de c¨®rners que inflamaron a la tribuna pero no derivaron en paradas de Rulli.
Siguiendo la l¨ªnea conservadora que le llev¨® a estas semifinales, Emery seleccion¨® a los titulares mirando reforzar cualidades atl¨¦ticas y disciplinarias en perjuicio de claridad y capacidad de sorpresa. Estupi?¨¢n por Pedraza y Coquelin por Trigueros fue una apuesta t¨ªpica de este proceso. La consecuencia, sumada a la baja de Gerard Moreno, fue la p¨¦rdida de referencias para salir de la presi¨®n del Liverpool. Esto sucedi¨® en numerosas ocasiones porque el Liverpool tuvo dificultades para emparejar marcadores con la l¨ªnea de medios oponentes y el Villarreal, gracias a la superioridad que hac¨ªa con su cuarto centrocampista frente a los tres del rival, siempre goz¨® de una puerta abierta. Una v¨ªa que no aprovech¨® por la falta de serenidad de sus volantes, demasiado alterados para descubrir soluciones.
El partido discurr¨ªa por un desierto y el Villarreal comenzaba a solidificar su defensa a costa de la falta de finura del Liverpool, cuando en la segunda mitad se produjo la clase de accidente a la que se exponen los equipos que resuelven vivir encerrados. Vivir sin bal¨®n es abrazar un poco m¨¢s la parte azarosa del f¨²tbol. Las fuerzas aleatorias que se pusieron en marcha pasado el minuto 50, cuando Henderson colg¨® el en¨¦simo bal¨®n a la olla de la noche. La pelota toc¨® en Estupi?¨¢n y se desvi¨® a la porter¨ªa, entre los guantes de Rulli y el travesa?o. El 1-0, m¨¢s casual que consecuencia de una acci¨®n premeditada, levant¨® de sus asientos a la multitud, que comenzaba a inquietarse, y desconcert¨® a los resistentes. Apenas transcurrieron otros dos minutos cuando Salah le tir¨® un ca?o a Pau Torres y el bal¨®n se fren¨® en el punto exacto al que Rulli no llegaba pero s¨ª Man¨¦. El senegal¨¦s atac¨® el espacio como un rayo y defini¨® con categor¨ªa antes de celebrar con la calma de un monje.
Forzado por la calamidad, Emery intent¨® transformar el perfil de su equipo sobre la marcha. Cambi¨® a Estupi?¨¢n, Coquelin y Parejo, y dio entrada a Pedraza, Aurier y a Trigueros. Pero con los partidos lanzados estos cambios rara vez alteran las sinergias de meses de concienciaci¨®n y adiestramiento. El Villarreal procur¨® convertirse en aquello que ya no pod¨ªa ser porque para lograrlo deb¨ªa contradecir el c¨®digo de sus ¨¦xitos recientes. Los minutos le pesaron como rocas sin que el relevo de jugadores, por m¨¢s capacitados que estuvieran, lograra salir del encierro. Un solo tiro fue todo lo que ofrecieron en 90 minutos y ni siquiera atin¨® entre los tres palos que defend¨ªa Alisson, portero victorioso y ocioso en la noche que fundi¨® el catenaccio que m¨¢s asombr¨® a Europa esta temporada.
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