Nilofar Bayat, la baloncestista afgana que huy¨® de los talibanes: ¡°Para ellos las mujeres no somos seres humanos¡±
La deportista habla sobre su nueva vida, en Bilbao, mientras denuncia la p¨¦rdida de los derechos b¨¢sicos de sus compatriotas
Nilofar Bayat ten¨ªa dos a?os cuando un cohete del r¨¦gimen talib¨¢n alcanz¨® la casa de su familia en Kabul. Uno de sus hermanos muri¨®. A ella la explosi¨®n le caus¨® un da?o irreparable en la m¨¦dula espinal que redujo para siempre su movilidad. Hoy, a los 29, las secuelas del horror acompa?an tanto sus pasos como sus palabras. ¡°Para los talibanes las mujeres no somos seres humanos¡±, cuenta Nilofar en Madrid, donde recibi¨® este martes el Premio Optimistas Comprometidos de la revista Anoche tuve un sue?o.
El camino ha sido largo. En agosto, cuando el terror tom¨® el control en Afganist¨¢...
Nilofar Bayat ten¨ªa dos a?os cuando un cohete del r¨¦gimen talib¨¢n alcanz¨® la casa de su familia en Kabul. Uno de sus hermanos muri¨®. A ella la explosi¨®n le caus¨® un da?o irreparable en la m¨¦dula espinal que redujo para siempre su movilidad. Hoy, a los 29, las secuelas del horror acompa?an tanto sus pasos como sus palabras. ¡°Para los talibanes las mujeres no somos seres humanos¡±, cuenta Nilofar en Madrid, donde recibi¨® este martes el Premio Optimistas Comprometidos de la revista Anoche tuve un sue?o.
El camino ha sido largo. En agosto, cuando el terror tom¨® el control en Afganist¨¢n, Nilofar y su marido, Ramish, pasaron dos d¨ªas en el aeropuerto de Kabul antes de escapar en un avi¨®n militar espa?ol rumbo a Bilbao. Volaron con las manos vac¨ªas despu¨¦s de perder el equipaje. Sin comida, apenas un poco de agua caliente, sin una baldosa donde dormir y con el gatillo talib¨¢n amenazando con la muerte, salir del aeropuerto fue volver a nacer. Atr¨¢s quedaba su familia y su vida, la de la capitana de la selecci¨®n afgana de baloncesto en silla de ruedas, estudiante de Derecho y miembro del Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja. Como futuro, un interrogante. Ante ese interrogante que era su futuro, el club Bidaideak Bilbao BSR le abri¨® las puertas, una peque?a luz de esperanza.
¡°Mi vida es mucho mejor ahora. Me siento segura y bien¡±, explica Nilofar, ¡°pero siempre hablo de Afganist¨¢n y echo mucho de menos a mi pa¨ªs y a mi gente. Las mujeres est¨¢n encarceladas en casa, no tienen acceso a sus derechos b¨¢sicos y no se les permite realizar ning¨²n tipo de actividad. Ya no forman parte de la sociedad, no tienen acceso a la educaci¨®n, la salud, el deporte, el trabajo, los viajes y todos los derechos b¨¢sicos. Los talibanes no aceptan a las mujeres como seres humanos y se comportan como si ya no existi¨¦ramos. Nunca nos aceptar¨¢n¡±.
Los primeros meses en Bilbao se despertaba diciendo a su marido que deb¨ªan volver, estar con los suyos, resistir juntos. Con el tiempo, intenta ¡°una vida normal¡±, aunque su cabeza y su coraz¨®n siguen en Afganist¨¢n. Apenas habla espa?ol, aunque cuando puede acude a alguna clase, participa en charlas en colegios y centros sociales, y hace dos meses ya recibi¨® la documentaci¨®n que le permitir¨¢ la pr¨®xima temporada jugar oficialmente con el Bidaideak. Mientras, es una m¨¢s en los entrenamientos y est¨¢ muy involucrada en el equipo. Despu¨¦s de unos meses viviendo con otros ciudadanos afganos en un piso gracias a la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR), Nilofar y Ramish viven solos y esperan que los padres y hermanos de ella consigan el visado para llegar a Espa?a desde Pakist¨¢n, donde huyeron. ¡°Nadie est¨¢ seguro en Afganist¨¢n¡±, contin¨²a su relato. ¡°Mis amigos y compa?eros de equipo no tienen trabajo ni ingresos, ni pueden ir a la universidad, viven en una situaci¨®n horrible. A las mujeres no se les permite salir de casa solas y ahora es obligatorio llevar el burka, cubrirse todo el cuerpo y la cara¡±.
Son las dos vidas de Nilofar. En Espa?a una sociedad se le abre, pero le inunda la pena por el sufrimiento en su pa¨ªs. Para ayudar a los suyos ha creado la asociaci¨®n Free Women for Afghanistan. ¡°La mayor parte del tiempo tengo pesadillas con ese horror. Todav¨ªa recuerdo el momento en que los talibanes llegaron a Kabul y tomaron el control. Vi c¨®mo destruyeron mi pa¨ªs, mi futuro y mi vida. No puedo dormir f¨¢cilmente. Alg¨²n d¨ªa me gustar¨ªa volver. Mi pa¨ªs es mi identidad. Estoy orgullosa de ser afgana y amo a mi pueblo. S¨¦ que cuando la gente oye hablar de Afganist¨¢n lo primero que piensa es que es un pa¨ªs pobre, pero es un pa¨ªs rico en cultura, tiene belleza natural, gente amable y mujeres fuertes y con talento, y uno de los ejemplos soy yo. Solo espero que no nos dejen solos¡±.
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