Escuchar al cuerpo
?Hasta qu¨¦ punto le vale la pena a un deportista hipotecar su f¨ªsico? La lesi¨®n cr¨®nica de Rafael Nadal nos recuerda que, en el tramo final de una carrera profesional, muchos se hacen esa pregunta
El deporte profesional tiene una dureza extrema. Para llegar a ser atleta de ¨¦lite el camino es muy largo, con una cantidad de sacrificios enorme camino de nuestros sue?os.
La exigencia mental a la que est¨¢n sometidos los deportistas es enorme, con un estilo de vida en el que cada detalle cuenta. A nivel f¨ªsico, el cuerpo tiene que acompa?arnos, cargado de lesiones como peaje. En ese equilibrio afrontan las virtudes y el talento.
En el trabajo diario uno se da cuenta de la dific...
El deporte profesional tiene una dureza extrema. Para llegar a ser atleta de ¨¦lite el camino es muy largo, con una cantidad de sacrificios enorme camino de nuestros sue?os.
La exigencia mental a la que est¨¢n sometidos los deportistas es enorme, con un estilo de vida en el que cada detalle cuenta. A nivel f¨ªsico, el cuerpo tiene que acompa?arnos, cargado de lesiones como peaje. En ese equilibrio afrontan las virtudes y el talento.
En el trabajo diario uno se da cuenta de la dificultad. En los entrenamientos y en las competiciones el cuerpo se lleva al l¨ªmite, aceptando las molestias y los dolores como un compa?ero de viaje. En ciertos niveles, nadie tiene el cuerpo intacto camino de sus objetivos.
Tener molestias es algo habitual, pero algo diferente son los dolores y las lesiones cr¨®nicas. El deportista es consciente de las veces que puede forzar sin que sus molestias se agraven. Sin embargo, tambi¨¦n existe el miedo a tener una lesi¨®n de larga duraci¨®n por no dar al cuerpo el descanso necesario. Ah¨ª, la mente suele frenarse en seco.
En la b¨²squeda de la excelencia, nuestro cuerpo es el veh¨ªculo. Las lesiones forman parte del deporte, algo que tiene claro todo atleta, pero tambi¨¦n hay ciertos l¨ªmites. Cuando una lesi¨®n te impide ejercer el d¨ªa a d¨ªa con normalidad, estamos ante una preocupaci¨®n.
Ejemplos como Pau Gasol y Rafael Nadal, limitados por lesiones cr¨®nicas en el pie, el caso de Marc M¨¢rquez con el brazo o la gimnasta Samantha Cerio con sus rodillas, que tuvo que dejar para siempre su profesi¨®n, son casos conocidos que se vienen a la mente.
La vida m¨¢s all¨¢ de la victoria
Detr¨¢s de cada ¨¦xito hay un pulso contra el cuerpo, un castigo diario en busca de la mejora. El precio que a veces se paga en el deporte es enorme, condicionando la vida diaria m¨¢s all¨¢ de la competici¨®n. Los problemas llegan cuando el atleta piensa en el d¨ªa de ma?ana, impedido para disfrutar en su ¨¢mbito personal en un futuro.
La vida va mucho m¨¢s all¨¢ de una victoria. La felicidad est¨¢ por encima de cualquier t¨ªtulo y ese es un pulso que siempre persigue a los deportistas. Con el cuerpo al l¨ªmite, el dolor soportado y forzado nos lleva a un dilema: hasta qu¨¦ punto merece la pena hipotecar el f¨ªsico para cuando la carrera deportiva haya terminado.
?Habr¨¢ valido la pena el esfuerzo? Es una pregunta que nos solemos hacer. Seguramente s¨ª, pero este pensamiento ocupa la mente cuando llegan las lesiones y es complicado contrarrestarlo.
Escuchar al cuerpo es tan importante como cualquier mejora. Dej¨¢ndose la piel hasta el ¨²ltimo momento, el atleta nunca olvida su faceta como persona. Y esto merece una visibilidad en la competici¨®n profesional.
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