De ultra a presidente del Hertha de Berl¨ªn
Kay Bernstein, que fue expulsado del estadio en tres ocasiones por mal comportamiento, es escogido en las urnas como el nuevo m¨¢ximo dirigente del club alem¨¢n
Los miembros que hab¨ªa en las primeras filas de la sala de reuniones del Olympiastadion se levantaron al un¨ªsono y alzaron los brazos para gritar lo que ya es el saludo de los hinchas, tambi¨¦n el grito de guerra de la hinchada para animar a su equipo. ¡°?Ha, ho, he, Hertha!¡±, entonaron con fuerza. Como si estuvieran en la curva del estadio, como si fuera d¨ªa de partido. La tonadilla se extendi¨® por el recinto y Kay Bernstein, de 41 a?os, la tom¨® como propia como tantas otras veces hab¨ªa hecho, pues era un reconocido ultra del equipo. Ahora, sin embargo, es el presidente del ...
Los miembros que hab¨ªa en las primeras filas de la sala de reuniones del Olympiastadion se levantaron al un¨ªsono y alzaron los brazos para gritar lo que ya es el saludo de los hinchas, tambi¨¦n el grito de guerra de la hinchada para animar a su equipo. ¡°?Ha, ho, he, Hertha!¡±, entonaron con fuerza. Como si estuvieran en la curva del estadio, como si fuera d¨ªa de partido. La tonadilla se extendi¨® por el recinto y Kay Bernstein, de 41 a?os, la tom¨® como propia como tantas otras veces hab¨ªa hecho, pues era un reconocido ultra del equipo. Ahora, sin embargo, es el presidente del Hertha de Berl¨ªn, escogido en las urnas al llevarse 1.670 votos de los 3.016 emitidos. Mayor¨ªa absoluta y victoria sobre el constructor Marvin Brumme (26 votos) y el presidente de Foxes de balonmano, Frank Steffel (1.280).
Bernstein, que naci¨® en Marienberg en 1980 y que lleg¨® a Berl¨ªn junto a su familia ocho a?os m¨¢s tarde, pis¨® por primera vez el Olympiastadion en 1994. Pronto se acerc¨® a la curva de animaci¨®n y se enrol¨® con el grupo ultra Harlquins ¡®98 para acabar siendo uno de los miembros destacados, pues durante a?os llevaba el meg¨¢fono para animar el cotarro. Pero tambi¨¦n las refriegas, porque fue expulsado del estadio hasta en tres ocasiones y en una de ellas fue retenido por la polic¨ªa porque se le consider¨® el instigador de tirar objetos al campo que acabaron por herir a un trabajador. ¡°Como hincha fui activo, me organic¨¦ a nivel nacional y trabaj¨¦ para nuestra curva durante ocho a?os, lo di todo por el Hertha¡±, explic¨® el ahora empresario con una compa?¨ªa de comunicaciones y otra de construcci¨®n (estudi¨® mec¨¢nica industrial), casado y con una hija, con un Porsche al volante.
No son las mejores ¨¦pocas del club berlin¨¦s, equipo de la capital que no pasa de ascensor en la Bundesliga en la ¨²ltima d¨¦cada. Aunque tiene her¨¢ldica porque conquist¨® la liga alemana en 1930 y 1931, y la Copa de la Liga en 2001 y 2002, nunca ha celebrado nada en Europa. Pero Bernstein siempre tuvo al Hertha en el coraz¨®n, tal y como explican sus oficinas de Neuk?lln, pues al entrar en el edificio se aprecia el gran oso de Berl¨ªn pintado en la pared. Encima, en letras rojas: Berliner Original. Y un piso m¨¢s arriba, se ve serigrafiado el a?o de la fundaci¨®n del club (1892) y una gran bandera azul y blanca.
Ahora, en cualquier caso, se sentar¨¢ en la silla presidencial del estadio porque sucede a Werner Gegenbauer, quien renunci¨® a fines de mayo tras 14 a?os en el cargo, despu¨¦s de los sinsabores de la ¨²ltima temporada, salvado el equipo en el duelo de vuelta de la repesca tras vencer al Hamburgo. ¡°Gracias por su confianza. Gracias por su responsabilidad. Nuestro Hertha est¨¢ en cuidados intensivos, pero podemos curarlo desde dentro. Eso solo funciona en conjunto. Cada uno de vosotros puede ayudar para que recuperemos nuestra alma blanquiazul. Gracias. Y ?Ha, ho, he, Hertha!¡±, cerr¨® el ultra que pasar¨¢ a llevar traje y corbata en el palco, aunque siempre con el escudo del Hertha en el pecho.
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