Hugo Houle vence en Foix en la primera etapa del Tour de Francia en los Pirineos
Vingegaard, maillot amarillo, salva el primer envite de la ¨²ltima semana de carrera y entra a meta junto a Pogacar, que lo volver¨¢ a intentar en Peyragudes
Si el asfalto fuera el Ari¨¨ge tumultuoso que les refresca al llegar a Foix, Hugo Houle se deslizar¨ªa sin esfuerzo por sus aguas, como el pato que flota feliz entre las piedras de un salto de agua y se abandona en la corriente que le lleva. Pero Houle no flota, tampoco parece importarle no tener plumas ni alas. Es ciclista.
El Tour es una apisonadora. Los ciclistas son su sombra hundida en el asfalto ardiente, aplastados, aunque se ilusionan pensando que son tan fuertes, que su pedalada es tan dura que hiere el suelo. Es la ilusi¨®n que enga?a a todos los atletas, la que desprecia Houle, ...
Si el asfalto fuera el Ari¨¨ge tumultuoso que les refresca al llegar a Foix, Hugo Houle se deslizar¨ªa sin esfuerzo por sus aguas, como el pato que flota feliz entre las piedras de un salto de agua y se abandona en la corriente que le lleva. Pero Houle no flota, tampoco parece importarle no tener plumas ni alas. Es ciclista.
El Tour es una apisonadora. Los ciclistas son su sombra hundida en el asfalto ardiente, aplastados, aunque se ilusionan pensando que son tan fuertes, que su pedalada es tan dura que hiere el suelo. Es la ilusi¨®n que enga?a a todos los atletas, la que desprecia Houle, que pedalea laborioso, uno de Qu¨¦bec, de 31 a?os, que nunca ha seguido la corriente, y se r¨ªe del Muro de P¨¦gu¨¨re temido, de sus pendientes imposibles a m¨¢s de 30 grados en los Pirineos. Un canadiense que de ni?o dedicaba las ma?anas de julio a ver el Tour por la tele y a echarle carreras a su hermano no le puede temer a nadie. Ni a las monta?as ni a los que le persiguen por las monta?as con las que so?aba, a los que persiguen el sue?o que le gu¨ªa desde hace 10 a?os, desde que a su hermano de juegos, el hermano peque?o, el de m¨¢s talento, , le atropellara y matara un automovilista cuando hac¨ªa footing, y le dej¨® tirado en la carretera. ¡°Alg¨²n d¨ªa ganar¨¦ una etapa del Tour por ¨¦l, me lo promet¨ª entonces¡±, dice Houle, y, despu¨¦s de ganar la etapa en Foix, solo, con tiempo para emocionarse del todo, ense?a un crucifijo que lleva colgado del cuello. ¡°Era de mi hermano¡±.
Houle llega solo, lo que intenta y no consigue Tadej Pogacar, el del coraz¨®n ligero, que tambi¨¦n se r¨ªe del miedo y ataca y ataca, y, de manera preocupante para sus ilusiones, vuelve a mostrar sus l¨ªmites. No ataca en el muro de P¨¦gu¨¨re, que iba a ser inaugurado por el Tour en el 73, pero lo impidi¨® Luis Oca?a, el dictador de aquel a?o, porque, dijo, y todos lo entendieron, su descenso era muy peligroso. Era la etapa que pasar¨ªa por los lugares de su tragedia del 71, su memoria, el col de Ment¨¦, el Portillon de su padre, Luchon. Sin P¨¦gu¨¨re, Oca?a gana la etapa y hunde a Fuente, que le desafiaba. En P¨¦gu¨¨re, donde todos le esperaban, en lo m¨¢s duro, Pogacar no se mueve. Se conforma con resistir, con aguantar el ritmo de Kuss para su Vingegaard. Solo atac¨® el esloveno en Lers, un puerto m¨¢s sencillo. Ataque y freno. Rap light. Y Vingegaard, la sombra amarilla del maillot blanco, tan f¨¢cil es todo, y de nuevo parlanch¨ªn, se divierte. ¡°Me vienen bien sus ataques. Para m¨ª, cuanto m¨¢s duro sea todo, mejor¡±.
Bajo el asfalto de Limoux, donde se forma la fuga de 29, al salir de Carcasona, encuentran enterrados de vez en cuando huesos de dinosaurios de los vi?edos de blanquette, su blanco frizzante fresco que les recuerda a los ciclistas que practican un arte primitivo, que quiz¨¢s ellos mismos puedan ser vistos como dinosaurios, al borde de la extinci¨®n. Leen noticias alarmantes. Si sigue el calentamiento de la tierra a este ritmo acelerado, dentro de 20 a?os har¨¢ tanto calor en julio que ser¨¢ imposible correr el Tour. Una glaciaci¨®n extermin¨® a los dinosaurios, otra acabar¨¢ con el ciclismo, pero no parece que tales asuntos le preocupen a Enric Mas y a su Movistar m¨¢s que la constataci¨®n, un d¨ªa m¨¢s, de que si algo puede salir mal con toda seguridad nunca va a salir bien. Tiene en la fuga a Jorgenson, otro ciclista del fr¨ªo, como Houle, de Boise, Idaho, junto a las Rocosas. Puede hasta ganar la etapa en la que Mas ha vuelto a fallar, pero se cae en el ¨²ltimo descenso. Vlasov, uno de los del territorio del mallorqu¨ªn en la general, se mete en la fuga que tiene todo el d¨ªa al Jumbo entretenido; Mas, no. ¡°Mea culpa¡±, dice el mallorqu¨ªn. ¡°Estaba encerrado cuando se form¨®¡±. Intenta luego el equipo en pleno el efecto mariposa. Mas se mueve en Lers, anticipando el ataque de los grandes. Cuando atacan los grandes, Mas se queda. La mariposa es un aleteo sin consecuencias. ¡°En P¨¦gu¨¨re tendr¨ªa que haber estado m¨¢s adelante. Las sensaciones hoy han sido m¨¢s o menos buenas, por lo dem¨¢s. Vamos a seguir intent¨¢ndolo. Ojal¨¢ tenga fuerzas¡±.
El Tour es sencillo. Dos pelean por la victoria y 10 intentan aguantar lo m¨¢s posible. No hay m¨¢s misterios. Nairo y Thomas, los m¨¢s sabios, lo saben, tienen fuerzas y lo ejecutan a la perfecci¨®n. Los dem¨¢s bailan. Mas se queda.
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