Guardiola: ¡°No reconozco a mi City, nos falta pasi¨®n y agallas¡±
Mahrez protagoniza la remontada ante el Tottenham (del 0-2 al 4-2) pero no convence a su entrenador, muy cr¨ªtico con el juego vol¨¢til de su equipo
Como un desfibrilador aplicado en el momento cr¨ªtico, Riyad Mahrez devolvi¨® el pulso al Manchester City. El extremo reanim¨® a su equipo cuando sus compa?eros marchaban entre tinieblas camino de una derrota que los habr¨ªa sepultado a ocho puntos por debajo del Arsenal y con un partido m¨¢s. Perd¨ªan 0-2 en su estadio ante el Tottenham y la Premier se les escapaba en un clima que parec¨ªa se?alar el final de una era, hasta que...
Como un desfibrilador aplicado en el momento cr¨ªtico, Riyad Mahrez devolvi¨® el pulso al Manchester City. El extremo reanim¨® a su equipo cuando sus compa?eros marchaban entre tinieblas camino de una derrota que los habr¨ªa sepultado a ocho puntos por debajo del Arsenal y con un partido m¨¢s. Perd¨ªan 0-2 en su estadio ante el Tottenham y la Premier se les escapaba en un clima que parec¨ªa se?alar el final de una era, hasta que Mahrez, que no hab¨ªa hecho nada relevante, resolvi¨® que hab¨ªa llegado la hora de actuar.
¡°No reconozco a mi equipo¡±, dijo Pep Guardiola, esforz¨¢ndose tras el partido por no dejarse llevar por la euforia fugaz del triunfo. En el an¨¢lisis del t¨¦cnico del City pes¨® menos el 4-2 final que el parcial de 0-2 conque se fue al descanso. ¡°Hemos perdido la pasi¨®n y el deseo de correr¡±, declar¨® en Sky; ¡°hemos perdido agallas. Y lo mismo sucede con nuestros hinchas. Durante 45 minutos asistieron mudos. Los quiero de vuelta. Nuestro oponente, el Arsenal, tiene fuego. No ganan la Premier desde hace dos d¨¦cadas y la quieren ya. Esa es la realidad. Aqu¨ª todo es muy confortable para nosotros, pero los rivales no nos van a esperar¡±.
El invierno hab¨ªa nublado al City. El equipo que en los ¨²ltimos d¨ªas cay¨® sucesivamente derrotado por el Southampton en Copa de la Liga y por el United en la Liga, daba s¨ªntomas de embotamiento cuando este jueves recibi¨® al Tottenham en el Etihad Stadium. Con el Arsenal escapado, la disyuntiva se?alaba consecuencias irreversibles. Una derrota cargar¨ªa tantas piedras a la espalda de los jugadores que la remontada se antojar¨ªa quim¨¦rica. La sensaci¨®n de urgencia era palpable y el juego se atascaba. Las r¨¦moras de Walker, las dificultades f¨ªsicas de D¨ªas, la molicie de De Bruyne, y una sensaci¨®n general de agotamiento, part¨ªan al equipo por la mitad y aislaban a Haaland en posiciones cada vez m¨¢s remotas.
Solo Rodri y Bernardo Silva elevaban el nivel en el contexto de apag¨®n. Pero por alguna raz¨®n desconocida, Guardiola resolvi¨® dejar en el banquillo al portugu¨¦s. A Silva le acompa?aron Foden, De Bruyne y Cancelo, todos titulares habituales, todos suplentes ante el Tottenham en una jornada que el entrenador catal¨¢n se?al¨® como el d¨ªa de la gran sacudida. Guardiola asumi¨® riesgos ins¨®litos. Cambi¨® el esquema. Removi¨® las referencias. Puso al revoltoso Rico Lewis de lateral derecho con funciones de ayudante de Rodri, situ¨® a Gundogan de enganche, a Juli¨¢n ?lvarez en la mediapunta, a Grealish y a Mahrez en los extremos, y a Haaland arriba, a lo suyo.
Guardiola les mand¨® moverse, bajar al apoyo como posesos, ir a la profundidad, desencajar las marcas rivales, ayudar en el mediocampo y volver como balas a enfrentar a Lloris. Guardiola mand¨® cosas que todos pod¨ªan hacer. La cuesti¨®n era: ?cu¨¢ntas veces? ?durante cu¨¢nto tiempo? Durante un rato, la superpoblaci¨®n de atacantes no hizo mella en el orden del equipo de Manchester. Con el correr de la primera parte, sin embargo, Mahrez y Grealish se dejaron llevar por su naturaleza aventurera y ya no cumplieron con las tareas de mantenimiento. El City perdi¨® el control del bal¨®n. Los espacios se apretaron. Antonio Conte mand¨® al Tottenham a presionar al hombre, Kane se abalanz¨® sobre Ederson y los centrales, Romero y Davies, hicieron persecuciones hasta las inmediaciones del ¨¢rea contraria. Cada rebote, cada rechace, supeditaba a las defensas a un mano a mano al borde del precipicio. Los pases de Kane descubr¨ªan grandes territorios vac¨ªos para sus compa?eros. Heung-min Son tuvo la primera ocasi¨®n, de cabeza. Fue una premonici¨®n.
A base de presionar con todo lo que ten¨ªa el Tottenham gan¨® confianza, encontr¨® su camino, y acab¨® por abrir el marcador en el minuto 44. Ederson se apresur¨® a jugar con Rodri, Bentancur lo acos¨®, el volante perdi¨® la pelota y Kulusevski la mand¨® a la red. El golpazo sumergi¨® al City en el desconcierto. Dos minutos despu¨¦s, Kane burl¨® a Stones en el curso de un largo contragolpe, su remate lo desvi¨® Ederson y al rechace acudi¨® Emerson Royal. El Tottenham se fue al descanso con el 0-2 bajo el brazo y envi¨® al City al purgatorio. Si perd¨ªa el partido y el Arsenal le ganaba al United el pr¨®ximo domingo, el liderato se le escapar¨ªa a 11 puntos. Demasiados para un equipo que oscila entre la resistencia y la depresi¨®n.
Juali¨¢n ?lvarez, luz en el caos
El City necesitaba que ocurriera algo extraordinario. Necesitaba la concurrencia de un h¨¦roe. Algo as¨ª como una metamorfosis. Lo supo la hinchada a los cinco minutos de la reanudaci¨®n. Mahrez, el inestable, el indulgente, el que desaparece, el que tantas veces pretende que todo gire a su alrededor porque ¨¦l es incapaz de pensar en los dem¨¢s, se cosi¨® la pelota al pie derecho, al izquierdo, al derecho y al izquierdo, se fue de Perisic y su centro provoc¨® el caos. En el caos se ilumin¨® Juli¨¢n ?lvarez para meter el 1-2 y elevar los kilovatios a megavatios. Inflamado por el discurso de Guardiola, por la agon¨ªa, por su propia gambeta, o por lo que fuera, Mahrez entr¨® en ¨¦xtasis. Con la colaboraci¨®n de Rodri, v¨¦rtice de todas las jugadas, asisti¨® a Haaland y dos minutos despu¨¦s del 1-2, en el marcador luci¨® el 2-2.
Deliraba el p¨²blico en las gradas cuando Rodri cambi¨® de orientaci¨®n hacia la derecha. El control de Mahrez fue tan diab¨®lico que pas¨® de llevar a Perisic mordi¨¦ndole a medio metro a ganarle dos metros de distancia. El croata cay¨® en el enga?o y el franc¨¦s se fue solo hacia el primer palo, como si oliera el miedo en la piel del portero Hugo Lloris. Su remate, sobre el cruce de Davies, se col¨® en el primer palo y el Etihad estall¨® en un clamor: el City hab¨ªa remontado. No por la v¨ªa del c¨¢lculo y la armon¨ªa, como tantas veces, sino a base de rabia, de coraje, de instinto de supervivencia. Con el Tottenham deshaci¨¦ndose, Mahrez aprovech¨® un error en la defensa para robar, anotar, liquidar el partido en el minuto 90, y devolver al City a la lucha por el campeonato.
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