Lorena Wiebes impone su autoridad en la llegada de la tercera etapa del Tour de Francia
Van de Velde, escapada durante 59 kil¨®metros, fue alcanzada por el pelot¨®n a 150 metros de la meta
Fue un perro que se llamaba Robot, el que encontr¨® la entrada a la majestuosa catedral subterr¨¢nea de Lascaux. Iba con cuatro adolescentes. Uno de ellos, Simon Coencas, pas¨® de la gloria local por el hallazgo, al anonimato en el infierno del campo de concentraci¨®n de Drancy. Era jud¨ªo. Sus padres murieron, ¨¦l sobrevivi¨® al holocausto. Falleci¨® hace dos a?os, y siempre comentaba que ¨¦l y sus amigos buscaban un tesoro, pero nunca pensaron que lo hallar¨ªan, aunque lo hicieron. En Lascaux, el que busca tesoros no siempre los encuentra. El ciclismo es tan cruel como la vida. Su reflejo.
All¨¢, cerca de las cuevas, cerradas a las visitas para evitar su degradaci¨®n, Julie Van de Velde tambi¨¦n buscaba un tesoro, que para una ciclista es ganar una etapa del Tour. Pero no lo encontr¨®. Le faltaron 150 metros, que es una distancia m¨ªnima despu¨¦s de haber recorrido 59 kil¨®metros en solitario, sin que nadie apostara por ella. Ascend¨ªan la suave colina de Andrieux cuando decidi¨® marcharse del pelot¨®n, sin que nadie del grupo se lo tomara demasiado en serio. Iban las ciclistas con posibles, planeando la llegada a la meta. Las mujeres m¨¢s r¨¢pidas del pelot¨®n viajaban a resguardo, pensando en los suyo, es decir, en esos ¨²ltimos 500 metros en los que siempre marcan la diferencia.
Pero se olvidaron de los 58 kil¨®metros previos. Tal vez ni siquiera se percataron de que Van de Velde circulaba por delante y aumentaba su ventaja. Andaba tan despistado el grupo que al coche del Fenix Deceuninck le cost¨® un mundo adelantar al pelot¨®n cuando los jueces le dieron permiso para llegar hasta su corredora. No le dejaban pasar y se comi¨® varios metros de cuneta hasta conseguir su objetivo.
Van de Velde no era ni una molestia para quienes le persegu¨ªan. Hasta que empez¨® a serlo. Consigui¨® los puntos para vestirse el mi¨¦rcoles con el jersey de la monta?a, aument¨® la diferencia hasta los dos minutos y medio, y durante un rato so?¨® con encontrar su tesoro en Lascaux, como Simon Coencas y sus amigos.
Solo el equipo DSM se empez¨® a preocupar de lo que suced¨ªa, y puso a tirar a L¨¦a Curinier, pero solo a ella, y fue suficiente durante un tiempo, pero dej¨® de serlo cuando la distancia con Van de Velde, que se hab¨ªa reducido hasta los 22 segundos, volvi¨® a aumentar hasta los 35. Entonces, ya s¨ª, con dos kil¨®metros y medio hasta la meta, los equipos que buscaban la llegada lanzada, se lo empezaron a tomar el serio. Julie todav¨ªa so?aba con su tesoro, pero a la neerlandesa Lorena Wiebes le aflor¨® su apetito de victorias, que jam¨¢s sacia, y con la inestimable colaboraci¨®n de la l¨ªder del Tour, Lotte Kopecky, dio caza a Van de Velde cuando apenas quedaban 150 metros y sum¨® un triunfo m¨¢s a su impresionante palmar¨¦s.
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