Endrick apura la Copa y da la victoria al Madrid ante la Real Sociedad
El brasile?o, orillado en la Liga, exprime sus minutos en el torneo del KO donde sum¨® su cuarto gol y roz¨® el quinto en San Sebasti¨¢n
El Real Madrid sali¨® de Anoeta con ventaja en la eliminatoria con un plan antiguo ejecutado por caras nuevas: Lunin y Endrick, un portero iluminado y un nueve sin rodeos. Dos tipos a quienes les ha quedado la Copa como refugio, y que la exprimen con entusiasmo. As¨ª aplac¨® el Madrid el empuje desaforado de la Real, picante por las bandas, indesmayable en el esfuerzo, y as¨ª se fue con una ventaja m¨ªnima rumbo a la lejana vuelta de las semifinales, all¨¢ por el 1 de abril en el Bernab¨¦u.
Fue una primera entrega vibrante y abierta desde el primer silbatazo. Anoeta abri¨® las compuertas y la segunda semifinal brot¨® con el ¨ªmpetu de la primera, el desparrame de los ocho goles de la noche antes en Montju?c. La Real Sociedad se lanz¨® a por el Madrid como si ya se estuviera consumiendo la eliminatoria, con una especie de arrojo salvaje que desconcert¨® al pelot¨®n de Ancelotti. Les apag¨® la luz con la presi¨®n arriba y no encontraban por d¨®nde avanzar ni qu¨¦ hacer con la pelota. Se les esfumaba en los pies y Barrenetxea y Take Kubo despertaron a un Lunin que no se hab¨ªa retirado las lega?as y que ya no descans¨® los ojos en toda la noche. El ucranio aguant¨® el primer tiro a bocajarro y despu¨¦s agarr¨® sobre la l¨ªnea una pelota que se le apareci¨® ah¨ª de repente despu¨¦s de un c¨®rner que pein¨® Brais M¨¦ndez en el primer palo.
El comienzo del equipo de Alguacil fue abrasador. Camavinga no ten¨ªa tiempo ni de girarse ni de escoger el destinatario correcto y Tchouameni, todo seguridad ya en cualquier puesto, opt¨® por sacarse el compromiso con dos pelotazos. Apretado contra su ¨¢rea, el Madrid empez¨® a rebajar las pulsaciones a trav¨¦s del pase. Aparecieron Ceballos y Bellingham para abrir claros en la maleza en la que se vieron de repente, y hasta Vinicius se descolgaba para encontrar espacios al otro lado.
Ancelotti transform¨® el equipo para la Copa, con ocho cambios respecto del fin de semana contra el Girona. Se quedaron en casa Courtois, que no juega el torneo, Mbapp¨¦, por una intervenci¨®n dental y Valverde, tocado y necesitado de algo de pausa. Camavinga regres¨® al once y retras¨® a Tchouameni a la defensa, lo que traslad¨® a Asencio al lateral derecho, donde sufri¨® con las acometidas de Barrenetxea, que le ganaron una amarilla temprana. Entre ese riesgo y los c¨¢nticos del p¨²blico por los que el ¨¢rbitro detuvo el partido, se qued¨® en el vestuario tras el descanso. Entr¨® Lucas V¨¢zquez y le quit¨® el brazalete a Vinicius, que solo lo llev¨® 45 minutos en su primera vez al frente de la cuadrilla.
Tambi¨¦n regresaron G¨¹ler y Endrick, despu¨¦s de muchas citas sin apenas opciones. Al turco le costaba encontrar su sitio, engancharse al juego. El brasile?o no entiende de cavilaciones. Conduce la apisonadora por encima de cualquier escenario y prende la hoguera con cualquier chispazo. Bast¨® un robo de Vinicius, que retrocedi¨® hasta sorprender a Zubimendi por la espalda y un extraordinario pase largo de Bellingham. Endrick se cruz¨® con la pelota a la espalda de la defensa, la dom¨® con la cadera mientras segu¨ªa acelerando y super¨® a Remiro con el exterior. Apura la Copa como nadie: cuatro goles ya en la competici¨®n. Y se fue con el uy del segundo: revent¨® el larguero despu¨¦s de otro control superlativo.
El golpe no rebaj¨® el empe?o de la Real, que sigui¨® insistiendo por las orillas con Take, bien contenido por Fran Garc¨ªa, y sobre todo con Barrene, que oblig¨® a Lunin a dos vuelos de postal. Primero con un tiro que se quit¨® de encima a mano cambiada. Despu¨¦s con un centro a la cabeza de Oyarzabal que el ucranio desactiv¨® con un salto de portero de balonmano, con la pierna izquierda extendida. Pura adivinaci¨®n.
El Madrid se hab¨ªa quitado de encima el abrazo asfixiante del comienzo, pero el empuje de la Real a todo trapo manten¨ªa la noche en el alambre. Vinicius y Bellingham estiraban cada vez m¨¢s a su equipo, buscando el rastro del rompehielos de Endrick, pero el partido siempre regresaba al otro lado, donde Lunin acumul¨® seis paradas.
Pese a encontrarse al principio de una semana que le va a cruzar con el Madrid, el Bar?a y el Manchester United, Alguacil no se guardaba nada: apretaba con todos los refrescos, de Becker a ?skarsson. Y as¨ª segu¨ªan apuntando sin premio al ¨¢rea de Lunin en un ida y vuelta m¨¢s descamisado, con cierto aire terminal, en el que Remiro tambi¨¦n tuvo que trabajar. Pese al intercambio de tiros, la noche solo dio premio a Endrick, motor en esta Copa del Madrid, al que ya rescat¨® contra el Celta en una situaci¨®n muy l¨ªmite.
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