Oier Lazkano da una lecci¨®n por los caminos de olivos de Ja¨¦n
El campe¨®n de Espa?a vence en solitario y le da cuarta victoria de la temporada al Movistar
Los olivareros de Ja¨¦n, que toda la vida les llamaron caminos de tierra a los senderos por los que transitan a pie, o sobre el tractor, para recolectar las aceitunas, ahora se encuentran con carteles, de color verde oliva, en los que se indica que ¡°comienza sterrato¡±, o ¡°acaba sterrato¡±, cosas de la globalizaci¨®n. Los quitar¨¢n despu¨¦s de la Cl¨¢sica ciclista que atraves¨® entre ¨¢rboles centenarios, y seguir¨¢n siendo caminos de tierra, algunos apisonados...
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Los olivareros de Ja¨¦n, que toda la vida les llamaron caminos de tierra a los senderos por los que transitan a pie, o sobre el tractor, para recolectar las aceitunas, ahora se encuentran con carteles, de color verde oliva, en los que se indica que ¡°comienza sterrato¡±, o ¡°acaba sterrato¡±, cosas de la globalizaci¨®n. Los quitar¨¢n despu¨¦s de la Cl¨¢sica ciclista que atraves¨® entre ¨¢rboles centenarios, y seguir¨¢n siendo caminos de tierra, algunos apisonados a ¨²ltima hora para que los corredores pudieran competir, y tras desechar un buen pu?ado de kil¨®metros por otros, intransitables. Qui¨¦n se lo hubiera dicho a los pioneros.
Todos esos caminos tienen nombre, y empiezan a tener, tambi¨¦n, una peque?a historia ciclista. Son denominaciones deliciosas, como la Cruz de Jaboneras, en la que Oier Lazkano, el campe¨®n de Espa?a, y el franc¨¦s Nicol¨¢s Prodhommne, se deshacen de Arrieta, su acompa?ante, agotado ya, a 56 kil¨®metros de la meta en ?beda. Es all¨ª tambi¨¦n, donde el gran favorito, Wout Van Aert, se despide de la carrera por un pinchazo, por mucho que intente cambiar r¨¢pido la rueda trasera. Hay ojos y o¨ªdos por todas partes en el pelot¨®n, y con Ayuso entero todav¨ªa con el Emirates, y el Ineos al acecho, no hay piedad con el rival ca¨ªdo. Por mucho que intenta el belga acelerar para acercarse de nuevo, siempre hay un voluntario delante para impedirlo.
A veinte segundos se queda, antes de desistir, a 30 kil¨®metros de la meta, mientras Lazkano y Prodhomme resisten delante, y los de detr¨¢s van limando segundos, aunque muy poco a poco. El ¨²ltimo tramo de tierra, eso que el mundo del ciclismo empieza a normalizar como sterrato, aunque para los jiennenses son caminos de los olivos, tambi¨¦n tiene un nombre candoroso: Virgen de la Salud. Empieza apisonado, pero se va descascarillando seg¨²n avanzan los kil¨®metros, y entonces, Prodhomme, valiente, cree percibir, tal vez en la pedalada, puede que en alg¨²n gesto, debilidad en Lazkano, como quien lee los posos de caf¨¦. Y se lanza al ataque, y el vasco responde, aunque s¨ª parece tener dificultad. Pero no la tiene, da una lecci¨®n de sangre fr¨ªa, y cuando intuye que el franc¨¦s ha gastado toda la gasolina, es ¨¦l quien aprieta la pedalada en la rampa m¨¢s exigente, y se va. Quedan 15 kil¨®metros y ya no tendr¨¢ m¨¢s compa?¨ªa que la de las motos que le rodean y el coche del equipo.
Por detr¨¢s circulan Wellens, Kuus, Tratnik y Tronchon, pero, aunque las distancias parezcan cortas, no lo son. Ellos tambi¨¦n van reventados despu¨¦s de tantos kil¨®metros y de la tierra de los senderos, y tal vez encima est¨¦n agradecidos porque la organizaci¨®n recort¨® un pu?ado, por las lluvias, que tanto le hac¨ªan falta al campo, pero no a la carrera, aunque hay prioridades.
As¨ª que no hay forma de alcanzar a Oier Lazkano, especialista en aventuras solitarias, que da una lecci¨®n y gana la Cl¨¢sica de Ja¨¦n, la cuarta victoria de su equipo, el Movistar, desde que comenz¨® la temporada. Y le preguntan al campe¨®n, c¨®mo se siente, y responde que cansado.
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