Las futbolistas lo saben, es ahora o nunca
Putellas o Bonmat¨ª, como las 39 que se han plantado ante la federaci¨®n, asumieron pronto que el triunfo deportivo les dio voz y poder. Y hoy exhiben sin verg¨¹enza una postura de fuerza ante una oportunidad de oro
Habl¨® alto y claro Alexia Putellas. Una deportista a la que siempre le gust¨® expresarse mejor con la pelota que desde la poltrona. Pero brillan y exigen esos dos balones de oro. Y la futbolista, jugadora de equipo, aprovech¨® un escenario ilustre, el Parlament de Catalunya, para lanzar un mensaje. Ganarse a la opini¨®n p¨²blica. Enfocar el discurso. ¡°No nos pararemos aqu¨ª¡±. La renuncia de las 15 hace un a?o se qued¨® a medio camino. Fue un s¨ª, pero no. Expl¨ªcito en aquel ¡°ol¨¦ tus huevos¡± del presidente Rubiales al seleccionador Vilda. Para quienes perpetuan el status quo en el seno de una federaci¨®n de cimientos obsoletos y valores inexistentes el Mundial femenino que gan¨® Espa?a en S¨ªdney lo ganaron ellos, los responsables que no cedieron a un pulso que consideraban antideportivo. Para los que saltaron y gritaron con el triunfo de 23 jugadoras a las que se ningune¨® hasta el insulto y el desprecio, hasta el acoso y la coacci¨®n, las campeonas fueron solo ellas. Por eso hablaba Putellas de ¡°consenso, valor y liderazgo¡±.
La selecci¨®n femenina ha perseguido el consenso esta vez, mucho m¨¢s que en la crisis de las 15, de la que aprendieron el c¨®mo y el cu¨¢ndo. Las que firman hoy un comunicado en el que se plantan ante las estructuras viciadas y masculinizadas del f¨²tbol espa?ol son 39 jugadoras, las que jugaron y ganaron el Mundial y las que se quedaron mordi¨¦ndose las u?as en casa y vi¨¦ndolo por la tele. Eso es unidad, incluso con las contadas excepciones de aquellas que, en un ejercicio respetable de su independencia, han avisado a la federaci¨®n de que, llegado el caso, no tendr¨¢n reparos en volver a ponerse la camiseta.
Las jugadoras han tenido valor para denunciar qu¨¦ cosas no van a tolerar y se?alar unos cuantos nombres propios y, as¨ª, que esta vez nadie les acuse de exigir vaguedades. Valor para enfrentarse a una sanci¨®n que podr¨ªa dejarlas no solo sin volver a jugar con Espa?a, tambi¨¦n sin poder jugar al f¨²tbol, desprovistas de unas licencias que otorga esa federaci¨®n a la que se enfrentan. Se sienten fuertes porque han movilizado a un pa¨ªs, que se alegr¨® como nunca de un triunfo del equipo femenino. Fue un ¨¦xito colectivo. Y un logro del que pronto se adue?¨® el feminismo. Por eso apuntan en su nota a ¡°actitudes que van contra la dignidad de las mujeres¡±.
Espa?a tiene hoy unas cuantas l¨ªderes entre sus filas, comandantes en el vestuario y sobre el c¨¦sped, adalides del feminismo de nuevo cu?o, el del solo s¨ª es s¨ª, el del consentimiento en el centro. Futbolistas mujeres que usan su voz para las causas sociales y contraponen su figura a la de esos futbolistas hombres que siempre defendieron la idoneidad de no mezclar deporte y pol¨ªtica. ¡°No debemos permitir que haya abuso de poder en una relaci¨®n laboral ni faltas de respeto¡±, denunci¨® Aitana Bonmat¨ª, MVP del Mundial.
Putellas y Bonmat¨ª, como Hermoso, valiente al denunciar un beso que nunca pidi¨® pero que dif¨ªcilmente antes se habr¨ªa judicializado, asumieron pronto que el triunfo deportivo les dio voz y poder. Y hoy exhiben sin verg¨¹enza una postura de fuerza. Tienen una oportunidad de oro. Porque nunca antes dispusieron de un altavoz tan grande como hoy. El beso no consentido de Rubiales les dio los argumentos que les faltaban para convencer a la sociedad de que aquellos cambios que reclamaron tras la Eurocopa 2022 eran necesarios. Y lo siguen siendo.
Se est¨¢n jugando su futuro. Y el de las que vendr¨¢n. Es ahora o nunca.
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