Los medios de Ancelotti
Contentar a la vez a Camavinga, Tchouameni, Kroos, Modric o Valverde no es f¨¢cil, por no decir que es imposible, y encajar a todos es una utop¨ªa
A una persona tranquila como Carlo Ancelotti es dif¨ªcil sacarle de sus casillas, y m¨¢s si tiene un paquete de chicles a mano. Para alguien que tiene la espalda tan ancha como ¨¦l, la presi¨®n forma parte de su rutina diaria, y esta temporada no iba a ser menos. La primera derrota del Real Madrid trajo consigo un s¨¦quito de cr¨ªticas hacia la figura del t¨¦cnico italiano. El apocalipsis, para algunos, que supuso caer en casa del vecino le dej¨® como el principal se?alado. Aunque ya sab...
A una persona tranquila como Carlo Ancelotti es dif¨ªcil sacarle de sus casillas, y m¨¢s si tiene un paquete de chicles a mano. Para alguien que tiene la espalda tan ancha como ¨¦l, la presi¨®n forma parte de su rutina diaria, y esta temporada no iba a ser menos. La primera derrota del Real Madrid trajo consigo un s¨¦quito de cr¨ªticas hacia la figura del t¨¦cnico italiano. El apocalipsis, para algunos, que supuso caer en casa del vecino le dej¨® como el principal se?alado. Aunque ya sabe que las cr¨ªticas van en el sueldo.
Escribe Vicente del Bosque en el pr¨®logo del libro Frases de f¨²tbol, de Miguel Guti¨¦rrez, que ¡°hoy casi ning¨²n t¨¦cnico es valorado por su trabajo en el d¨ªa a d¨ªa, por los m¨¦todos que aplica en el mismo, por la labor que desarrolla¡ Hoy mandan la inmediatez, los resultados¡ y las palabras ante los micr¨®fonos. Solo ah¨ª el entrenador puede justificarse, explicarse¡±. Y ante los micr¨®fonos, Ancelotti fue el primero en entonar el mea culpa tras el 3-1 en el Metropolitano.
El derbi, primer test serio de la temporada, dej¨® secuelas que siguen escociendo porque dejaron en evidencia carencias que se notan m¨¢s cuando llega la derrota que desde la victoria, ese placebo que lo tapa ¡ªcasi¡ª todo. Adem¨¢s de apostar por un once titular que dej¨® dudosos y sorprendidos, a partes iguales, tambi¨¦n ha reconocido Carletto que el rombo en el centro del campo tiene lagunas. La posici¨®n de Bellingham en la punta le condiciona el resto del sistema, pero sobre todo preocupa el overbooking que hay en la medular.
En el mismo pr¨®logo mencionado anteriormente, recuerda Del Bosque una de las muchas frases m¨ªticas que dijo Vujadin Boskov, su entrenador en el Real Madrid durante tres temporadas: ¡°Como juega un medio del campo, as¨ª juega un equipo¡±. Ante el Atleti, el conjunto blanco se llen¨® de centrocampistas en la medular, ese oasis que ha sido se?a de identidad a?os atr¨¢s del club, pero ese mismo centro del campo hizo aguas en el feudo rojiblanco.
Contentar a todos (Camavinga, Tchouameni, Kroos, Modric, Valverde¡) no es f¨¢cil, por no decir que es imposible. Es como ser narrador o comentarista y esperar que los aficionados de Real Madrid y Bar?a no te acusen de ir a favor del otro equipo. Volviendo al tema de los mediocentros, que me desv¨ªo del tema, si contentar es complicado, hacerles encajar a todos es una utop¨ªa.
Quer¨ªa guardarme para el final esas dos palabras que asolan desde hace a?os al equipo blanco y que a muchos les da miedo admitir: relevo generacional. Ah¨ª es donde, la mayor¨ªa de veces, aparecen los nombres de Kroos y Modric. Casi como si fueran un solo ente, indivisibles. Como si no pudieran jugar el uno sin el otro, cuando su situaci¨®n es distinta. El alem¨¢n tiene 33 a?os y a¨²n tiene ritmo para aguantar dos o tres competiciones, y el croata, con 38, seguramente est¨¦ para 30 partidos al a?o. Cuesta aceptarlo por todo lo que ha dado Modric, pero la vida pasa para todos.
Finales de septiembre y el runr¨²n ya se ha instalado en torno a la figura de Carlo Ancelotti, que tiene la espalda ancha y la lecci¨®n aprendida: se acabaron los inventos.
La vuelta de Vinicius ante Las Palmas se prev¨¦ progresiva, pero se antoja esencial para un equipo que ha vivido de Bellingham y del esp¨ªritu de las remontadas en el mes y medio que llevamos de competici¨®n. Pero ni siquiera la vuelta del brasile?o tapar¨¢ la gesti¨®n que debe hacer el italiano en la sala de m¨¢quinas. Todos no caben.
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