El Atl¨¦tico resiste en Glasgow
El conjunto rojiblanco rasca un empate despu¨¦s de igualar en dos ocasiones el marcador ante el Celtic en un encuentro disputado en un gran ambiente
Casi 50 a?os despu¨¦s, el Atl¨¦tico tuvo que volver a resistir y defender un empate en Glasgow en inferioridad num¨¦rica. Esta vez por la expulsi¨®n de De Paul a falta de un cuarto de hora, despu¨¦s de un partido empapado de la m¨ªstica de Celtic Park, con m¨¢s v¨ªsceras que precisi¨®n, pero con aroma de Copa de Europa de toda la vida. Con el Atl¨¦tico vistiendo de rojo y azul, como en el duelo del 74, y con el coliseo local encendido y hasta reivindicativo pobl¨¢ndose de banderas de Palestina, una de ellas formada en una esquina ...
Casi 50 a?os despu¨¦s, el Atl¨¦tico tuvo que volver a resistir y defender un empate en Glasgow en inferioridad num¨¦rica. Esta vez por la expulsi¨®n de De Paul a falta de un cuarto de hora, despu¨¦s de un partido empapado de la m¨ªstica de Celtic Park, con m¨¢s v¨ªsceras que precisi¨®n, pero con aroma de Copa de Europa de toda la vida. Con el Atl¨¦tico vistiendo de rojo y azul, como en el duelo del 74, y con el coliseo local encendido y hasta reivindicativo pobl¨¢ndose de banderas de Palestina, una de ellas formada en una esquina con un mosaico de camisetas con los colores verde, negro y rojo. El empate sit¨²a al Atl¨¦tico segundo de grupo tras el Feyenoord, de modo que tendr¨¢ que trabajarse los tres partidos de la segunda vuelta para estar en octavos.
Sin Lino lesionado e intuyendo ese partido volc¨¢nico, Simeone le dio vuelo a Javi Gal¨¢n, antes que al centelleante Riquelme. El Celtic oli¨® la sangre por ese costado porque desde el primer bal¨®n quiso medir al nip¨®n Maeda con las hechuras de Gal¨¢n. Y no tard¨® en hacer saltar las costuras del Atl¨¦tico por ah¨ª, aunque qued¨® retratado todo el sistema defensivo. Gal¨¢n no se enter¨® del desmarque de Furuhashi hacia dentro tras dar un pase que recorri¨® la frontal del ¨¢rea sin que se cruzara una bota de un jugador del Atl¨¦tico. Tampoco se enteraron De Paul y Hermoso del toque interior que le dio O¡¯Riley para que el japon¨¦s superara a Oblak con un disparo suave y certero. Apenas hab¨ªan transcurrido cuatro minutos de juego y Celtic Park era un hervidero.
El f¨²tbol de libre mercado ha propiciado que hasta ocho jugadores asi¨¢ticos formen parte del plantel del campe¨®n escoc¨¦s, pero con lo que a¨²n no ha podido la modernidad es con la historia. El Celtic es un grande venido a menos. Un ganador de la Copa de Europa de 1967 formado por entonces por chicos criados en los suburbios de la periferia de Glasgow. No hay apenas reminiscencias en el plantel de ese localismo, pero lo que s¨ª existe a¨²n son esas 60.000 almas que abarrotan las gradas para mantener viva la llama de la grandeza y sostener la her¨¢ldica.
Rug¨ªa Celtic Park en cada presi¨®n de su equipo y en cada disputa ganada. Al Atl¨¦tico le costaba detectar las salidas del mediocentro McGregor y los movimientos dinamiteros de O¡¯Riley y Furuhashi, convertido en una especie de nueve mentiroso que trataba de hurgar entre Witsel y la espalda de Koke, Sa¨²l y De Paul. Fue ¨¦ste el que dio un golpe en la mesa para tratar de sacar a su equipo de la nader¨ªa con la pelota. De nuevo, un chorro de minutos sin un pase decente hasta que De Paul empez¨® a querer combinar con Griezmann y con Nahuel Molina. Estos tres forman ya un tr¨ªo que se busca y se encuentra con facilidad. Han formado una de esas sociedades que amasan el tejido de un equipo. Ah¨ª emergi¨® un Atl¨¦tico potable al que le dio para empatar. De Paul le filtr¨® un pase a Molina y este fue golpeado en el tal¨®n por Taylor. Al lanzamiento fue Griezmann, al que el veterano Hart le adivin¨® la intenci¨®n y palme¨® la pelota contra el palo. El rebote fue a parar al galo, que a puerta vac¨ªa remach¨® con alivio el golpe de fortuna.
Los cambios
No le dio el tiempo al Atl¨¦tico a cimentar sobre el empate el gobierno del juego. De nuevo, volvi¨® a despistarse en una banda. Esta vez en la izquierda. Maeda, que se hab¨ªa cambiado de flanco, apareci¨® traicionero por la espalda de Nahuel Molina. Su centro hizo un viaje de costado a costado por medio del ¨¢rea de Oblak. Otra vez sin nadie para interceptarlo, pero s¨ª el hondure?o Luis Palma para amasarlo libre de marca. Su violento derechazo cruzado entr¨® tras reventar primero en el palo.
De nuevo se inflam¨® Celtic Park, que agrand¨® a su equipo igual que pareci¨® empeque?ecer al Atl¨¦tico. Oblak tuvo que intervenir en un duro disparo de O¡¯Riley que buscaba la escuadra para evitar un descalabro mayor antes del descanso. Las correcciones de Simeone fueron claras y contundentes. Sent¨® al desbordado Gal¨¢n bajo la excusa de que ten¨ªa una amarilla y tambi¨¦n releg¨® a Sa¨²l, que no se impuso en el juego a¨¦reo en los balones largos y tampoco arm¨® f¨²tbol. Riquelme y Llorente fueron las soluciones. El primero mostr¨® el cuajo y el descaro que tiene para amenazar siempre que merodea por las inmediaciones del ¨¢rea. Puede que le falte gasolina para la ida y la vuelta, pero con la pelota juega muy suelto y afilado. Para Llorente, la suplencia fue el primer aviso de una temporada en la que no se encuentra. Por eso festej¨® tanto su asistencia a Morata. Una comba con bote que fue remachada en plancha por el nueve madrile?o, que est¨¢ firmando su mejor temporada. No solo por los goles, tambi¨¦n porque sostiene a su equipo cuando necesita estirarse.
Ese tanto s¨ª que le hizo pupa al Celtic, que vio la mejor versi¨®n del Atl¨¦tico, ya con Correa en el campo. Una maniobra de las suyas en una baldosa cosida con un derechazo pudo suponer el golpe definitivo, pero Hart la sac¨®. Estaba en plena crecida el equipo de Simeone, pero la expulsi¨®n de De Paul le oblig¨® a resistir otro empate en Glasgow.
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