Muere Terry Venables: el embrujo de un intruso en el relato del Bar?a
Adi¨®s al t¨¦cnico azulgrana que gan¨® la Liga de 1985 y perdi¨® la final de la Copa de Europa de 1986
Terry Venables cantaba tan bien que se atrev¨ªa a imitar a Frank Sinatra en el Up&Down de Barcelona. Tambi¨¦n escrib¨ªa novelas polic¨ªacas con un detective protagonista llamado James Hazell. Hay im¨¢genes muy divertidas que ilustran igualmente su buen gusto por la comida, la bebida y un buen habano en Castelldefels. La vida del exjugador y exentrenador ingl¨¦s, fallecido a los 80 a?os, se puede explicar a partir de tantos personajes que a veces se olvida incluso que fue todo un excelente entrenador que gan¨® la Liga con e...
Terry Venables cantaba tan bien que se atrev¨ªa a imitar a Frank Sinatra en el Up&Down de Barcelona. Tambi¨¦n escrib¨ªa novelas polic¨ªacas con un detective protagonista llamado James Hazell. Hay im¨¢genes muy divertidas que ilustran igualmente su buen gusto por la comida, la bebida y un buen habano en Castelldefels. La vida del exjugador y exentrenador ingl¨¦s, fallecido a los 80 a?os, se puede explicar a partir de tantos personajes que a veces se olvida incluso que fue todo un excelente entrenador que gan¨® la Liga con el Bar?a y llev¨® a Inglaterra hasta las semifinales de la Eurocopa de 1996 despu¨¦s de destacar como volante defensivo en el Chelsea, el Tottenham y el Queen¡¯s Park Rangers.
Ocurre que el contexto que se gener¨® alrededor de su obra invita a menudo a reparar m¨¢s en los detalles que en los partidos ganados y perdidos, que tambi¨¦n los hubo, como fue la final de la Copa de Europa de 1986, ganada por el Steaua de Bucarest en Sevilla.
Aquellos cuatro penaltis fallados por los jugadores del Bar?a ante Duckadam, despu¨¦s de que Venables sustituyera a Schuster y se iniciara el divorcio del alem¨¢n con N¨²?ez, convirtieron en pasajes del v¨ªa crucis azulgrana las gloriosas victorias ag¨®nicas contadas contra el Oporto ¡ªimposible olvidar la queja de Juary¡ª; la Juve ¡ªJulio Alberto se tir¨® al foso del Camp Nou para celebrar el triunfo en la ida¡ª y el Goteborg, noche en que Migueli y Clos levantaron a hombros al entrenador ante el aplauso de un recogepelotas llamado Pep Guardiola. No ha habido una Liga m¨¢s hegem¨®nica para el barcelonismo que la de la temporada 1984-85, cuando el equipo fue l¨ªder desde el inicio, gan¨® en el Bernab¨¦u por 0-3 en un partido que no fue televisado, hasta el final y, sin embargo, se recuerda sobre todo el penalti parado por Urruti a M¨¢gico Gonz¨¢lez en Valladolid: Urruti t¡¯estimo, retumba a¨²n hoy en la radio la voz de Joaquim Maria Puyal.
Los aficionados con memoria no olvidan tampoco que Venables prefiri¨® a Archibald antes que a Hugo S¨¢nchez, el jugador que marc¨® las diferencias con sus goles en la ¨¦poca de la Quinta del Buitre, y que despu¨¦s junt¨® a Mark Hughes con Gary Lineker sin saber que los ¨¢rbitros espa?oles apreciaban falta en contra y no a favor en cada intervenci¨®n del ariete gal¨¦s que tiempo despu¨¦s acabar¨ªa por derrotar al Bar?a en la Recopa de 1991 con el Manchester United. Venables era tambi¨¦n el seleccionador ingl¨¦s en la Eurocopa de 1996 cuando los cuartos y las semifinales se decidieron por penaltis: un error de Southgate impidi¨® a los anfitriones jugar la final despu¨¦s de eliminar a la mejor Espa?a de Clemente en un majestuoso partido en Wembley. Los detalles acabaron por pesar mucho en la trayectoria de Venables.
El int¨¦rprete
No hay que olvidar que se explicaba a la prensa catalana y espa?ola a trav¨¦s de un int¨¦rprete ¨²nico que sab¨ªa tanto de periodismo como de f¨²tbol, cuyo nombre es Graham Turner. A veces pasaba que las descalificaciones de Venables se convert¨ªan en dulces oraciones en boca de Turner despu¨¦s de un intento fallido con un voluntarioso y atrevido empleado de seguridad que respond¨ªa al apellido de Ceballos. Las circunstancias y las an¨¦cdotas ayudan a enriquecer, y no a disimular, la categor¨ªa de Venables.
Alcanza con reproducir el mensaje que le dedic¨® Gary Lineker: ¡°El mejor y m¨¢s innovador entrenador con el que tuve el privilegio y el placer de jugar. Sin embargo, era mucho m¨¢s que un gerente, era vibrante, encantador, ingenioso y un amigo¡±. Venables fue muchas cosas, tambi¨¦n un verso suelto en locura azulgrana por dar con un entrenador capaz de volver a ganar una Liga esquiva desde los tiempos de Cruyff (1974). Ni con Weisweiler, Michels, Muller, Rif¨¦, Helenio Herrera, Kubala, Lattek y Menotti, ni siquiera con Maradona, se hab¨ªa logrado el t¨ªtulo que 11 a?os despu¨¦s lleg¨® con Venables.
N¨²?ez, Casaus, Gaspart, Oliv¨¦ y Minguella eligieron a Venables en unos a?os en que se hablaba mucho del f¨²tbol ingl¨¦s y de Bobby Robson. Venables no fue un encantador de serpientes ni un intruso o sobrevenido sino un entrenador que sorprendi¨® y arrambl¨® el f¨²tbol espa?ol a partir de un 4-4-2. La presi¨®n y la estrategia fueron capitales en aquel equipo dispuesto en un rombo y conducido por el mejor Schuster. La Liga de 1985 tuvo continuidad en la final de la Copa de Europa de 1986. La derrota en Sevilla, sin embargo, result¨® definitiva para la salida de Venables y su sustituci¨®n por Luis Aragon¨¦s (1987-1988). Las convulsiones acabaron por desencadenar el mot¨ªn del Hesperia y la vuelta ¡ªahora como t¨¦cnico¡ª de Cruyff.
La carrera de Venables, internacional como jugador en todas las categor¨ªas, seguir¨ªa como entrenador en el Crystal Palace, Queen¡¯s Park Rangers, Tottenham, Middlesbrough y Leeds y en las selecciones de Inglaterra y Australia. Un t¨¦cnico revolucionario, carism¨¢tico y polifac¨¦tico que hoy suena raro en el relato que ha escrito el Bar?a a partir del estilo, de Gamper, de Cruyff, de Guardiola y del Dream Team.
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