El f¨²tbol saca lo peor de nosotros
No es que algunas personas sean normales y se vuelvan temporalmente racistas, machistas o violentas durante un partido, es que esas personas son racistas, machistas y violentas. Es que la sociedad es racista, machista y violenta
En el a?o 2015, un tipo llamado Clive O¡¯Connell, un abogado ingl¨¦s canoso, con gafas negras de pasta, barba pulcramente afeitada, mejillas sonrosadas, camisa azul de lino y chaqueta negra de The North Face; un se?or de mediana edad de aspecto cuidado al que confiar¨ªas tu divorcio y la custodia de tus hijos, se dirigi¨® a una c¨¢mara de televisi¨®n al terminar un partido en Stamford Bridge y dijo que los aficionados del Liverpool eran ¡°escoria¡±. Lo dijo con verdadera furia. D¨ªas despu¨¦s fue despedido de su trabajo por el ar...
En el a?o 2015, un tipo llamado Clive O¡¯Connell, un abogado ingl¨¦s canoso, con gafas negras de pasta, barba pulcramente afeitada, mejillas sonrosadas, camisa azul de lino y chaqueta negra de The North Face; un se?or de mediana edad de aspecto cuidado al que confiar¨ªas tu divorcio y la custodia de tus hijos, se dirigi¨® a una c¨¢mara de televisi¨®n al terminar un partido en Stamford Bridge y dijo que los aficionados del Liverpool eran ¡°escoria¡±. Lo dijo con verdadera furia. D¨ªas despu¨¦s fue despedido de su trabajo por el arrebato ofensivo.
Es bastante probable que O¡¯Connell nunca hubiese asistido a una conferencia de su empresa, con su nombre impreso en una placa sobre la mesa, y lanzado esas peroratas con el micr¨®fono encendido. Pero no estaba en el trabajo. Estaba en el estadio. Y bajo el amparo circunstancial de un partido, inmerso en ese grado de inconsciencia temperamental, grit¨® con furia que todos los aficionados del Liverpool son una escoria.
El f¨²tbol provoca eso. Furia. Palabrotas. Insultos. Vejaciones. Ira. Indignaci¨®n instant¨¢nea. Violencia. ¡°El f¨²tbol saca lo peor de nosotros¡± es una frase muy repetida. Casi puedes imaginarte al f¨²tbol como un diablillo incrustado en el cerebro susurr¨¢ndote al o¨ªdo que te vuelvas un energ¨²meno. El f¨²tbol casi como un eximente de responsabilidad personal. Pero, ?es el f¨²tbol o ese es el verdadero car¨¢cter de los aficionados?
El f¨²tbol simplemente elimina la inhibici¨®n. No es que algunas personas sean normales y se vuelvan temporalmente racistas, machistas o violentas durante un partido, es que esas personas son racistas, machistas y violentas. Es que la sociedad es racista, machista y violenta. Existe, en realidad, una transici¨®n coherente entre la cultura del f¨²tbol y el resto de la sociedad. El f¨²tbol es un espejo imperfecto, pero un espejo, con el reflejo amplificado por el estado ritual y anest¨¦sico que provoca.
Ocurre algo m¨¢s. Muchas personas, se?ores mellados por la rutina o chavales frustrados, buscan en el f¨²tbol una experiencia transgresora. No se conforman solo con ver un partido. Se trata de permanecer completamente borrado durante dos horas, incluso durante todo un d¨ªa si la previa es buena. Beber, cantar canciones, gritar un himno, exhalar consignas, insultar al rival, enfundarse una camiseta comunal, agitar una bandera colectiva, liberarse de cors¨¦s y normas, expresar una identidad y regresar a casa con una experiencia anest¨¦sica con la que afrontar el resto de la semana. As¨ª hasta el siguiente partido. Un abono de f¨²tbol es bastante m¨¢s barato que la terapia semanal con un psic¨®logo.
Algo, sin embargo, parece estar cambiando. Si no en las conductas reprochables, al menos en las reacciones. Ya no hay aplauso ni indiferencia. Quique S¨¢nchez Flores se sent¨® el s¨¢bado en la sala de prensa del Coliseum y dijo que ¡°aqu¨ª parte del p¨²blico se cree que puede venir a decir lo que quiera, es lo que est¨¢ pasando en el f¨²tbol. Nosotros somos trabajadores, se nos tiene que respetar. En estos tiempos, nos agarran para atr¨¢s y nos dicen cosas que se salen de cualquier espacio de convivencia¡±. Desde la grada le hab¨ªan llamado gitano. A su jugador, Marcos Acu?a, le hab¨ªan gritado que viene del mono. El mismo s¨¢bado, los jugadores del Rayo Majadahonda se negaron a jugar la segunda parte del partido tras los gritos racistas que recibi¨® su portero, el senegal¨¦s Cheick Sarr. Hab¨ªa sido expulsado tras revolverse contra esos aficionados y el ¨¢rbitro.
M¨¢s que prohibir el f¨²tbol, como si el juez Pedraz lo acabase de descubrir, habr¨ªa que empezar por cambiarlo. Es decir, habr¨ªa que empezar por cambiarnos. Porque no seamos c¨ªnicos, el f¨²tbol no es el ¨²nico problema. Basta con entrar en cualquier red social para comprobarlo.
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