Usted no entiende el f¨²tbol
Los aficionados carecemos de la m¨¢s remota idea de por qu¨¦ suceden gran parte de las cosas en el campo y encontramos en esa ignorancia nuestra devoci¨®n. Pero ya est¨¢ bien as¨ª
La mayor¨ªa de aficionados no tenemos ni idea de c¨®mo funciona el f¨²tbol. Por mucho que comentemos, creamos que somos grandes entrenadores o que podr¨ªamos desatascar partidos, carecemos de la m¨¢s remota idea de c¨®mo y por qu¨¦ suceden la mayor¨ªa de cosas en el campo. No me extra?a que los entrenadores se desesperen con nosotros (los que s¨ª lo saben, claro). Y luego est¨¢ lo de las din¨¢micas, los estados de ¨¢nimo, esos intangibles que lo convierten en una especie de misterio casi religioso en el que ocurren todo tipo fen¨®menos sin una explicaci¨®n clara. La devoci¨®n por la ignorancia, podr¨ªamos lla...
La mayor¨ªa de aficionados no tenemos ni idea de c¨®mo funciona el f¨²tbol. Por mucho que comentemos, creamos que somos grandes entrenadores o que podr¨ªamos desatascar partidos, carecemos de la m¨¢s remota idea de c¨®mo y por qu¨¦ suceden la mayor¨ªa de cosas en el campo. No me extra?a que los entrenadores se desesperen con nosotros (los que s¨ª lo saben, claro). Y luego est¨¢ lo de las din¨¢micas, los estados de ¨¢nimo, esos intangibles que lo convierten en una especie de misterio casi religioso en el que ocurren todo tipo fen¨®menos sin una explicaci¨®n clara. La devoci¨®n por la ignorancia, podr¨ªamos llamarlo. Ah¨ª est¨¢ el Bar?a de Xavi, que nos parec¨ªa carne de desguace y ahora pensamos que podr¨ªa llegar a la final de la Champions. ?C¨®mo pudo ganarle al PSG un colectivo que perd¨ªa en su casa con el Villarreal? ?A qu¨¦ se debe? Al misterio, sin duda.
Uno podr¨ªa contradecir esta teor¨ªa esgrimiendo que el f¨²tbol se ha vuelto m¨¢s predecible en los ¨²ltimos tiempos. El principal motivo, expondr¨ªa, es la desigualdad econ¨®mica, directamente relacionada con la densidad de la sala de trofeos. Tambi¨¦n est¨¢ lo de los automatismos que se entrenan de forma militar o la presencia abrumadora de la t¨¢ctica. Pero de repente llegan equipos como el Leicester, sin un gran presupuesto, y levantan la Premier. O Xavi, que anuncia su marcha y, en lugar de que sus subordinados piensen que tienen barra libre porque al a?o siguiente ese tipo ya no va a estar ah¨ª para sentarles en el banquillo o mandarles de vacaciones al Brighton, comienzan a ganarlo todo.
Nos apasiona el f¨²tbol porque en el fondo no sabemos interpretar la mayor¨ªa de cosas que vemos y nuestro analfabetismo ¡ªo el de la mayor¨ªa¡ª se transforma involuntariamente en una epifan¨ªa. Y en un mundo emperrado en medirlo todo tampoco est¨¢ mal, la verdad. Sucede algo parecido con el arte contempor¨¢neo y sus formas abstractas. Y en eso consiste la fe tambi¨¦n, obviar la ciencia para explicar la realidad. Es evidente que uno gana si tiene mejores jugadores, si corre m¨¢s, si defiende con m¨¢s organizaci¨®n y no falla ocasiones. Pero m¨¢s all¨¢ de esos conceptos b¨¢sicos, la mayor¨ªa no sabr¨ªa explicar qu¨¦ sucede en determinadas fases del juego, principalmente porque en infinitas ocasiones son dise?os accidentales provocados por una coreograf¨ªa de errores y algunos aciertos. Tampoco ayudan a comprenderlo los protagonistas, encerrados en una burbuja silenciosa. Ni el ruido est¨¦ril de tantas tertulias sin informaci¨®n.
Cada uno, encima, tiene sus supersticiones. La mufa, en su versi¨®n argentina. Yo suelo ir al ba?o cuando quiero que el Bar?a marque (el otro d¨ªa, para variar, escuch¨¦ el segundo gol de Raphinha desde el retrete de un bar del barrio de San Giovanni en Roma). O lo de las rachas de los goleadores. ?Qu¨¦ demonios es una racha? Al Pipita Higua¨ªn se lo explic¨® una vez Van Nistelrooy, que no era Arthur Schopenhauer, pero lo defini¨® mejor que cualquier existencialista alem¨¢n: ¡°Los goles son como el k¨¦tchup, golpeas, golpeas y no sale nada. Pero luego, cae todo de una vez¡±.
Hay varios elementos menos esot¨¦ricos que contribuyen a ese desconcierto contracultural en tiempos de inteligencia artificial y big data. Quiz¨¢ el principal es que a este deporte se juega con los pies, una parte del cuerpo imprecisa que ofrece muy pocas prestaciones m¨¢s all¨¢ de mantenernos erguidos. En gran medida por eso, los deportes m¨¢s predecibles, dicen los expertos (y los apostadores compulsivos), son el rugby y el baloncesto. Pero claro, ese tipo de experiencias religiosas no mueven monta?as. Ni nos tienen a oscuras a todos una semana sin saber qu¨¦ demonios pasar¨¢ en el partido de vuelta.
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