Hummels despide a Mbapp¨¦
La soberbia actuaci¨®n del central alem¨¢n, autor del gol, desactiva al la estrella francesa y coloca al Dortmund en la final de Wembley. ¡°No fuimos suficientemente buenos¡±, lamenta el franc¨¦s
Mats Hummels, de 35 a?os, imprimi¨® su car¨¢cter y su intuici¨®n en cada metro cuadrado que pis¨® Kylian Mbapp¨¦, diez a?os menor que su guardi¨¢n, mucho m¨¢s potente pero incapaz de sobreponerse al cerco. El deportista m¨¢s famoso de Francia se mostr¨® casi melanc¨®lico en el d¨ªa de su despedida del Parque de los Pr¨ªncipes con un t¨ªtulo en juego. La historia dec¨ªa que el Dortmund no hab¨ªa ganado nunca en Par¨ªs pues tampoco hab¨ªa metido un gol. Fue el pr...
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Mats Hummels, de 35 a?os, imprimi¨® su car¨¢cter y su intuici¨®n en cada metro cuadrado que pis¨® Kylian Mbapp¨¦, diez a?os menor que su guardi¨¢n, mucho m¨¢s potente pero incapaz de sobreponerse al cerco. El deportista m¨¢s famoso de Francia se mostr¨® casi melanc¨®lico en el d¨ªa de su despedida del Parque de los Pr¨ªncipes con un t¨ªtulo en juego. La historia dec¨ªa que el Dortmund no hab¨ªa ganado nunca en Par¨ªs pues tampoco hab¨ªa metido un gol. Fue el propio Hummels quien se encarg¨® de romper la tradici¨®n con un cabezazo que situ¨® al equipo de Westfalia en la final de Wembley. Obligado a remontar el 1-0 de la ida, el PSG acab¨® la semifinal sin meter un solo gol.
El PSG sali¨® a presionar con valent¨ªa. Al hombre, asumiendo riesgos, como mandan los c¨¢nones del progresismo balomp¨¦dico. Dembel¨¦ fue a por Maatsen, Mbapp¨¦ estorb¨® a Hummels, Ramos a Schl?tterbeck, Fabi¨¢n a Can, Vitinha a Brandt, y as¨ª sucesivamente. La estructura modernista fue de manual y los jugadores la ejecutaron con disciplina. El problema fue que todo el coraje que pusieron en la presi¨®n, se desvaneci¨® cuando recuperaron la pelota. Entonces el ¨²nico que se atrevi¨® a ofrecerse y a pasar la pelota por los abarrotados carriles centrales fue Vitinha. El mejor jugador en la ida fue el que m¨¢s se anticip¨®, el que m¨¢s rob¨®, y el que mejores jugadas invent¨® en el cuadro franc¨¦s. A su alrededor, sin embargo, se abri¨® un desierto. Pocas veces se le ofrecieron por el medio Mbapp¨¦, Ramos, Dembel¨¦ o Za?re, y a su escalera le faltaron pelda?os para llegar arriba.
Fueron pocos, y en pocas ocasiones, los futbolistas del PSG que durante la primera parte se aventuraron all¨ª donde Hummels, Schl?tterbeck y Can formaban el n¨²cleo duro de la resistencia alemana. La combatividad de los jugadores del Dortmund logr¨® disuadir a Mbapp¨¦ y sus compa?eros de que si marchaban por el medio, donde m¨¢s se apretaban los rivales, ser¨ªa imposible avanzar. Esto tuvo dos efectos correlativos. Primero, que el PSG empez¨® a canalizar todos los ataques hacia las bandas. Girando y girando hacia Dembel¨¦ y Hakimi a la derecha, y a Mbapp¨¦ a la izquierda. Segundo, que los defensores comenzaron a sentirse poco amenazados, m¨¢s seguros, y m¨¢s esperanzados en que sus sacrificios rendir¨ªan fruto. El c¨ªrculo se hizo vicioso para el PSG, pues la porter¨ªa est¨¢ en el medio, no en las bandas, los centros fueron evacuados por los zagueros del Dortmund, y no hubo manera de que Dembel¨¦ ni Mbapp¨¦ driblaran a tantos rivales como se les escalonaban para impedir su acceso al ¨¢rea.
La actuaci¨®n de Mbapp¨¦ tuvo peso simb¨®lico. Por potencial, es el delantero m¨¢s dotado que existe. Se supone que sus cualidades le confieren un liderazgo. Es ley del f¨²tbol que el jugador que m¨¢s cobra de la plantilla es porque lo merece y todo lo que haga sobre la hierba resulta inexorablemente ejemplar. Lo cierto es que en el primer cuarto de hora Mbapp¨¦ recibi¨® cuatro balones que juzg¨® favorables para girarse y encarar, y en las cuatro ocasiones se le impuso Hummels. El viejo central, que vive una temporada de renacimiento tras a?os de rigidez, despleg¨® todo el manual del buen anticipador. Tuvo instinto para descubrir la elecci¨®n de su adversario, fue arrojado para ir a presionarlo hasta 70 metros de su arco, y cuando la primera acci¨®n no le favoreci¨® tir¨® de recursos, de fuerza, de astucia, de ingenio. El duelo de estos dos hombres tan significativos impregn¨® el aire circundante. De pesimismo entre los azules y de confianza entre los amarillos.
El lenguaje gestual de Mbapp¨¦, apenas subversivo contra la adversidad, silenci¨® a la hinchada. Hay jugadores adorados, jugadores repudiados, y jugadores simplemente queridos. En Par¨ªs Mbapp¨¦ ha formado parte de la ¨²ltima categor¨ªa. Que desde 2020 manifestara regularmente que en su horizonte ideal fijaba una salida, no contribuy¨® a que los hinchas le entregaran su devoci¨®n incondicional. Mucho menos que desde hace un a?o el jugador declarara abiertamente que se ir¨ªa al final de esta temporada, en medio de un escarceo con el Real Madrid que no ha dejado de resonar con dolor en las orgullosas tribunas de la curva Auteuil. Entre la muchedumbre cundi¨® la sensaci¨®n de que para el delantero m¨¢s contundente que ha producido el f¨²tbol franc¨¦s, Par¨ªs nunca fue otra cosa que un mero lugar de paso. La vuelta de la semifinal contra el Dortmund se compuso como una despedida. La m¨¢s triste imaginable para la estrella y su afici¨®n, progresivamente distanciados a lo largo de los meses hasta el mutismo final.
Mbapp¨¦ tard¨® 80 minutos en rematar a puerta y Kobel le desvi¨® el tiro. Fue apenas un indicio de la ofuscaci¨®n que padeci¨® el equipo de Luis Enrique con la pelota. Vitinha logr¨® el primer tiro entre los tres palos en el minuto 41. Los malos s¨ªntomas se acumularon desde la primera jugada hasta el segundo tiempo, pasando por una contra de Adeyemi que desvi¨® Donnarumma en el mano a mano. El PSG sali¨® del descanso con m¨¢s br¨ªo pero a la primera ocasi¨®n Adeyemi contragolpe¨® y provoc¨® un c¨®rner. Preludio del gol de Hummels, un cabezazo con la oposici¨®n indecisa de Beraldo, que dio paso al 0-1 y al suplicio de los jugadores locales. El asedio se prolong¨® durante lo que le rest¨® al partido.
Luis Enrique: ¡±?El f¨²tbol ha sido injusto!¡±
¡°No hemos hecho un gol despu¨¦s de disparar 31 veces¡±, concluy¨® Luis Enrique, generoso y comedido en la sala de conferencias; ¡°el f¨²tbol a veces es injusto, pero esto premia al que marca gol no al que dispara. Felicito al Dortmund porque ha hecho dos partidos completos con una gran intensidad. Yo estoy muy contento con lo que he visto hoy: un equipo con un esp¨ªritu competitivo ¨²nico hasta el ¨²ltimo minuto y una comuni¨®n con una afici¨®n excepcional con la que mantenemos una comuni¨®n. Repito: ?el f¨²tbol no ha sido justo con nosotros! ?El expected goals del PSG en este partido ha sido de tres!¡±.
Za?re, Mbapp¨¦, Mendes, y Lee, estrellaron sus tiros en los palos. Pero apenas encontraron ocasiones de definici¨®n a la espalda de los defensores. El Dortmund, quinto clasificado de la Bundesliga, resisti¨® en bloque bajo gracias a la serenidad que transmiti¨® su defensa, bien dirigida por Mats Hummels, justo h¨¦roe en la deprimida morada que ya no frecuentar¨¢ Mbapp¨¦.
¡°Estoy muy decepcionado¡±, dijo el franc¨¦s, p¨¢lido, extenuado y honesto mientras se dirig¨ªa al camerino; ¡°estoy triste por los aficionados, por la gente, por la familia. Pero bajo mi modesta opini¨®n ellos han sido muy superiores en las dos ¨¢reas. Ellos han llegado dos o tres veces y nos han metido un gol; nosotros hemos llegado muchas veces y no hemos marcado. La constante es implacable. No me gusta hablar de mala suerte, Cuando t¨² eres bueno, no le pegas al poste, la metes dentro. Hoy [por el martes] no hemos sido suficientemente buenos¡±.
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