Unai Emery adormece a la Juventus en Villa Park

¡°Un empate no ser¨ªa tan malo¡±, dijo el martes Unai Emery. El mi¨¦rcoles, su equipo, el Aston Villa, empat¨® 0-0 con la Juventus y prolong¨® una racha sombr¨ªa: siete partidos sin ganar en todas las competiciones. Tedioso pero aparentemente ¨²til, al menos en la Champions. Pocos entrenadores maniobran con m¨¢s habilidad en los trances coperos. A fuerza de a?adir cloroformo, demorar la presi¨®n, estirar las jugadas y dejar pasar el tiempo, el equipo de Emery invit¨® a la Juventus a un viaje placentero para todos. Ante la quinta jornadas el reparto de puntos serv¨ªa a los dos clubes. A la Juventus, porque suma en campo ajeno, y al Villa, porque contabiliza 10 puntos y eso lo coloca en el noveno puesto con una diferencia de goles de +5, en la frontera de la clasificaci¨®n directa a la siguiente fase.

Emery se midi¨® a un viejo amigo, Thiago Motta, a quien dirigi¨® en el PSG. El nuevo entrenador de la Juventus viaj¨® a Inglaterra en aprietos. Su equipo marcha sexto en la Serie A y la presi¨®n ambiental no deja de crecer en su contra. Hinchas y periodistas italianos le reclaman que la Juve juegue con el dinamismo y la alegr¨ªa de su Bolonia en el curso pasado, pero no basta con encender el interruptor. El proceso es largo. Muchos de los jugadores son nuevos. La plaga de lesiones no ayuda; Vlahovic, Bremer, Cabral, Douglas Luiz... Ante la incertidumbre, Motta ha optado por estabilizar al equipo en su mediocampo y en su defensa. La Juventus no se desorden¨® jam¨¢s en Birmingham. Sali¨® al campo a estudiar la situaci¨®n. Lo que se encontr¨® fue un adversario precavido. El tanteo se prolong¨® m¨¢s de una hora.

Gatti, Kalulu, Locatelli y Thuram, centrales y pivotes de la Juve, salieron jugando decididos a cuidar el bal¨®n con esmero. Como quiera que el Villa dej¨® de estirar la presi¨®n a los cinco minutos, no sea que le cogieran la espalda a sus volantes, los visitantes tocaron y tocaron en su campo. Los ataques se hicieron lentos y sinuosos. Los de la Juve y los del Villa. El contraste se concentr¨® en el mediocampo. Los ritmos se ralentizaron. Ambos contendientes privilegiaron la prontitud de los repliegues frente al atrevimiento de los despliegues. Pronto todos los futbolistas implicados descubrieron que participaban de un proyecto com¨²n. No hac¨ªa falta pactar nada. Bastaba con fluir con el fluido en busca del premio definitivo del punto. Un punto sin estr¨¦s.

El partido apenas se aceler¨® en acciones puntuales. Francisco Concei?ao el extremo derecha de la Juve, destac¨® por su esp¨ªritu aventurero entre los visitantes, lo mismo que Ollie Watkins amenaz¨® a la porter¨ªa italiana con sus giros de diablo. El delantero ingl¨¦s, uno de los puntas m¨¢s astutos de la Premier, se invent¨® dos remates instant¨¢neos. Di Gregorio evit¨® el primer gol con una parada estupenda. Locatelli desvi¨® un tiro de McGinn en la segunda mitad, a la salida de una contra. Los fogonazos escaparon del concierto de pacifismo imperante. Probablemente la acci¨®n m¨¢s fabulosa del partido la protagoniz¨® Emiliano Mart¨ªnez, que sac¨® un cabezazo de Concei?ao sobre la raya.

En el ¨²ltimo minuto el VAR anul¨® un gol al Villa por carga contra Di Gregorio. Sucedi¨® en el curso de una jugada a bal¨®n parado, una de las especialidades que convierten a Emery en referente mundial. Pudo ser el 1-0. Pero el videoarbitraje resolvi¨® lo evidente y el partido acab¨® del modo m¨¢s justo, dada la producci¨®n magra exhibida. Debi¨® pensarlo Motta y lo dijo Emery: el resultado ¡°no es tan malo¡±.