Baraja se queda sin cr¨¦dito: nueva derrota del Valencia, esta vez ante el Rayo
El equipo madrile?o se aprovecha en Mestalla de un conjunto sin f¨²tbol para alejarse de los puestos de descenso
No hay tregua para el Valencia. Cada partido es un tormento. Da igual qui¨¦n se coloque delante. Siempre hay un despiste, un error o simplemente una genialidad en sus rivales que termina con el bal¨®n en la porter¨ªa de Mamardashvili y otro partido torcido. Ante el Rayo, que ven¨ªa de empalmar cuatro derrotas consecutivas, la paz dur¨® siete minutos. Nada m¨¢s. A partir de ah¨ª, otra tarde cargada de ansiedad, con el miedo pegado al cuerpo y las prisas y la incertidumbre marcando el paso. Los de Vallecas supieron aprovecharse de este estado de ¨¢nimo para dar un paso muy importante en la Liga y pr¨¢cticamente decirle adi¨®s al Valencia, que se queda ya a nueve puntos de distancia.
El Valencia sale cada jornada con el mensaje de Rub¨¦n Baraja a¨²n fresco en su cabeza. El t¨¦cnico, cada vez m¨¢s acorralado, al que ya solo sostiene en el banquillo lo mucho que hizo en sus tiempos como jugador de aquel Valencia inolvidable, su condici¨®n de leyenda, dispone un estilo de juego que se ve en los primeros instantes. Con la pelota movi¨¦ndose veloz hacia las bandas, donde los extremos intentan meterle un bal¨®n a Hugo Duro que apacig¨¹e el camino.
Pero eso suele durar muy poco. El Valencia ya est¨¢ acostumbrado a mirar hacia el marcador y verse por detr¨¢s. Cada d¨ªa, una remontada por delante. Porque despu¨¦s de ese inicio tan aplicado, con Germ¨¢n Valera corriendo hasta la l¨ªnea de fondo para buscarle las costuras a la defensa del Rayo, el equipo de ??igo P¨¦rez respondi¨® con un tanto que arruin¨® todo el discurso te¨®rico de Baraja.
Esta vez tard¨® siete minutos en llegar ese golpe al h¨ªgado. Un saque de esquina y Path¨¦ Ciss fue capaz de cabecear con claridad en el coraz¨®n del ¨¢rea, rodeado por nueve jugadores con la camiseta blanca que le ven c¨®mo se eleva, mete la frente y el bal¨®n acaba en la escuadra. Un retrato de este equipo incapaz. Otro d¨ªa a contracorriente. Pero el Valencia no tiene mando. Javi Guerra es la mitad de aquel jugador que tanto llam¨® la atenci¨®n la pasada temporada. Y, a su lado, Sergio Barrenechea tampoco es capaz de darle sentido al juego.
Al Rayo, muy correoso atr¨¢s, le sobr¨® con hincharse a despejar los balones colgados a su ¨¢rea.
La afici¨®n anda tan necesitada, tan sedienta est¨¢, que hasta aclam¨® el regreso de Rafa Mir a Mestalla despu¨¦s de unos meses marcados por una lesi¨®n y la acusaci¨®n de un delito de agresi¨®n sexual. Pero el Valencia es un equipo con serias dificultades para generar ventajas. El Valencia ya solo es ¨ªmpetu y algo de amor propio. Y por eso Baraja, fuera del banquillo, tambi¨¦n ansioso, con un pie dentro del campo, tuvo que escuchar a parte de la afici¨®n sentenci¨¢ndole. Ya quedan pocos que conf¨ªen en un entrenador al que le cuesta enderezar a un equipo anclado en el fondo de la clasificaci¨®n y que acab¨® abucheado y, en una situaci¨®n surrealista, d¨¢ndole explicaciones a la grada de animaci¨®n tras el pitido final.