Titmus vuela y Ledecky se hunde, emerge y llora
La australiana gana el oro en 200 libre con el ¨²ltimo parcial m¨¢s r¨¢pido de siempre en unos Juegos. Ledecky es quinta y luego vence en el primer 1.500 femenino
Ep¨ªtome del entrenador protagonista, el llamativo Dean Boxall dijo que cuando el lunes su pupila Ariarne Titmus le gan¨® el oro a Katie Ledecky en 400 libre, se produjo una ¡°pelea de perros¡±.
No hubo pelea de perros este mi¨¦rcoles. Ariarne Titmus conquist¨® los 200 libre siguiendo un plan muy pautado de aceleraci¨®n progresiva en cada largo. Por el camino se qued¨® Ledecky. La campeona ol¨ªmpica en R¨ªo en 2016 pas¨® s¨¦ptima por el primer 50 y ya no sali¨® del re...
Ep¨ªtome del entrenador protagonista, el llamativo Dean Boxall dijo que cuando el lunes su pupila Ariarne Titmus le gan¨® el oro a Katie Ledecky en 400 libre, se produjo una ¡°pelea de perros¡±.
No hubo pelea de perros este mi¨¦rcoles. Ariarne Titmus conquist¨® los 200 libre siguiendo un plan muy pautado de aceleraci¨®n progresiva en cada largo. Por el camino se qued¨® Ledecky. La campeona ol¨ªmpica en R¨ªo en 2016 pas¨® s¨¦ptima por el primer 50 y ya no sali¨® del remolino. Es probable que no superase el golpe emocional que le implic¨® perder el oro en 400, una distancia mucho m¨¢s adecuada a sus condiciones de fondista. A sus 24 a?os, la edad en que muchas nadadoras alcanzan la plenitud, la estadounidense viene de extender un reinado autoritario de casi una d¨¦cada. Desde los Juegos de Londres, cuando arras¨® en 800, pasando por R¨ªo, cuando monopoliz¨® los concursos de nado libre en 200, 400 y 800, su dominio la convert¨ªa en una de las nadadoras m¨¢s imponentes que hab¨ªan existido.
Ledecky gan¨® la final de 200 en R¨ªo en 1m 53,73s. Entonces Titmus era una quincea?era que asombraba a los australianos cubriendo la distancia en 2m 1,60s. La bomba se cebaba lentamente en Queensland. Estall¨® en Tokio. Su tiempo, 1m 53,50s, el tercero m¨¢s r¨¢pido de la historia, fue la consecuci¨®n de unos ¨²ltimos 50 metros de carrera que entran en el ¨¢mbito de lo inexplorado. Una exhibici¨®n con un solo precedente: los trials de Australia.
Existe una referencia inigualable: los ¨²ltimos 50 de Sarah Sjostrom en la final de R¨ªo. La sueca, una de las nadadoras m¨¢s explosivas que han pasado por una piscina, especialista en 100, se meti¨® en el caldero de Barra de Tijuca a medirse con Ledecky en el 200 de los Juegos de 2016 y mantuvo con la americana un duelo ¨¦pico en el ¨²ltimo largo. Mientras Ledecky, fondista por naturaleza, salv¨® la distancia en unos incre¨ªbles 29,18s, a Sjostrom no le bast¨® con hacer 29,13s, el parcial m¨¢s r¨¢pido de todos los tiempos en un final de 200. Hasta ahora. En Tokio, Titmus, catalogada como nadadora de fondo, nad¨® el ¨²ltimo largo en 28,80s. Nadie, aparte de la propia Titmus en los trials (28,45s) hizo jam¨¢s una vuelta tan r¨¢pida.
Fue ese esfuerzo supremo lo que le permiti¨® lograr el tercer oro de la historia de Australia en una prueba que ya conquistaron Shane Gould en 1972 y Susan O¡¯Neill en 2000.
De otro modo, Titmus no habr¨ªa podido recuperar el terreno perdido ante la honkonguense Bernadette Haughey y la canadiense Penny Oleksiak, ambas protagonistas de una actuaci¨®n memorable. La australiana pas¨® en quinto lugar por el primer viraje, con Oleksiak al frente del pelot¨®n. Fue cuarta en el 100 y entr¨® tercera en el ¨²ltimo volteo, el que se?ala los 150 metros. Si Haughey hubiera esperado un poco m¨¢s para acelerar, quiz¨¢s habr¨ªa tenido una reserva extra en la recta decisiva. Pero este prodigio de fuerza, primera medallista de Hong Kong en nataci¨®n, solo pudo hacerse con la plata despu¨¦s de gobernar el concurso durante 100 metros. Haughey hizo 1m 53,92s, sexta mejor marca de siempre. Titmus par¨® la cuenta en 1m 53,50s, tercera mejor marca de todos los tiempos. Por detr¨¢s de ella misma y por detr¨¢s de Federica Pellegrini, la reina de la distancia, que estableci¨® el r¨¦cord mundial vigente (1m 52,98) en los escandalosos mundiales de Roma de 2009 ayudada por un brillante mono de poliuretano.
Adi¨®s de Pellegrini
La gran Pellegrini cerr¨® su fastuosa carrera ol¨ªmpica con un s¨¦ptimo puesto en la final de Tokio y se mostr¨® contenta de haberse ba?ado en aguas tan turbulentas. Mucho m¨¢s feliz en su despedida que Ledecky en su tr¨¢nsito de pasi¨®n. Resguardada detr¨¢s de sus gafas negras, la reina que abdicaba sali¨® de la piscina p¨¢lida, r¨ªgida como un m¨¢rmol, como quien alcanza la orilla de un r¨ªo caudaloso que por poco se la traga. Su quinto puesto en 1m 55,21s le pes¨® como un dintel sobre los hombros seg¨²n se encaminaba a la piscina de calentamiento a liberar toxinas y regenerar el cuerpo y la mente en la hora escasa que le quedaba hasta la final del 1.500.
La primera edici¨®n femenina de la carrera m¨¢s larga de la piscina en unos Juegos sirvi¨® a Katie Ledecky para conservar su corona del gran fondo, piedra fundamental de su trayectoria. Toc¨® la ¨²ltima pared en 15m 37,34s. Lejos del r¨¦cord absoluto que ella grab¨® en 15m 20,48s, una lejana tarde de 2018 en Indian¨¢polis, pero mucho m¨¢s emocionante. Porque lo que sigui¨® al desenlace deportivo de la prueba fue el desenlace emocional de tantos d¨ªas de sufrimiento. Titmus, Titmus, Titmus, el nombre deb¨ªa resonar en su mente como la onomatopeya de la estocada en el h¨ªgado cuando la gran dama de la nataci¨®n, hasta ahora imperturbable, perdi¨® su m¨¢scara de acero inoxidable, se aferr¨® a la corchera y sin fuerzas ni para quitarse el gorro comenz¨® a sollozar.
¡°He pensado en todas grades nadadoras que pudiendo haber nadado esta prueba en unos Juegos no lo hicieron porque se lo imped¨ªa el reglamento¡±, dijo, a modo de explicaci¨®n pol¨ªticamente grandiosa, cuando en la NBC le preguntaron que por qu¨¦ llor¨®, ella, que nunca expresaba sus emociones.
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