Ganar sin ser el primero
Emilio Alzamora gan¨® su ¨²nico mundial de motociclismo sin haber ganado ni una carrera, un homenaje a la constancia que su m¨¢ximo rival despreci¨®
En 1999, Emilio Alzamora gan¨® el mundial de motociclismo en 125 cent¨ªmetros c¨²bicos sin ganar ni una sola carrera. Ni una. No mir¨® desde arriba al resto ning¨²n domingo, salvo el definitivo, el que de verdad contaba. Gan¨® sin haber ganado. Yo entonces ten¨ªa 11 a?os, no hab¨ªa visto una carrera en mi vida, no hab¨ªa o¨ªdo jam¨¢s ese nombre y la existencia de un campeonato mundial de ese deporte hab¨ªa pasado totalmente desapercibida para m¨ª. Pero el d¨ªa que ese piloto gan¨® el t¨ªtulo, empez¨® mi fugaz pasi...
En 1999, Emilio Alzamora gan¨® el mundial de motociclismo en 125 cent¨ªmetros c¨²bicos sin ganar ni una sola carrera. Ni una. No mir¨® desde arriba al resto ning¨²n domingo, salvo el definitivo, el que de verdad contaba. Gan¨® sin haber ganado. Yo entonces ten¨ªa 11 a?os, no hab¨ªa visto una carrera en mi vida, no hab¨ªa o¨ªdo jam¨¢s ese nombre y la existencia de un campeonato mundial de ese deporte hab¨ªa pasado totalmente desapercibida para m¨ª. Pero el d¨ªa que ese piloto gan¨® el t¨ªtulo, empez¨® mi fugaz pasi¨®n por las motos.
Cuando vi en la televisi¨®n la repetici¨®n de las ¨²ltimas curvas de ese campeonato no pude apartar la mirada. A Alzamora le bastaba con quedar segundo mientras que el otro piloto que optaba al t¨ªtulo, Marco Melandri, ten¨ªa que ganar y que el espa?ol quedara, al menos, tercero. Para no romper con su l¨ªnea, Alzamora sali¨® a asegurar, a quedar segundo, ganar la carrera estaba sobrevalorado. Melandri sab¨ªa que as¨ª no ganar¨ªa el mundial, as¨ª que, cuando iba en cabeza, lo esper¨® y en los ¨²ltimos coletazos de la carrera hace una maniobra en la que parece que intenta empujarlo para echarlo de la pista. Semejante guarrada me impact¨® de tal manera que desde ese momento me convert¨ª en la seguidora n¨²mero uno de ese piloto que hab¨ªa mantenido el tipo y acab¨® ganando el mundial haciendo lo que hab¨ªa hecho durante todo el a?o: aguantar y no caerse.
Creo que lo que m¨¢s me impact¨® fue el nivel de descaro: si alguien hace eso delante de millones de espectadores para ser el que se lleve la gloria, ?qu¨¦ no har¨¢ cuando no lo mira nadie? El italiano perdi¨® el t¨ªtulo por un punto que, seg¨²n he le¨ªdo ahora en alguna entrevista creo que todav¨ªa le escuece. En algo parecido a una disculpa unos d¨ªas despu¨¦s de la carrera, aseguraba que Alzamora no hab¨ªa tenido la culpa de nada, pero que alguien le hab¨ªa robado el mundial en Espa?a. Estoy segura de que todav¨ªa hoy considera injusto que su rival ganara solo por su constancia cuando ¨¦l hab¨ªa sido el prodigio. Entonces ten¨ªa la excusa de la juventud, pero eso se pasa. Qu¨¦ mal perder.
La devoci¨®n por este deporte me dur¨® un a?o, fue breve pero intenso. Ahora pienso en esa pasi¨®n fulgurante como cuando te ves en fotos de adolescente y no entiendes en qu¨¦ estabas pensando para ponerte esa ropa. Pero a mis padres no les debi¨® de parecer tan extra?o porque hasta me llevaron a un Gran Premio en Valencia en la temporada que sigui¨® a aquella en la que Alzamora fue el campe¨®n. Supongo que cuando ve¨ªan que hasta me levantaba de madrugada para ver las carreras de Jap¨®n y Australia se dieron cuenta de que iba en serio. Ese d¨ªa, mi ¨ªdolo fue quinto, en su l¨ªnea. La verdad es que si lo pienso, mis padres deb¨ªan de estar alucinando con esta obsesi¨®n, pero lo llevaron con dignidad. Total, ya hab¨ªa pasado por la ¨¦poca de fanatismo por la Spice Girls, igual estaban deseando ver con qu¨¦ me daba el a?o siguiente. Por cierto, fueron los Beatles.
Ya se me ha olvidado qu¨¦ goma es mejor para lluvia y cu¨¢l para seco y tambi¨¦n la forma de los circuitos. A duras penas sabr¨ªa nombrar a dos o tres de los pilotos actuales. Pero tal vez lo que mi ¨ªdolo pasajero de la ni?ez hizo aquel a?o pueda ser una buena filosof¨ªa de vida: seguir adelante aunque no haya ni un solo d¨ªa en el que seas el primero. Tal vez ese es el triunfo. Y para eso tambi¨¦n hay que aprender a mantenerse firmes, a pesar de los melandris.
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