Tu Pap¨¢ Noel ser¨¢ Messi
Podr¨ªas haber nacido, Gino, en pa¨ªses con sociedades m¨¢s organizadas y m¨¢s justas. Te podr¨ªa haber tocado en Dinamarca. Pero no, te toc¨® ac¨¢, el mejor pa¨ªs del mundo
?Gino, despertate que somos campeones del mundo! Desperezate, hijo, lo m¨¢s r¨¢pido posible, que te queremos llevar a la calle. A la esquina aunque sea para que no te asusten los ruidos. Despertate que se termin¨® el sufrimiento, que por unos d¨ªas ac¨¢, en este lado del mundo, tenemos la felicidad garantizada. Despertate que ya termin¨®, que bailamos a Francia durante 60 minutos, que sufrimos como la hostia y nos empataron, y que terminamos festejando en la definici¨®n por penales. ?Despertate, Gino, que ...
?Gino, despertate que somos campeones del mundo! Desperezate, hijo, lo m¨¢s r¨¢pido posible, que te queremos llevar a la calle. A la esquina aunque sea para que no te asusten los ruidos. Despertate que se termin¨® el sufrimiento, que por unos d¨ªas ac¨¢, en este lado del mundo, tenemos la felicidad garantizada. Despertate que ya termin¨®, que bailamos a Francia durante 60 minutos, que sufrimos como la hostia y nos empataron, y que terminamos festejando en la definici¨®n por penales. ?Despertate, Gino, que Messi lleg¨® a la altura de Maradona! Es casi imposible escribir esto, pero voy a intentar dejarte algunos recuerdos. Vivimos la mejor semana de nuestras vidas, hijo. Argentina estuvo en un ¨¦xtasis porque el f¨²tbol fue un combustible de alegr¨ªa. Sucedieron, como un remolino, un c¨²mulo de episodios que demostraron que con tantas emociones compartidas no quer¨ªamos que esta semana terminara nunca. Para que te des una idea, un grupo de locos eligi¨® cantarle a una abuela y eso se convirti¨® en c¨¢bala, aunque la mujer no fuera abuela; dos personas chocaron e inmediatamente despu¨¦s eligieron no pelearse, sino que se dieron un abrazo, y en Bangladesh, un pa¨ªs del sudeste asi¨¢tico, un puntito en el mapa a 17 mil kil¨®metros de donde vivimos (te repito: 17 mil kil¨®metros de distancia, otro idioma, otras costumbres), hay furor por nuestra selecci¨®n. No quer¨ªamos que estos d¨ªas se terminaran o, bueno, en verdad quer¨ªamos que terminara as¨ª. Ya ten¨¦s una Copa del Mundo para vos, la llave del orgullo para toda la vida.
Hace unos d¨ªas la mam¨¢ de tu hermano me mostr¨® una forma de resumirte a Argentina. La explicaci¨®n, nos dijo, est¨¢ escondida en el tango Naranjo en Flor y es, ni m¨¢s ni menos, casi un camino de vida: ¡°Primero hay que saber sufrir, despu¨¦s amar, despu¨¦s partir¡±. Te va a pasar, Gino: la vas a pasar mal porque no hay posibilidad de gambetear los malos tragos, y esos dolores, esas cicatrices, te endurecer¨¢n. No te alarmes, hijo, frente a algunas angustias. Enfrentalas, dejate ganar a veces, retroced¨¦ para tomar envi¨®n y salir. Te juro que pasan, creeme.
Y si no, mir¨¢ esta final contra Francia que ser¨¢ historia. No ten¨¦s noci¨®n, lo s¨¦, pero despu¨¦s de ir ganando 2 a 0 con un f¨²tbol vistoso, de toque, con jugadas elaboradas ante el defensor del t¨ªtulo, empezamos a padecer. Fue casi una tortura, hijo, pero ah¨ª record¨¦ la ense?anza de la mam¨¢ de tu hermano. Sabelo, preparate: ac¨¢, sufrimos, es casi una ley. Y ocurre desde el inicio de los tiempos. Es una caracter¨ªstica casi intr¨ªnseca, como si fuera un recorrido obligado. Y no se aplica s¨®lo al f¨²tbol. Pero zafamos. La definici¨®n por penales estuvo de nuestro lado. Te quedan unos a?os para poder ver al Dibu Mart¨ªnez y sus atajadas, un arquero que aparecer¨¢ con foto en los manuales del f¨²tbol, uno al que seguro admirar¨¢s. ?Despertate, Gino, que ahora queremos ser felices con vos! Llegaste al mundo en esta explosi¨®n de vida que es Argentina, en horas en las que estamos enamorados de nosotros mismos. Y mir¨¢ que es llamativo, eh. Siempre pens¨¦ que cuando tuviera un hijo la Navidad tomar¨ªa otro sentido: en una familia sin ni?os desde que los ¨²ltimos entramos en la adultez fantase¨¦ con emoci¨®n, sorpresas, regalos. Y sin embargo, cuando faltan apenas unos d¨ªas para que llegue Pap¨¢ Noel, no creo que sea mejor que esta jornada.
Ya s¨¦. Tu Pap¨¢ Noel ser¨¢ Messi, este hombre que desafi¨® al tiempo y se repuso a los golpes. Cuatro finales perdidas con la selecci¨®n, Gino. Justo ¨¦l, el que todo lo gana, no pod¨ªa conseguir este trofeo representando al pa¨ªs. Hoy lo logr¨®, rodeado de pibes que lo tienen de ¨ªdolo y que quer¨ªan ganar la Copa tambi¨¦n para ¨¦l. Para que no se despidiera del f¨²tbol sin este trofeo en su vitrina. Messi lo hizo y por eso tambi¨¦n estos son d¨ªas para salir a la calle, contar que sos argentino y sentir ese aura especial.
Mientras nos llegan mensajes de amigos y amigas que te adjudican una partecita de este logro, nos re¨ªmos. ¡°Gino lleg¨® con la Copa bajo el brazo¡±, escribe Pipi y tambi¨¦n Flor y tambi¨¦n Noe y Paloma, Vero y tantos otros. Tu pap¨¢ infla el pecho y enumera los t¨ªtulos que Boca obtuvo desde que naciste, hace dos meses. Fuiste nuestra c¨¢bala m¨¢s hermosa, ser¨¢s nuestro amuleto para siempre.
Quiero que sepas que casi todo lo que s¨¦ de la vida lo aprend¨ª con el f¨²tbol, jug¨¢ndolo o vi¨¦ndolo. Y que si alguna vez me pregunt¨¢s qu¨¦ es lo que hace a la vida digna de vivirse tengo un juego con pelota para empezar a contestarte. Que esa ropita de Messi que te pusimos hoy es un orgullo y una intenci¨®n: que sepas que un Mundial te puede hacer feliz. Que hoy en las calles ser argentina es mirarse y reirse con los ojos, abrazarse con desconocidos, tomar de la misma botella o el mismo mate, ponerse a llorar de dicha. Hoy ser argentinos, como nosotros, es ser parte de la historia.
No hay ni habr¨¢, Gino, relatos mitol¨®gicos, inventos ni exageraciones con vos, que vas a tener a tu disposici¨®n todos los videos del mundo para repasar esta Copa. Para mirar a Messi de atr¨¢s para adelante, con c¨¢maras de arriba y de costado, de seguimiento colectivo y personal. No habr¨¢ f¨¢bulas ni mentiras: vas a tener todo a mano para revisarlo y te apuesto que ni siquiera as¨ª dejar¨¢s de sorprenderte. Tampoco podr¨¢s descubrirle los trucos. Y es cierto, s¨ª. Podrias haber nacido en pa¨ªses con sociedades m¨¢s organizadas. M¨¢s equitativas, m¨¢s justas. Menos desiguales. Menos castigadas. Te podr¨ªa haber tocado en Dinamarca, en Finlandia, en Noruega. Pero no. Te toc¨® ac¨¢, te toc¨® el mejor pa¨ªs del mundo.
Ahora que tus ojos se entrecierran, que los p¨¢rpados parece que te pesaran, mejor no te escribo m¨¢s. Te dejo viajar a uno de tus sue?os. And¨¢ a descansar, hijo, que ya me hiciste la mam¨¢ m¨¢s feliz del mundo.
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