La "cumbre" democratacristiana
Los l¨ªderes de la democracia cristiana de casti toda Europa, y otros representantes de partidos democr¨¢ticos sin expresa definici¨®n confesional, se dieron cita ayer en Madrid. No es obvio decir que, a cuatro meses vista de las elecciones generales para constituir el Parlamento, la cita democr¨¢tica europea en la capital de Espa?a encierra notoria significaci¨®n en todos los ¨®rdenes.Ya es noticia, y bien significativa, se?alar que tal acontecimiento tiene lugar en nuestro pa¨ªs por vez primera, pero, en cualquier caso, desde hace m¨¢s de cuarenta a?os. Esta aut¨¦ntica ?cumbre? de figuras pol¨ªticas de la DC, todas ellas de primera magnitud, al igual que la celebrada semanas atr¨¢s por la Internacional Socialista, hubiera sido impensable en otras circunstancias. Quiere decirse que algo decisivo e irreversible ha ocu rrido para que ambas, reuniones, de gran trascendencia politica internacional; en este caso, la con vocada por el Equipo Dem¨®crata Cristiano del Estado Espa?ol, partido que preside Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles, haya podido celebrarse tambi¨¦n con absoluta normal?dad. Pues bien: lo sucedido no es otra cosa que Espa?a inicia serena y firmemente el camino, para hacer realidad unas instituciones democr¨¢ticas y que asume, por tanto, sin reservas, el pluralismo ideol¨®gico de la sociedad. En este sentido, la democracia cristiana o el centro democr¨¢tico, en sus diversas variantes, representa unas opciones pol¨ªticas con fuerza en el pa¨ªs. Y como es natural, la comparecencia de los m¨¢s calificados l¨ªderes europeos supone, de una parte, la homologaci¨®n formal de esa democracia cristiana espa?ola, y de otra, el compromiso de la siempre necesaria colaboraci¨®n para las futuras elecciones parlamentarias.
Por ello, la cumbre democristiana de Madrid viene l¨®gicamente a clarificar el espectro pol¨ªtico y, sobre todo, pone de relieve la chance de una opci¨®n ideol¨®gica.de centro, con el necesario atractivo para tener oportunidad, posiblemente, de aglutinar un sector nada desde?able del electorado. Sin embargo, esta magna reunion internacional de la democracia cristiana, con todo lo que significa o debe significar de un mayor acercamiento y una m¨¢s estrecha identificaci¨®n de nuestro pa¨ªs con las ¨¢reas econ¨®micas y geopol¨ªticas del mundo occidental, tiene evidentemente un valor mucho m¨¢s profundo que aquel que podr¨ªa derivarse del puro y simple apoyo a un partido pol¨ªtico democr¨¢tico, como es el del se?or Gil Robles.
Resaltamos ahora lo positivo, y tiempo habr¨¢ para se?alar lo que esta reuni¨®n pueda suponer de divisi¨®n en la familia de la democracia cristiana.
2 febrero
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