Despu¨¦s de Tito, ?qu¨¦?
En la noche del 25 al 26 de abril, un importante dirigente del Partido Comunista yugoslavo me llam¨® por tel¨¦fono al hotel ?Jugoslavija? -la catedral hotelera del estilo americano de Novi Bedgrad (Nuevo Belgrado)- para pedirme que no publicara con su nombre los t¨¦rminos de una conversaci¨®n que hab¨ªamos tenido unas horas antes.A la ma?ana siguiente un ?Mercedes? con dos secretarios y un ch¨®fer me acompa?aron a una gran torre de aluminio y cristal, ubicada tambi¨¦n en Novi Beograd, kente al r¨ªo Sava, donde funciona el comit¨¦ central del partido. All¨ª mi interlocutor y yo ampliamos la conversaci¨®n del d¨ªa anterior.
?Naturalmente -repiti¨®- todo off the record.? Salvo algunos casos excepcionales, en los que las declaraciones a la prensa -sobre todo a la extranjera- encuentran su raz¨®n en necesidades u objetivos muy determinados de la pol¨ªtica interior o internacional, los l¨ªderes yugosla vos de primera fila, incluido el propio Tito, prefieren la discreci¨®n. Una discreci¨®n que no excluye, sin embargo, en el ¨¢mbito del off the record, buenas dosis de espontaneidad e incluso de entusiasmo; todo ello acompa?ado de un fino sentido del humor y de innumerables tazas de cafe turco, herencia de los viejos d¨ªas del imperio otomano.
?Qu¨¦ ocurrir¨¢ despu¨¦s de Tito? ?Su salud es excelente -replica el partido- Pero cuando lo perdamos -y no nos gusta pensar en ese d¨ªa no ocurrir¨¢ nada grave. Funcionar¨¢n las instituciones, con la presidencia de la rep¨²blica a la cabeza. Tambi¨¦n el partido, que es un aparato integral.? ?No -asegura Milovan Djilas, el ex compa?ero de Tito, hoy opositor liberal, tras nueve a?os de c¨¢rcel-: habr¨¢ dificultades, quiz¨¢s graves. Kardelj y Dolanc (segundos de Tito en la jerarqu¨ªa del partido) son poderosos e inteligentes, pero ninguno podr¨¢ reemplazarlo.?
Sea como fuere, de cara al futuro convierte tener en cuenta el conjunto de las realidades presentes, que pueden resumirse en los siguientes puntos:
1. Todos los a?os viajan al extenor, especialmente a Europa occidental, alrededor de cinco millones de yugoslavos, y todos regresan. La oposici¨®n extra partidaria, obligada a la clandestinidad, se insin¨²a en el grupo ?Praxis?, de Zagreb (?marxistas puros?), que achaca al r¨¦gimen su ?revisionismo? y su ?burocratizaci¨®n?. Existe tambi¨¦n otro sector, el de los ?sesenta?, que hace poco pidi¨® a las autoridades la supresi¨®n del poder discrecional de la polic¨ªa para la concesi¨®n de pasaportes. Hay, finalmente, entre quinientos y seiscientos presos pol¨ªticos, ?en su mayor¨ªa -asegura mi interlocutor- stalinistas?. El socialdem¨®crata Djilas es, seg¨²n el partido, un ?caso aislado?, mientras Miliail Miliailov, con tres procesos y ocho a?os de c¨¢rcel... contin¨²a en la c¨¢rcel.
Propiedad privada y nacionalidades
2. El 80% de la tierra sigue siendo propiedad privada. Lo mismo gran parte del comercio y ciertos servicios, como los taxis. Tres o cuatro empresas agroindustriales, con campos de doscientas a trescientas hect¨¢reas, han desarrollado una valiosa tecnolog¨ªa agroindustrial, que hoy se exporta a los pa¨ªses de Africa, Am¨¦rica Latina (Per¨²) y hasta a Estados Unidos. Con una tasa de inflaci¨®n del 12-15 % anual, la mitad de las exportaciones yugoslavas van al Mercado Com¨²n Europeo. El capital y la tecnolog¨ªa norteamericana y europea se hacen sentir en todo el pa¨ªs.
3. En los ¨²ltimos cinco a?os el problema de las nacionalidades, en particular la servia y la croata, no se ha manifestado en forma aguda. La figura de Tito, objeto de un indisimulable ?culto a la personafidad? (proliferan los afiches y los nombres de calles y ciudades en su honor) parece ser el eje en ese terreno. Pero el partido, aparentemente, no ha perdido de vista a¨²n del todo, a pesar de la excesiva burocratizaci¨®n, las ventajas de la descentralizaci¨®n. El ingreso per c¨¢pita nacional llega a los 1.200 d¨®lares, pero las diferencias econ¨®rnicas regionales son acusadas. Recientemente se ha registrado un fen¨®meno inquietante para el r¨¦gimen: las huelgas espont¨¢neas, de corta duraci¨®n, fuera del control ?sindical? y partidario, claro est¨¢, y a la vez sin motivaciones pol¨ªticas. ?Un misterio interesante?, dice Djilas. El hecho se atribuye al, ?misterio? de la autogesti¨®n yugoslava, por la cual un obrero ?puede ganar en una f¨¢brica 7.000 dinares mensuales (25.000 pesetas), y en otra, por el- mismo trabajo., s¨®lo 4.000.
Control piramidal
4. Pese a las instituciones de? sistema, el control del partido en todos los estamentos de la vida nacional es hoy piramidal y profundo, desde el ej¨¦rcito, los sindicatos, y la ense?anza hasta la prensa y los organismos del Estado. Nada escapa a la ?dictadura del proletariado?. ? De ah¨ª la f¨¦rrea discreci¨®n partiddria?, me explica un miembro de ?Praxis?. ?Nada de personalidades o de personalismos -reitera-, mientras viva Tito?. Lo cual vale tambi¨¦n para los cr¨ªticos internos, como los del propio ?Praxis?, que se refugian en el anonimato ?no s¨®lo portemora la polic¨ªa -subrayan-, sino porque tambi¨¦n nosotros somos, por as¨ª decir, autogestionarios?.
5. La posibilidad de una intervenci¨®n sovi¨¦tica tras la desaparici¨®n de Tito no es en absoluta desechable. Quiz¨¢ por esa raz¨®n Belgrado acaba de arreglar con Italia la cuesti¨®n de Trieste, luego de cuarenta a?os de litigio, y ?las relaciones con Washington -sostiene mi interlocutor del partido- son buenas. Jam¨¢s nos incorporaremos a un bloque, y si al guien nos ataca, sea quien fuere, nos defenderemos?. En la suma -y en la resta- de algunas de estas realidades se encuentra el futuro yugoslavo. Pero el postitoism.o presenta a¨²n rhuchas caras oscuras. Por el momento, ah¨ª la historia habla tambi¨¦n off the record.
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