El Atl¨¦tico, eliminado de la Copa
Por su mala suerte en el primer tiempo y por su mal juego en el segundo -gran parte del cual lo jug¨® con ventaja num¨¦rica de dos hombres- el Atl¨¦tico ha quedado eliminado de la Copa. Paco, el cerrojo sevillista y el palo en una ocasi¨®n frenaron el buen juego del Atl¨¦tico cuando ¨¦ste se produjo. En los ¨²ltimos veinticinco minutos, el Atl¨¦tico se vino abajo y desperdici¨® la oportunidad de batir a un rival al que faltaban dos hombres.Carriega se decidi¨® para este encuentro por una alineaci¨®n defensiva. Dej¨® fuera a Yiyi, extremo, y dio cabida a Dos Santos, un centrocampista. La intenci¨®n del Sevilla era clara desde el primer momento: encerrarse en su ¨¢rea para retrasar lo m¨¢s posible la llegada de los goles atl¨¦ticos. En torno a la a¨²n s¨®lida figura de Gallego, excelente sobre todo por alto, se cerr¨® una firme defensa, r¨¢pida, sacrificada y siempre muy dura. Los centrocampistas, con la sola exclusi¨®n de Rubio, se ocupaban especialmente de contener, de marcar en la media con pressing directo sobre los centrocampistas del Atl¨¦tico. En punta quedaban Cantudo y Montero, uno en cada banda.
El Atl¨¦tico se ech¨® adelante desde el principio, buscando de salida el gol casi con desesperaci¨®n. Heredia quedaba como l¨ªbero Cap¨®n y Benegas eran los marcadores de Montero y Cantudo, y el resto de los hombres, incluido Marcelino, que vigilaba a Rubio, se preocupaban especialmente de la construcci¨®n. Aguilar y Ayala estaban en las puntas -aunque el argentino se mov¨ªa con frecuencia por otras zonas- y Rub¨¦n Cano se bat¨ªa en el centro con Gallego, al que doblaba Rivas. En la media, Robi, Salcedo y Leal, siempre marcados de cerca, trotaban lo suyo para escapar de los estrechos marcajes y buscar posiciones de disparo o entregar el bal¨®n a los compa?eros de vanguardia.
El partido, as¨ª, resultaba poco m¨¢s que un forcejeo en medio campo. El Atl¨¦tico jugaba con br¨ªo y con cierta inspiraci¨®n, y Paco tuvo que acreditar varias veces su conocida calidad. El larguero le salv¨®, adem¨¢s, en una ocasi¨®n a cabezazo de Rub¨¦n Cano. A los doce minutos de la segunda mitad, Ayala encontrar¨ªa el ¨²nico resquicio del partido para marcar. A los cinco minutos de ese gol, el Sevilla hab¨ªa perdido dos hombres por sendas expulsiones de Ja¨¦n y Blanco, la primera justa por acumulaci¨®n de tarjetas, y la segunda tambi¨¦n justa -aunque inusual- por la dureza de su- entrada.
El Atl¨¦tico ten¨ªa por delante cerca de media hora para marcarle dos goles -o uno y luego la pr¨®rroga- a un equipo de nueve hombres. Pero al Atl¨¦tico no le va lo, f¨¢cil, y los m¨¦ritos que hasta entonces hab¨ªa mostrado se esfumaron. El Sevilla, por su parte, renunci¨® al pressing en la media por falta de hombres y se meti¨® en el ¨¢rea para esperar al Atl¨¦tico, que acosaba con torpes cargas siempre finalizadas en disparos desde fuera del ¨¢rea desviados o en c¨®rners. Curiosamente, un bal¨®n largo despejado desde la defensa lleg¨® a Montero, que, falto de vigilancia, estuvo muy cerca de marcar. Los minutos fueron pasando, y la torpeza del Atl¨¦tico no pudo ser remediada por los cambios que Luis orden¨®. Al final, con la lesi¨®n de Reina -al que sustituy¨® Heredia en el marco, como queda dichoalivi¨® algo la diferencia num¨¦rica entre urrequipo y otro, y eso acab¨® de hundir al Atl¨¦tico, que en esos ¨²ltimos minutos perdi¨® el gas y casi puede decirse que tir¨® la toalla. El Sevilla sigue adelante, y hay que reconocerle m¨¦ritos, pues la defensa que hizo de su marco en la segunda mitad ante un equipo con dos hombres m¨¢s ray¨® en lo heroico. Madrid, pues, se queda sin Copa. Dentro de diez d¨ªas despediremos el f¨²tbol.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.