"Todo gira en torno a Apalategui"
Al filo de la medianoche, tuvo lugar una rueda de prensa en la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Bilbao, en la que se facilitaron m¨¢s detalles sobre el suceso. Participaron eni la misma el director general adjunto de Seguridad, Jos¨¦ S¨¢inz, el jefe superior de Polic¨ªa de Bilbao, y el teniente coronel de la Guardia Civil que comand¨® las operaciones de b¨²squeda del cad¨¢ver.
La alarma surgi¨® sobre las doce del mediod¨ªa. El jefe de Correos de San Sebasti¨¢n llamaba a la comisar¨ªa de Polic¨ªa para dar cuenta del hallazgo, en un buz¨®n, de unos papeles sueltos, sin ning¨²n nombre, en los que se hablaba del secuestro del se?or De Ybarra, y que pod¨ªan ser importantes.El comisario jefe se encontraba departiendo con el gobernador civil, y orden¨® que dos funcionarios se trasladasen a Correos a recoger las notas. Poco despu¨¦s, el contenido de ambos mensajes era transmitido a la Jefatura Superior de Polic¨ªa de Bilbao, por el sistema dex.
Al ver que en el mensaje se hablaba de un tercer papel, escrito de pu?o y letra por el secuestrado, se decide volver a Correos para buscarlo, y efectivamente aparece en una papelera. Como se trataba de una hoja de bloc, cuadriculada, en la que s¨®lo figuraba la direcci¨®n de la se?orita Mercedes Barrena (Tribunal de Menores, Campo Volant¨ªn, 19, Bilbao), no se le hab¨ªa dado importancia. Se comprueba que, efectivamente, la letra es de Javier de Ybarra.
Con todos estos datos se informa al teniente de la Guardia Civil para que inicie la b¨²squeda de inmediato. A las dos de la tarde salen tambi¨¦n de San Sebasti¨¢n unos funcionarios de polic¨ªa con los mensajes originales. Sobre las tres y cuarto de la tarde, la Guardia Civil hab¨ªa llegado ya a Bar¨¢zar, e iniciaba el rastreo siguiendo precisamente la descripci¨®n del mensaje y el plano. Un n¨²mero, a quien acompa?aba el monta?ero Antonio Navarro, encontr¨® el cad¨¢ver hacia las siete menos cuarto. Lo describe el teniente. coronel. Soriano:
?Estaba cubierto con un pl¨¢stico, que estaba sujeto en sus extremos por unas ramas. Fuera del pl¨¢stico sal¨ªa el pie izquierdo. Cuando retiramos el pl¨¢stico sali¨® un chorro de sangre mezclada con agua. El cad¨¢ver, en posici¨®n de dec¨²bito supino, no presentaba a primera vista ning¨²n orificio de bala, aunque el examen del forense permiti¨® descubrir luego un orificio de entrada en la nuca, con salida por la sien derecha, y otro s¨®lo de entrada en la sien izquierda. ?
A?ade que, por el momento, no se puede determinar si fue asesinado en el mismo lugar o trasladado despu¨¦s de su muerte. ?No se han encontrado casquillos de bala, y hasta que se efect¨²e la autopsia no se podr¨¢ saber el tipo de arma y munici¨®n empleados. Junto al cad¨¢ver estaban su gabardina doblada, sus libros y efectos personales. Ten¨ªa la barba crecida.?
?Esa zona -en que se encontr¨® el cad¨¢ver- fue batida el lunes, pero no podemos asegurar que no estuviese ya all¨ª aquel d¨ªa. A pesar de nuestra voluntad y dadas las dificultades del lugar, bosq ue cerrado y mucha niebla, se nos pudo pasar. La autopsia podr¨¢ aclarar algo al respecto, al dar la fecha de su muerte.?
Sin rastros ni pistas de los autores
El propio teniente coronel Soriano describe la ropa que vest¨ªa el cad¨¢ver: ?Un traje gris oscuro, jersey negro y camisa blanca. Un pa?o de color rojo, una especie de gorro de dormir, le tapaba la frente y la cara.?
Acerca de la posible identidad de los autores habla el director general adjunto de Seguridad, Jos¨¦ Sainz: ?Desde luego, est¨¢n en la l¨ªnea de lo que se ha dicho en la prensa. Todo gira en torno a Apalategui, junto con otros miembros de su organizaci¨®n.?
Sobre la suerte que apliquen las autoridades francesas a Apala, el se?or Sainz dice que en ese tema se tiene que guiar de los peri¨®dicos y agencias, ?porque nosotros no tenemos contactos con las autoridades francesas. Nuestras medidas, que antes estaban orientadas a buscar a Javier de Ybarra, que desgraciadamente ya ha aparecido, tienen que ir encauzadas ahora a la identificaci¨®n de los autores?.
Se se?ala tambi¨¦n que sobre la zona no han podido encontrarse rastros de coches, ya que con las lluvias ca¨ªdas en la zona cualquier se?al se borra en estas pistas forestales, que, adem¨¢s, son recorridas por grandes camiones.
Acerca de la posibilidad de que la familia hubiera abonado ya alguna cantidad importante a los secuestradores -el diario Deia se?alaba ayer que se hab¨ªan entregado cuatrocientos millones-, el se?or Sainz dice que ?la polic¨ªa no puede intervenir en ese tema, y, es m¨¢s, si oyese, har¨ªa como si no lo hubiese o¨ªdo, porque es algo que corresponde a la familia en estas circunstancias tan humanas?.
El se?or Sainz a?ade, por ¨²ltimo, que todo lo relacionado con el secuestro del se?or De Ybarra es uno de los servicios m¨¢s importantes que tiene pendientes la polic¨ªa espa?ola, y que por eso sus superiores le ordenaron que se trasladase a Bilbao, ?por si pod¨ªa echar una mano?.
Fuera ya de la rueda de prensa, y ,en relaci¨®n con la posible entrega de dinero por parte de la familia a los secuestradores, en fuentes allegadas se nos asegura que el s¨¢bado ¨²ltimo, a la una de la tarde -dos horas antes de que expirase el ultim¨¢tum-, un intermediario de los Ybarra entabl¨® nuevo contacto con los comandos especiales de ETA pol¨ªtico-militar, responsables del secuestro seg¨²n todos los indicios. Estos insistieron una vez m¨¢s que se manten¨ªa la exigencia de mil millones de pesetas, cantidad que la familia consideraba ?inalcanzable?.
De todos modos, todav¨ªa el martes manifestaba Juan Antonio de Ybarra que continuaban los contactos con los secuestradores. Si esto fuera cierto se habr¨ªan mantenido las negociaciones tres d¨ªas despu¨¦s del asesinato del se?or De Ybarra. Porque su muerte se produjo, con toda probabilidad, el s¨¢bado, ?unas horas despu¨¦s de las tres de la tarde?, tal como indicaba ya el primer anuncio de su ejecuci¨®n llegado ya el pasado lunes a Radio Popular de Bilbao.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.