Experimento ecol¨®gico en la ciudad de Bremen
Desde el mi¨¦rcoles de la semana pasada, quien llega a la gran plaza de la estaci¨®n de Bremen puede servirse de una de las bicicletas rojiblancas, propiedad del Estado, para seguir su camino hasta el centro de la ciudad. Las bicicletas, sesenta de las cuales han sido puestas en servicio por el momento, pueden ser dejadas tras su empleo en cualquiera de los apartamentos dispuestos a lo largo de las calles que conducen desde aquella plaza, donde terminan la mayor parte de los medios de comunicaci¨®n entre la ciudad y la periferia, y el casco viejo, donde se encuentran los centros comerciales y administrativos de la ciudad-Estado.Esta iniciativa, ¨²nica por el momento en la Rep¨²blica Federal, se encuentra a¨²n en sus comienzos. La Administraci¨®n de la ciudad tiene la intenci¨®n de ir poniendo en servicio una buena parte de las mil bicicletas que anualmente van a parar a subasta por haber sido robadas y no reclamadas por sus propietarios. Por un presupuesto medio de unas 4.000 pesetas, los veh¨ªculos son puestos en condiciones t¨¦cnicas y equipados de portaequipajes antes de entrar en servicio. Una instituci¨®n para la formaci¨®n de j¨®venes parados es la encargada de ponerlas y mantenerlas en condiciones.
En los cuatro primeros d¨ªas han desaparecido la mitad de los biciclos, veinte de ellos han vuelto a ser encontrados completamente inutilizados. Pero esto no parece desanimar a la Administraci¨®n, que se ha impuesto cien d¨ªas de experiencias antes de inundar la ciudad, a principios del pr¨®ximo a?o, con cientos de veh¨ªculos. En sus c¨¢lculos estaba ya previsto un desarrollo inicial semejante. Seg¨²n declaraciones de los animadores de la iniciativa, en circulaci¨®n, la tentaci¨®n de llevarse una a casa ser¨¢ muy grande, pero cuando su n¨²mero en servicio sea suficiente y su circulaci¨®n no est¨¦ limitada a este trayecto ¨²nico actual, el robo carecer¨¢ de sentido.
Los habitantes de la ciudad han acogido la iniciativa con entusiasmo. Cuando al final de la semana pasada se dio la noticia de la desaparici¨®n de un buen n¨²mero e las bicicletas rojiblancas -los colores de la ciudad-, en pocas horas una serie de llamadas telef¨®nicas dio a conocer el paradero de los veh¨ªculos, abandonados por las calles.
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