"No tomar¨¦ medidas de excepci¨®n en el Pa¨ªs Vasco"
?No caer¨¦ en la trampa de tomar medidas de excepci¨®n en el Pa¨ªs Vasco, ni nadie puede tratar a su pueblo como si todos fueran de la ETA.? Adolfo Su¨¢rez Gonz¨¢lez, 46 a?os, presidente del Gobierno de la Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico, habla en tono cadencioso y firme.
Faltan s¨®lo unos d¨ªas para que el primer congreso nacional de su partido se celebre en Madrid, y el presidente ha accedido a una conversaci¨®n en profundidad sobre los temas de la pol¨ªtica espa?ola. Estas son, quiz¨¢, las primeras declaraciones de este g¨¦nero que Su¨¢rez hace desde que subi¨® al Poder. Su aversi¨®n por comparecer en p¨²blico, sus escasas intervenciones en las Cortes y el hecho de que no haya realizado todav¨ªa una rueda de prensa en regla han contribuido a rodearle de un peque?o halo m¨ªtico de silencios y sobreentendidos, que le viene, sin duda, muy bien. No es un l¨ªder, Su¨¢rez, al uso, pero es un fajador de andar por casa, y cuantos se acercan a ¨¦l dan fe de sus dotes de encantamiento personal. Siempre pens¨¦ -y lo tengo escrito- que era un buen pol¨ªtico, pero poco capaz de asumir los conceptos globales del Estado, La constancia, que es una virtud en cualquier clase de actividad, le ha otorgado, no obstante, eso que ¨¦l mismo reconoce como el aprendizaje del oficio. Y en los ¨²ltimos meses ha pasado de ser el solitario de la Moncloa a capitanear un grupo de j¨®venes ucedistas que militaron activamente en la oposici¨®n antifranquismo y que, en muy poco tiempo, han sentado las bases del hasta ahora inexistente partido del Poder.Este es el Su¨¢rez que aprovech¨® la conversaci¨®n de m¨¢s de tres horas que mantuvimos para asegurar sin empacho que ?las encuestas dicen que ante la opini¨®n p¨²blica, el hecho de haber sido franquista no impide para nada ocupar cargos pol¨ªticos de responsabilidad en la democracia. En todo caso -a?ade- este dato no fue ocultado al electorado, y recibi¨® un apoyo popular ya conocido?, todo ello como en una s¨²plica honesta de comprensi¨®n, porque si Carrillo, y Ruiz-Gim¨¦nez, y Felipe Gonz¨¢lez y hasta Xirinach han evolucionado, ?por qu¨¦ ¨¦l no? Evolucionado o no, acept¨® de inmediato cuando en un encuentro personal te suger¨ª hacer una entrevista como la de Giscard en el peri¨®dico, despu¨¦s de solicitar in¨²tilmente por m¨¢s de siete meses y a trav¨¦s del conducto oficial unas declaraciones del presidente del Gobierno, que completaran el espectro de opiniones publicado este a?o en EL PAIS por los principales l¨ªderes pol¨ªticos. ?Como la de Giscard, me parece muy bien?, djio, y acordamos que no hubiera un cuestionario escrito, sino que fuera el resultado de una conversaci¨®n, amigable, claro, ?c¨®mo no ha de ser amigable una conversaci¨®n en estos t¨¦rminos?, en la que ninguno estuviera a la caza de ninguno. Pienso que el pacto se ha cumplido.
Decidir sobre las elecciones
?Hay que tener en cuenta muchos factores antes de tomar una decisi¨®n sobre las elecciones: su incidencia en la situaci¨®n econ¨®mica; la necesidad de una imprescindible clarificaci¨®n en el horizonte pol¨ªtico; despejar la sensaci¨®n de interinidad que el Poder padece en estos momentos; la necesidad de un Gobierno que tenga fortaleza parlamentaria y que ampare la redacci¨®n de las leyes org¨¢nicas previstas en la Constituci¨®n, etc¨¦tera.?No quiere Adolfo Su¨¢rez definirse en torno al tema electoral (?ya han analizado en los peri¨®dicos la multitud de opciones que existen?), pero es tajante en lo que respecta a la eventualidad de su dimisi¨®n despu¨¦s del refer¨¦ndum: ?Jur¨ªdicamente no es necesaria, pol¨ªticamente puede ser conveniente. Yo pienso que en las circunstancias de este pa¨ªs, un partido que cuente, como el nuestro, con el 47% de la C¨¢mara, puede y debe gobernar solo con comodidad, pero mi Gobierno ha estado sometido a un deterioro superior al habitual, porque ha tenido que llevar a cabo la transici¨®n. Existe una sensaci¨®n de debilidad del Poder mayor que la que corresponde a nuestra propia representaci¨®n parlamentaria. En una situaci¨®n de normalidad pol¨ªtica, estas cosas no se plantear¨ªan, pero en las circunstancias actuales es evidente que, despu¨¦s del refer¨¦ndum, si no convocamos elecciones, el pa¨ªs necesitar¨¢ un Gobierno de mayor¨ªa suficiente. En todo caso, si se convocan elecciones, es preciso hacerlo en el momento justo, en la ocasi¨®n en que menos da?en al pa¨ªs.?
Y en que el Gobierno las gane, o las pueda ganar razonablemente, le espet¨®. Ning¨²n gobernante del mundo llama a las urnas si piensa que va a ser derrotado.
?Claro, claro, evidente. Pero en cualquier caso, es dif¨ªcil que haya mayor¨ªas absolutas con el sistema proporcional. Por eso dec¨ªa antes que con una minor¨ªa del cuarenta y muchos, se puede gobernar desde un Gabinete monocolor.?
El planteamiento de la reforma
?Muchos de los problemas a los que tiene que hacer frente el Gobierno actual no se originan por razones del n¨²mero de esca?os del partido, sino que nos vienen dados, son herencia de situaciones pol¨ªticas anteriores a la reforma.??Cuando ¨¦sta comenz¨®, la situaci¨®n de gran parte de las estructuras del Estado era muy d¨¦bil y, sin embargo, la sensaci¨®n que todo el mundo ten¨ªa era la de la existencia de un Estado fuerte. Naturalmente me plante¨¦ si era conveniente en aquel momento transmitir la realidad objetiva o, por el contrario, aprovechar la imagen de fortaleza que del Estado se ten¨ªa a fin de posibilitar una reforma desde la legalidad que, devolviendo la soberan¨ªa al pueblo, permitiera realizar la transici¨®n con los menores costes posibles y sin intervenciones extranjeras. Era consciente al adoptar esta posici¨®n que a corto plazo se podr¨ªa transmitir la imagen de un Gobierno d¨¦bil como en muchas ocasiones as¨ª ha parecido, pero creo que la decisi¨®n fue acertada y que la erosi¨®n sufrida por esa decisi¨®n est¨¢ justificada por el camino recorrido.?
?Hoy, el Estado es mucho m¨¢s fuerte porque, entre otras circunstancias, se orienta en la firme voluntad de la mayor¨ªa absoluta del pueblo y de sus representantes pol¨ªticos.?
Se sonr¨ªe cuando le digo que yo pienso que va a convocar elecciones (?a lo mejor me conoce bastante bien?), y luego rechaza la posibilidad de que las legislativas tengan lugar a la vez que las municipales. ?Estas deben celebrarse, por ley, en el plazo de noventa d¨ªas despu¨¦s de aprobada la Constituci¨®n. Pero si fueran al tiempo, que las generales, me terno que a la hora del voto primar¨ªa el inter¨¦s local del elector; en una palabra, que el voto municipal condicionar¨ªa el pol¨ªtico. Por lo dem¨¢s, s¨®lo si existiera una causa de fuerza mayor, como que se adelantaran las legislativas, podr¨ªan retrasarse las municipales.?
Le pregunto qui¨¦n ser¨¢ el candidato ucedista para alcalde de Madrid, y me dice que la semana entrante se reunir¨¢ el comit¨¦ ejecutivo, al que corresponde la designaci¨®n. Luego qui¨¦n ha de ser el secretario general del partido, ?Rafael Arias Salgado es mi candidato. Por lo dem¨¢s, UCD es presidencialista y el secretario general no tiene el protagonismo pol¨ªtico que en otros grupos.?
?C¨®mo ve el presidente su propio partido? ?Qu¨¦ perspectivas se abren ante el pr¨®ximo congreso? ?Cu¨¢l es su postura respecto a los socialistas, que constituyen objetivamente el ¨²nico peligro a corto plazo de desplazarle del Poder?
?UCD tiene que ser un partido frontera con el PSOE, y no creo que pueda existir ning¨²n grupo entre los socialistas y nosotros, El PSOE y la UCD pueden coincidir en algunos temas y existe un electorado flotante que puede ir tanto a unos como a otros. Pero a la postre, el modelo de sociedad que la UCD defiende es radicalmente diferente al de los socialistas. Lo que pasa es que estoy convencido de que muchas cosas que se presentan hoy como propias de la izquierda no son privativas de ¨¦sta; son banderas nuestras que nacen de una concepci¨®n de la dignidad del hombre y su libertad. Nosotros tratamos de mantenernos en el centro pol¨ªtico y queremos un modelo de convivencia basado en el di¨¢logo y bajo la ¨®ptica de la justicia. Esto exige reformas en profundidad de la estructura social de nuestro pa¨ªs.?
En cualquier caso, el presidente se muestra cauteloso y nada agresivo al hablar de trasformaciones pol¨ªticas. Sobre los comunistas resulta bastante expl¨ªcito. ?En pol¨ªtica, estoy acostumbrado a juzgar sobre los hechos y no sobre las intenciones, aunque, como es l¨®gico, a la hora de elaborar hip¨®tesis tambi¨¦n tenga en cuenta cu¨¢les puedan o no puedan ser aqu¨¦llas. Pero ateni¨¦ndonos a los hechos, tengo que decir que el comportamiento de Carrillo en el proceso democr¨¢tico ha sido muy correcto.?
Hablamos de las ¨²ltimas maniobras que, a juicio de los observadores, est¨¢ haciendo la UCD en el Parlamento, tanto para anular a sus disidentes, como Lasu¨¦n, como para acopiar votos que facilliten el eventual voto de investidura del presidenle. Se dice que, incluso, hombres de AP, Licinio de la Fuente o L¨®pez Bravo, podr¨ªan haberse ofrecido al partido del Gobierno, y que otros, como Ra¨²l Morodo, han sido o ser¨¢n nombrados cualquier cosa a cambio de su inclusi¨®n en la UCD.
?Son muchas las cosas que nos separan de Alianza Popular -declara enf¨¢ticamente Su¨¢rez-. Por lo dem¨¢s, todo esto de lo que me habla, me parece que responde a algunas maniobras para desestabilizar UCD hacia la derecha. No hay compra de votos por mi partido, entre otras cosas, porque ese me parece un sistema, adem¨¢s de rechazable, in¨²til. El caso que me se?ala de Morodo es muy f¨¢cil de explicar. Por un lado, ¨¦l no quiso unirse al PSOE, aunque particip¨® en los trabajos de la fusi¨®n con el PSP. No se ha afiliado a UCD, pero puede que lo haga en un futuro, porque creo que es un partido m¨¢s acorde con su perfil pol¨ªtico. Su nombramiento de embajador viene de atr¨¢s y es previo a toda esta situaci¨®n; nos conocemos desde hace tiempo y s¨¦ que tiene magn¨ªficas cualidades. Yo sab¨ªa y s¨¦ que, har¨¢ un magn¨ªfico papel como, embajador extraordinario en Africa. Por lo dem¨¢s, esto de los embajadores extraordinarios es una figura que estoy dispuesto a potenciar. Son util¨ªsimos y resuelven en ocasiones problemas que para el embajador residente resultan, por sus propias caracter¨ªsticas, mucho m¨¢s dif¨ªciles.?
Los delfines, al Poder
En los ¨²ltimos d¨ªas se viene barajando la posibilidad de una reforma de cuadros en UCD y en el propio Gobierno utilizando a los j¨®venes. Junto al de Rafael Arias Salgado, nombres como los de Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca, Luis Gamir, Oscar Alzaga, Javier Rup¨¦rez y tantos otros han saltado a las p¨¢ginas de los peri¨®dicos en una teor¨ªa de renovaci¨®n del Poder. Su¨¢rez asegura que ?necesitamos las generaciones nuevas. En gran parte son mucho m¨¢s capaces del di¨¢logo, y sobre todo est¨¢n infinitamente mejor preparadas. Estoy convencido de que hay pol¨ªticos de enorme talla entre estos j¨®venes y me parece positivo que ocupen sus responsabilidades en el partido y en el Gobierno?.?Trata de robar UCD al PSOE con este sistema, el voto del cambio generacional, ese electorado no ideol¨®gico pero s¨ª deseoso de una reforma sustancial en la manera de gobernar, y del que se lucraron sin duda los socialistas en las pasadas elecciones? ?Piensa Su¨¢rez que han desaparecido las reticencias antifranquistas que su partido origin¨® por el pasado de algunos de sus hombres -incluido ¨¦l mismo- y que es capaz de cambiar el signo del voto de los j¨®venes?
?Voy a acercarme a ese electorado -dice- no por t¨¢ctica ni por tentaci¨®n de poder, sino por la v¨ªa de la reflexi¨®n. S¨ª, efectivamente, creo que entre los votantes de las nuevas generaciones y entre los nuevos votantes de los dieciocho a?os hay una oportunidad para nosotros, si sabemos explicarla y convencerles de nuestra sinceridad.?
Hablamos del pr¨®ximo congreso ("Va a ser muy importante, no hay que olvidar que es un congreso constituyente?) y de las tensiones internas o deseos de ruptura de UCD. ?Las posibles tensiones que existan son las l¨®gicas de car¨¢cter personal, pero no ideol¨®gicas. A la postre, socialdem¨®cratas liberales y democrata-cristianos son los autores del progreso de la Europa occidental de la postguerra. Ahora existe una verdadera mutaci¨®n ideol¨®gica en Europa respecto a este esquema y lo que UCD trata es asumir los grandes principios; de estas corrientes ideol¨®gicas, que no son incompatibles entre s¨ª, e incorporar adem¨¢s las novedades del presente.?
?UCD es por eso un partido no dogm¨¢tico un partido de reflexi¨®n, y lo que es preciso y creo que se va a conseguir es que las tensiones no se institucionalicen, no devengan en ideol¨®gicas. Por lo dem¨¢s, todos quieren fortalecer la unidad del partido y transmitir esa imagen al exterior. Es un congreso para dos a?os y en el que se van a delimitar con claridad la ideolog¨ªa de UCD, el modelo de sociedad que propone, la posici¨®n ante los principales problemas pol¨ªticos y la estructura de los ¨®rganos democr¨¢ticos de gobierno del propio partido. Esa yo creo que es la oportunidad de los j¨®venes de los que antes habl¨¢bamos. A la postre, yo no tengo "amiguetes" en el Gobierno; mi ¨²nico amigo personal en ¨¦l es Fernando Abril, y creo que est¨¢ bastante demostrado que posee unas cualidades excepcionales. A Fernando le introduje en la vida pol¨ªtica hace muchos a?os y le nombr¨¦ ministro cuando hubo oportunidad. Es un hombre de primera. Pero, como dec¨ªa, hay que dar la oportunidad a los j¨®venes, y es preciso combinar la existencia de personalidades pol¨ªticas consagradas en UCD con el reconocimiento que merecen los que m¨¢s y mejor han trabajado por la construcci¨®n y el fortalecimiento del partido.?
He ah¨ª la imagen de un Adolfo Su¨¢rez remozando, con o sin elecciones, su gabinete y su organizaci¨®n pol¨ªtica con hombres m¨¢s j¨®venes que ¨¦l que te deber¨¢n la irresistible ascensi¨®n de sus carreras. Su¨¢rez no ser¨¢ ya s¨®lo el presidente, el jefe, ser¨¢ incluso el m¨¢s viejo de todos, y acaparar¨¢ todos los carismas del poder entre sus gentes. No lo dice, no lo dice, pero se le ve seguro de una cierta imprescindibilidad suya en el poder cara al futuro del pa¨ªs, ?La pol¨ªtica espa?ola es todav¨ªa una labor de artesan¨ªa, una mezcla de audacia y prudencia bien dosificadas. Necesitamos a¨²n dos o tres a?os para consolidar las instituciones democr¨¢ticas y poder ofrecer al pueblo lo que el pueblo quiere: m¨¢s seguridad y m¨¢s bienestar. Por lo dem¨¢s, ¨¦ste es un pa¨ªs cuyo espectro sociol¨®gico es el centro, enti¨¦ndame, no hablo del centro de UCD, sino del centro en s¨ª, que es un espacio pol¨ªtico que cubrimos fundamentalmente nosotros. Este es un pa¨ªs muy castigado por la historia, con heridas todav¨ªa a flor de piel, que lucha por huir de cualquier radicalizaci¨®n. Hav que recuperar la vocaci¨®n moral qe tuvo anta?o: muchos valores se hallan relajados, es preciso construir una sociedad quiz¨¢ con menos normas y mayor participaci¨®n ciudadana. La ¨¦tica tiene que ser el denominador com¨²n de los comportamientos sociales.?
?Lo importante -se?ala el presidente ahora- es que la norma jur¨ªdica no debe ni puede ir, en determinadas cuestiones, por delante de la concienciaci¨®n social. En este pa¨ªs estamos demasiado acostumbrados a tener leyes que nadie cumple.?
?Pero qu¨¦ es entonces para Su¨¢rez una sociedad m¨¢s permisiva como la que propone? ?Aquella que ofrece m¨¢s alternativas de libertad, m¨¢s oportunidades de desarrollo de las libertades personales y m¨¢s responsabilidad, por tanto. En definitiva la que ofrece m¨¢s respeto social a la libre conciencia de cada uno. Creo que ¨¦ste es un punto en el que merece la pena insistir. La democracia no es s¨®lo una cuesti¨®n de reclamar los derechos de todos sino tambi¨¦n de asumir y c¨²mplir los deberes y responsabilidades de cada uno.?
Democracia irreversible
Hablamos luego de las alternativas del poder en un r¨¦gimen democr¨¢tico y asegura que todav¨ªa hay sectores muy significados de la derecha de este pa¨ªs que toleran la existencia de una oposici¨®n, pero les aterra la idea de que si los socialistas ganan las elecciones sean ellos los que gobiernen, ?Y, sin embargo -a?ade-, esa es la esencia de la democracia.? Luego nos enfrascamos en la averiguaci¨®n de los peligros que acechan a ¨¦sta. ?Pueden existir personas o grupos que no quieran aceptar las alternativas de poder que surjan de unas elecciones. Pero yo creo que la democracia en Espa?a es absolutamente irreversible y que las amenazas que nos acechan bien por actitudes intolerantes de algunos sectores, bien por actividades terroristas que con demasiada frecuencia se utilizan como arma pol¨ªtica por grupos extremistas, no impedir¨¢n el logro de una convivencia estable, justa y libre. El terrorismo es una lacra social que afecta a numerosos pa¨ªses democr¨¢ticos de nuestro entorno y hay que luchar contra ¨¦l unidos y desde luego no utilizarlo como arma arrojadiza en el debate pol¨ªtico. Pienso que todas las fuerzas pol¨ªticas serias y desde luego el Gobierno y su partido estamos decididos a acabar con esa lacra social y para ello intentamos aceleradamente profesionalizar al m¨¢ximo a las fuerzas de seguridad encargadas de su erradicaci¨®n, dotarlas de todos los medios necesarios, perfeccionarlas en los terrenos de la informaci¨®n, prevenci¨®n, persecuci¨®n y represi¨®n. Pienso que tambi¨¦n es absolutamente necesaria la colaboraci¨®n ciudadana con las fuerzas de seguridad para facilitar su nada f¨¢cil trabajo y pienso tambi¨¦n que es absolutamente imprescindible una firme disciplina para el logro de esos objetivos. Yo, desde luego, estoy dispuesto mantenerla en todo caso y en toda situaci¨®n.?M¨¢s tarde a?adir¨¢, cuando le pregunto sobre el Ej¨¦rcito, que ?su comportamiento como instituci¨®n ha sido ejemplar, asumiendo las nuevas lealtades, que son el Rey, el pueblo, y el Gobierno que emana de ese pueblo?.
Le hablo de una posible operaci¨®n de descr¨¦dito de ?lo vasco? en el resto del pa¨ªs y de c¨®mo se ha llegado a decir que algo as¨ª estaba siendo amparado por el propio Gobierno, y lo niega rotundamente a la par que se extiende en un largo elogio del pueblo vasco y sus virtudes. Tambi¨¦n me dice que ¨¦l personalmente est¨¢ empe?ado en la necesidad de que vascos y catalanes recorran la Pen¨ªnsula explicando sus posiciones, y sus preocupaciones y que as¨ª se lo ha dicho al propio Tarradellas, para que no se gereren competencias ni animadversiones entre los espa?oles. A mi acusaci¨®n de que las autonom¨ªas han sido convertidas en una especie de carnaval por el Gobierno, que pretend¨ªa as¨ª quitar fuerza a las reivindicaciones vascas y catalanas, me contesta que ?UCD parte de una concepci¨®n del Estado diferente de la anteriormente existente. Parte del presupuesto de que el Estado centralista ha entrado en crisis porque no es posible ya administrar concentradamente miles de asuntos de millones de personas. De ah¨ª que sea necesario reestructurar el Estado distribuyendo territorialmente el ejercicio del poder esta tal, para poder atender eficazmente las demandas sociales. No se puede decir, por tanto, que se haya producido ninguna especie de carnaval, lo que se ha producido es una incoaci¨®n del proceso de regionalizaci¨®n del Estado, que, adem¨¢s de tener un alcance funcional, sirve para afrontar problemas pol¨ªticos como los que pueden suscitarse en Catalu?a o en el Pa¨ªs Vasco.?
La econom¨ªa, preocupaci¨®n clave
Cuando Su¨¢rez lleg¨® al poder, dos acusaciones b¨¢sicas le fueron hechas por quienes sospech¨¢bamos que no ten¨ªa las condiciones propias de un hombre de Estado. Una, que no sab¨ªa econom¨ªa; la otra, que no le interesaban, y desconoc¨ªa a la larga, los problemas de la pol¨ªtica. exterior.?Yo no soy un experto econ¨®mico, desde luego, no soy un experto en casi nada. Pero s¨ª pienso que soy un buen pol¨ªtico -se defiende- que enlaza con las preocupaciones y la sensibilidad del hombre de la calle, y que sabe enfocar con criterios pol¨ªticos los problemas econ¨®micos. No olvide usted, que salvadas ciertas complejidades t¨¦cnicas, metodol¨®gicas, el funcionamiento de la econom¨ªa se basa en unas cuantas ideas -muy pocas- que no son s¨®lo asequibles a los expertos. Eso me permite tener las ideas muy claras sobre los objetivos que hay que conseguir y los desequilibrios que tenemos que corregir. Cuento, por lo dem¨¢s, con un equipo de especialistas competentes (Abril, Leal, Paco Ord¨®?ez, el propio Fuentes, que sigue asesor¨¢ndome), y no me siento especialmente d¨¦bil en estas cuestiones. En cuanto a la pol¨ªtica exterior, no es que no me haya interesado, sino que en este tiempo he estado literalmente absorbido por la pol¨ªtica interior. En la medida en que se va asentando el funcionamiento de las instituciones democr¨¢ticas, tengo m¨¢s tiempo para dedicarlo a los problemas de la pol¨ªtica exterior. Y as¨ª lo estoy haciendo con gran intensidad. Pienso que el futuro de Espa?a vendr¨¢ en muy buena parte determinado por la inteligencia e imaginaci¨®n con que juguemos nuestras cartas en el ¨¢mbito internacional. Creo que Espa?a puede y debe ocupar un lugar preeminente en los ¨®rganos de decisi¨®n pol¨ªtica internacional.?
?Cu¨¢les son esos objetivos y desequilibrios de los que habla? ?Cu¨¢l es a su juicio el principal problema econ¨®mico con el que nos enfrentamos?
?Simplificando mucho los temas dir¨ªa que sin duda alguna el desempleo y la falta de inversiones. Necesitamos impulsar la inversi¨®n si queremos crear puestos de trabajo. Tenemos que crecer moderando la inflaci¨®n. Esto exige evidentemente un entendimiento econ¨®mico con las diferentes fuerzas en presencia para mantener y mejorar los logros alcanzados este a?o, como consecuencia de los pactos de la Moncloa. Necesitamos generar puestos de trabajo, mantener nuestra buena situaci¨®n en la balanza exterior, aumentar la productividad de las empresas y su rentabilidad, etc¨¦tera. En definitiva yo creo que es necesario el entendimiento econ¨®mico porque es una necesidad nacional, no una simple conveniencia pol¨ªtica del poder.?
Un debate nacional sobre la OTAN
Pasamos a analizar las grandes l¨ªneas de la pol¨ªtica exterior, que en su propia confesi¨®n comienza a llenar gran parte de sus preocupaciones.?La UCD es pro OTAN y ya lo ha dicho bastantes veces, y tambi¨¦n se ha dicho que ese no es un tema que pueda resolver la voluntad de un partido, por mayoritario que sea en el Parlamento. Ni tampoco la permanencia en la Alianza puede quedar al arbitrio de peque?as oscilaciones electorales. Hace falta un debate nacional y no va a tener lugar a corto plazo. El asunto OTAN no es ni urgente ni inmediato. Por lo, dem¨¢s es evidente que estamos en el bloque occidental y desde estas coordenadas hay que observar nuestra pol¨ªtica exterior. Pero Espa?a tiene derecho a ocupar un puesto en las ¨¢reas de decisi¨®n pol¨ªtica internacional al margen de las presiones de los dos grandes colosos mundiales... Ya he definido muchas veces mi postura en este tema: el nuestro es un pa¨ªs europeo, vecino de Africa y que recibe su justificaci¨®n de pasado, presente y futuro en Ib¨¦roam¨¦rica. Cada vez veo m¨¢s claro que eso nos permite jugar un papel puente entre el mundo desarrollado y el menos desarrollado y esa es la tesis que creo debe informar nuestra acci¨®n exterior. Por eso Espa?a va a defender las posiciones iberoamericanas ante el Mercado Com¨²n. Y no estamos ni estaremos mendicantes ante ¨¦ste. Nosotros cumplimos con los requisitos del Tratado de Roma y no tienen m¨¢s remedio que atender a nuestra petici¨®n de ingreso.?
Le indico que si el tema OTAN se aplaza cobrar¨¢ actualidad la renovaci¨®n de los acuerdos bilaterales con los americanos y la desnuclearizaci¨®n de Rota.
?Yo pienso -contesta- que lo que hay que hacer es ir a la revisi¨®n del Tratado a fin de defender nuestros intereses nacionales, y desde luego, en una negociaci¨®n que no sea tan precipitada como la de 1976. La situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola y la internacional son muy diferentes. La desnuclearizaci¨®n de Rota ya est¨¢ prevista para antes de julio de 1979.?
Se?ala luego la necesidad, aun despu¨¦s de las palabras de Bucetta, de mantener una pol¨ªtica de equilibrio con Argelia y Marruecos y lo interesante de la propuesta mauritana para la pacificaci¨®n del Sahara, propuesta sobre la que est¨¢ trabajando ya la diplomacia espa?ola. Asegura que est¨¢ abierto a ir a Argelia, seg¨²n prometi¨®, una vez que los pescadores presos han sido liberados y confiesa que de su viaje a Cuba se ha tra¨ªdo una buena relaci¨®n personal con Fidel Castro. Con la URSS, dice, se van a intensificar a corto plazo las relaciones (?Samaranch lo est¨¢ haciendo muy bien?), y es probable una visita oficial a nivel de vicepresidente del Gobierno en breve. Termina por hacer una larga explicaci¨®n de las oportunidades que se nos abren en Am¨¦rica Latina (?Iberoam¨¦rica? en su aceptaci¨®n) y de la necesidad de preparar como es debido el tan debatido viaje del Rey a Argentina. ?En definitiva, el papel de la pol¨ªtica exterior espa?ola es cada vez m¨¢s relevante y estoy dispuesto a asumirlo.?
Han dado las tantas en el reloj de la Moncloa cuando la conversaci¨®n toca a su fin. Antes, sin embargo, le pregunto por la corrupc¨ª¨®n administrativa y lo que sucede en la Seguridad Social.
?Salvo casos aislados yo no hablar¨ªa de corrupci¨®n, que creo que es mucho menor en este pa¨ªs que en otros; m¨¢s bien hablar¨ªa de incumplimiento de sus obligaciones por parte de algunos sectores sociales que, sin necesidad de enriquecerse, son muy cuidadosos de sus derechos, pero no de sus deberes. Este es, yo creo, uno de los problemas de nuestra sociedad y que hay que atajar. En cuanto a la Seguridad Social necesita una reforma en profundidad de sus estructuras, que ha comenzado ya a plantearse.?
Y una ¨²ltima pregunta sobre la televisi¨®n -yo s¨ª hablo de corrupci¨®n-, de la que fue director general hace apenas cinco a?os.
?TVE debe de estar controlada por un consejo de administraci¨®n que nombre el Parlamento. El director debe nombrarlo el Gobierno con un plazo fijo de actuaci¨®n y ser responsable ante el Gabinete, que, en definitiva, es expresi¨®n de la mayor¨ªa parlamentaria. Tambi¨¦n podr¨ªa haber una especie de consejo asesor del propio consejo de administraci¨®n con representaci¨®n de instituciones culturales, religiosas, sociales, etc¨¦tera. En cualquier caso, lo que es importante es que la televisi¨®n del Estado respete el pluralismo democr¨¢tico y no mantenga tesis de partido. ?
?Descarta la posibilidad de una televisi¨®n privada?
?No quiero cerrar las puertas a la TV privada cara al futuro, pero por ahora y durante bastante tiempo me parece que ser¨ªa impensable e inconveniente. Lo que es preciso es una televisi¨®n estatal m¨¢s plural, con mayor oferta de imagen y con el respeto debido a todas las ideolog¨ªas m¨¢s representativas.?
?Pero le gusta a usted o no la televisi¨®n que tenemos ahora?, acabo por interpelarle,
?Hombre, es susceptible de muchas mejoras t¨¦cnicas y de programaci¨®n.?
En la puerta un helic¨®ptero espera para trasladarle a Barajas, donde debe despedir a un hu¨¦sped extranjero. Antes de salir, con voz humilde y mirada casi sumisa me pregunta: ??Me permite regalarle una caja de puros? Fidel me dio muchas y no los fumo.? ?Me permite que la acepte2 contesto casi ruborizado al pensar lo que dir¨¢n los muchachetes de El Alc¨¢zar cuando se enteren de que hasta me dio puros y todo. Desencamiso el veguero mientras oigo sus ¨²ltimas palabras de despedida:
?Yo me considero un hombre muy normal. Creo que este pa¨ªs, como sucede con todos los democr¨¢ticos, no exige genios. Trabajo mucho, eso s¨ª, reflexiono mucho, pienso las cosas antes de hacerlas, y no pongo ning¨²n amor propio en ellas, porque en las decisiones de gobierno estoy ausente de todo dogmatismo.?
Su¨¢rez, pienso, quiere astutamente huir de la imagen de hombre providencial que aquel Caudillo de todas las Espa?as desperdigara sobre la faz del pa¨ªs. Este hombre ha cumplido lo que se prometi¨® a s¨ª mismo, porque ?toda la vida so?¨¦ con ser presidente del Gobierno?, y hubiera triunfado igual, en el arte que en la pol¨ªtica: tiene tales dotes naturales de captaci¨®n y entendimiento del pr¨®jimo y tal convicci¨®n sobre el papel que le ha tocado desempe?ar, que dif¨ªcilmente puede desprender su personaje de sus sue?os. Y cuando veo al helic¨®ptero elevarse sobre las nubes de la Ciudad Universitaria y le recuerdo tan seguro y humilde a un tiempo, tan contradictorio en su poder, hecho a s¨ª mismo, sentadito en aquel despacho con cartones de Goya y luces decimon¨®nicas, no puedo evitar la sensaci¨®n de que en cuanto de ¨¦l dependa aqu¨ª vamos a tener Su¨¢rez para rato.
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