Entre Mickey Mouse y Nosferatu
Lo m¨¢s sencillo, despu¨¦s de todo, fue mantener el tipo y la paciencia en la cola sartriana, introducirse en la cabina atiborrado de papeletas antag¨®nicas para despistar al vecino, no hacerse un l¨ªo con las cortinas, desenfundar y exhibir el carnet simulando naturalidad antigua, aguantar con flema de anal¨ªtico oxoniano la famosa secuencia hitcotcktiana del verificado de o nuestra siempre insegura identidad y despu¨¦s resignarse a seguir con la mirada nost¨¢lgica la trayectoria inexorable del voto, sospechando que algo nuestro se deslizaba por entre aquella angostura.Lo complicado viene en este momento, cuando nos precipitamos sobre las primeras p¨¢ginas del peri¨®dico para observar de cerca la penosa carrera entre la papeleta y Mart¨ªn Villa, confrontaci¨®n muy similar a la que todav¨ªa dirimen, si no fallan las cuentas de Zen¨®n de Elea, Aquiles y la tortuga.
Simbolizamos nuestra ideolog¨ªa en un logotipo al cabo de una enrevesada batalla anal¨®gica entre las palabras y las cosas, la escritura y el acontecimiento, y en estos instantes siguen traduciendo nuestra decisi¨®n hist¨®rica a un porcentaje aritm¨¦tico con el objeto de convertir en carne y hueso de Parlamento a un tanto por ciento de nuestras papeletas.
Ahora que ya ha pasado todo, plenos de gracia democr¨¢tica en este primer viernes de mes, hay que reconocer, y celebrar, la alta complejidad intelectual que implica el m¨¢s elemental de los actos pol¨ªticos del hombre libre. Pocos verbos resultan m¨¢s interdisciplinarios en su conjugaci¨®n ciudadana que este de ?votar?: las ciencias estad¨ªsticas, la simb¨®lica, la filosof¨ªa, la ret¨®rica, la historia, el derecho p¨²blico y privado, la dial¨¦ctica, la electr¨®nica, la burocracia, las matem¨¢ticas puras y la metafis¨ªca trascendental son, a vuelam¨¢quina, algunos saberes que parece necesario implicar y manejar para descifrar en profundidad acad¨¦mica el proceso social que hemos desencadenado por el hecho aparentemente trivial de situamos delante de la urna. Asunto que explica a su y modo el misterio doloroso de las tiran¨ªas hisp¨¢nicas: lo que les ocurre a nuestros dictadores, especialmente al ¨²ltimo, es que los tipos son incapaces del m¨ªnino esfuerzo mental y una abstracci¨®n intelectual del calibre de la que ayer practicamos es parece atrozmente laber¨ªntica para sus cortas entendederas.
Lo aut¨¦nticamente intrincado, ya digo, viene ahora mismo. Optamos por un modelo de sociedad entre varios posibles, y con los primeros resultados en la mano, todav¨ªa crujientes, no sabemos a ciencia cierta por cu¨¢l. Ya est¨¢n los deseos cibern¨¦ticamente convertidos en realidades para cuatro a?os y un d¨ªa de votaci¨®n, pero ignoramos el significado intenso de tales realidades por arte de ese bipartidismo sociol¨®gico que se nos ha venido encima. Ocurra lo que ocurra con este Golem en forma de Jano que hemos oficiado, tardaremos una legislatura en saber si somos un pa¨ªs de izquierdas o de derechas.
Por un lado est¨¢n las ambig¨¹edades fronterizas entre la UCD y el PSOE; por el otro, el galimat¨ªas hist¨®rico, el jerogl¨ªfico contextual, el damero maldito de lo cotidiano, los mo.elos que han saltado por los aires en forma de puzzle. Votamos a las derechas y a las izquierdas precisamente cuando a ni siquiera la guerra nos sirve e discriminador sem¨¢ntico y el sentido de esos viejos adjetivos pol¨ªticos oscila como una veleta en lo de Asia no sabemos quienes son las v¨ªctimas y los verdugos y el truco del consumo cultural ya es inservible como se?alizador porque la progres¨ªa e encandila con el encanto del mercado americano y los tradicionalistas de coraz¨®n dedican m¨¢s c¨ªceros a Marx que a Balmes y las razones ideol¨®gicas cada hora est¨¢n m¨¢s subordinaas a las geopol¨ªticas y cualquier d¨ªa veremos a Jomeini haciendo footing por los jardines del Vaticano y a Juan Pablo II organizando el refer¨¦ndum iran¨ª.
Todo estuvo muy bien, mod¨¦licamente tedioso, como pronosticaban los comentaristas y los metacomentaristas. Lo que interesa ahora es saber si Mickey Mouse es de izquierdas y Nosferatu de derechas. El resto ya es historia.
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