La conciencia europea y la pena de muerte

La creencia seg¨²n la cual la condena a la pena capital, la espera de la ejecuci¨®n y la ejecuci¨®n misma constituyen una forma t¨ªpica de trato cruel, inhumano y degradante no es nueva en la historia del pensamiento europeo. Est¨¢ formulada desde hace tiempo, pero fue sobre todo despu¨¦s de la segunda guerra mundial cuando tom¨® cuerpo en toda Europa y en otros lugares del mundo.La Asamblea General de las Naciones Unidas ha visto desde hace algunos a?os en la pena de muerte una cuesti¨®n importante para el conjunto de la comunidad internacional: su objeto declarado y varias veces reafirmado es que la pena capital sea definitivamente abolida en el mundo.

En mi calidad de ministro de Justicia de la Rep¨²blica de Austria apoy¨¦ esta postura presentando un memor¨¢ndum sobre la pena de muerte con ocasi¨®n de la conferencia de ministros europeos de Justicia que tuvo lugar en junio de 1978 en Copenhague. En ¨¦l propuse que se volviesen a examinar los principios jur¨ªdicos. sobre la pena de muerte a la luz del valor de la dignidad humana.

La lucha por la abolici¨®n de la pena de muerte en Austria fue ardua y dif¨ªcil. ?C¨®mo podr¨ªa ser otra cosa que un adversario declarado de la pena de muerte? A¨²n conservo vivo el recuerdo del asesinato de Sacco y Vanzetti y de los campos de exterminio, de los campos de concentraci¨®n, de los tribunales militares, de las ejecuciones ?legales? de sentencias.

Tambi¨¦n Amnesty International, movimiento mundial en favor de la protecci¨®n de los derechos humanos de los prisioneros de conciencia y en contra de la tortura, se ha opuesto siempre a la pena de muerte sin reservas. Esta organizaci¨®n, con car¨¢cter consultivo en el Consejo de Europa y en las Naciones Unidas, organiz¨® una conferencia internacional sobre la pena de muerte, a la que me refiero ampliamente en mi memor¨¢ndum. Precisamente tres ministros de Justicia participaron en esta conferencia, celebrada en Estocolmo los d¨ªas 10 y 11 de diciembre de 1977, a la que acudieron m¨¢s de doscientos delegados del mundo entero, representantes de las secciones nacioanles de Amnesty International, as¨ª como los m¨¢s importantes pol¨ªticos y abogados de la mayor¨ªa de los pa¨ªses miembros del Consejo de Europa: las conclusiones de esta conferencia siguen siendo extraordinariamente v¨¢lidas. La Declaraci¨®n de Estocolmo, un¨¢nimemente adoptada, solicitaba a todos los Gobiernos la abolici¨®n inmediata de la pena de muerte, y a las Naciones Unidas, que declarasen sin ambig¨¹edades que la pena de muerte es contraria al derecho internacional. La inadecuaci¨®n de la disposici¨®n sobre el derecho a la vida incluida en la Convenci¨®n Europea sobre Derechos Humanos y lo imperativo para el Consejo de Europa de retirar la excepci¨®n sobre la pena de muerte incluida en el art¨ªculo dos tambi¨¦n se puso de manifiesto.

Indudablemente cabe preguntarse si es el momento adecuado para desarrollar una iniciativa dirigida contra la pena de muerte cuando la violencia de tipo terrorista conmociona a los pueblos y a los Gobiernos de los grandes pa¨ªses europeos. Sin embargo, es precisamente cuando nos enfrentamos con semejantes provocaciones cuando debemos afirmar y fortalecer los valores comunes y fundamentales. Una estrecha colaboraci¨®n de los pa¨ªses miembros, tal como se acord¨® en la Convenci¨®n Europea sobre la Erradicaci¨®n del Terrorismo, s¨®lo podr¨¢ realizarse partiendo de las bases comunes indiscutibles de los principios contenidos en la Convenci¨®n Europea sobre los Derechos Humanos.

Estoy convencido de que los que nos oponemos a la destrucci¨®n de la vida, aun cuando dicha destrucci¨®n est¨¦ aprobada por la ley, como en el caso de la pena de muerte, ocupamos una posici¨®n privilegiada para manifestarnos contra lo profundamente inhumano del terrorismo con plena autoridad moral. Cuando los fan¨¢ticos de la violencia llevan a los titulares de los peri¨®dicos palabras como ?sentencia de muerte? y ?ejecuci¨®n? ?no se impone en el mundo de la ley la eliminaci¨®n definitiva de estas palabras de los c¨®digos de justicia?

Por otro lado, no debemos desestimar la posibilidad de que la ?postura de reserva? ante la pena de muerte como acci¨®n legal combinada con su no aplicaci¨®n pudiera ocasionar malentendidos graves. La pena capital podr¨ªa servir como pretexto para legitimizar todo tipo de abusos pol¨ªticos y tambi¨¦n por parte de grupos terroristas.

En mi memor¨¢ndum propon¨ªa a los ministros europeos que considerasen los esfuerzos a escala mundial de las Naciones Unidas, as¨ª como los de organizaciones no gubernamentales tales como Amnesty International, y que examinasen la posibilidad de establecer obligaciones en favor de la abolici¨®n y no reinstauraci¨®n de la pena de muerte dentro del marco de la protecci¨®n europea de los derechos humanos. Sigo pensando que una iniciativa en el plano europeo para abolir la pena de muerte y para impedir su reinstauraci¨®n ser¨ªa un mensaje que podr¨ªa escucharse en todo el mundo.

Estoy firmemente convencido de que nuestra b¨²squeda de formas m¨¢s duras de coexistencia humana -sin terror, sin tortura, sin penas ni tratos crueles o degradantes- impone urgentemente esta iniciativa.

Ministro de Justicia de Austria