Las Comunidades y la defensa europea
EL PARLAMENTO Europeo tendr¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas la oportunidad de entrar en un debate pol¨ªtico sobre la defensa de Europa occidental, partiendo de las preguntas formuladas a la Comisi¨®n Europea por los parlamentarios Fergusson (conservador brit¨¢nico) y Von Hassel (democristiano alem¨¢n). Ambos diputados interrogaban a la Comisi¨®n pregunt¨¢ndole ?si ten¨ªa la intenci¨®n de dialogar con la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte (OTAN) y con los servicios competentes de los Estados miembros, con vistas a establecer programas comunes de suministro de armamento en el marco de la pol¨ªtica industrial comunitaria?.La interrogante y la inscripci¨®n del tema en el pr¨®ximo debate de la Asamblea comunitaria han levantado todo un revuelo pol¨ªtico, que, de momento, ha servido para brindar al nuevo Parlamento Europeo, elegido por sufragio universal, una magn¨ªfica oportunidad para revalorizar su desva¨ªda imagen en favor de la idea de que deben ser las instituciones comunitarias, y el Parlamento en especial, quienes asuman el protagonismo pol¨ªtico en pos de la construcci¨®n del proyecto de uni¨®n pol¨ªtica europea.
El revuelo, las inquietudes, han surgido al este y al oeste de la Europa comunitaria y tambi¨¦n en su propio territorio, gracias a la hipersensibilidad que gaullistas y comunistas galos reflejan ante la idea de una Europa supranacional. Preocupa al oeste europeo, a Estados Unidos y a la organizaci¨®n militar de la Alianza Atl¨¢ntica. la imagen de una defensa europea paralela a la articulada en el seno de la OTAN. A la Uni¨®n Sovi¨¦tica y al Pacto de Varsovia les inquieta que la idea de una defensa europea organizada sirva de excusa a los aliados para reforzar su arsenal militar en los pr¨®ximos a?os.
Por el contrario, a la Uni¨®n Sovi¨¦tica no le disgustar¨ªa que toda articulaci¨®n defensiva europea sirviera para debilitar la organizaci¨®n pol¨ªtica y militar de la OTAN, y a Estados Unidos le agradar¨ªa ver una inmediata progresi¨®n de la aportaci¨®n econ¨®mica y tecnol¨®gica de los pa¨ªses europeos (a la que les gustar¨ªa sumar la incorporaci¨®n espa?ola) a la llamada defensa de Occidente, siempre en el marco de la Alianza. Atl¨¢ntica. M¨¢s concretamente, el Gobierno de Washington desea que la Rep¨²blica Federal de Alemania, primera potencia econ¨®mica europea, a pesar de la crisis del petr¨®leo, asuma un mayor protagonismo defensivo, incluso por encima de los r¨ªgidos acuerdosde paz franco-alemanes y en favor del desarrollo de armas nucleares t¨¢cticas europeas que refuercen el famoso paraguas nuclear norteamericano, que Henry Kissinger y el ex comandante supremo de la OTAN Alexander Haig calificaron recientemente, en Bruselas, como insuficiente para garantizar la defensa europea frente al poderoso arsenal nuclear sovi¨¦tico.
En resumen, son dos las cuestiones que dan pie a la actualizaci¨®n del debate sobre la defensa de Europa: el actual equilibrio militar entre el Este y el Oeste y la eventualidad de que la Europa comunitaria, en su lento caminar hacia su viejo proyecto pol¨ªtico, abra el dossier de la Comunidad Europea de Defensa, lanzado y enterrado por los propios franceses hace ya muchos a?os.
En relaci¨®n con el equilibrio militar, que Henry Kissinger y el general Haig aseguran roto en favor de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, hay que se?alar que ha sido precisamente Estados Unidos quien ha detentado, con 6astante l¨®gica, el protagonismo occidental en los foros encargados de controlar la balanza mort¨ªfera del Este y del Oeste: las negociaciones SALT de Ginebra (sobre control de armas estrat¨¦gicas de EEUU y la URSS) y las conversaciones MBFR (sobre reducciones mutuas y equilibradas de armas en Europa), que patinan, desde hace ya varios a?os, en Viena. Las naciones europeas no han tenido mucha voz y menos votos en ambas negociaciones. Tan s¨®lo acceso a informaciones y consultas, y han recibido, por el contrario, continuas llamadas de urgencia de los departamentos de Estado y Defensa norteamericanos a la hora de pedir fondos para acrecentar, en plena crisis econ¨®mica internacional, los presupuestos defensivos atl¨¢nticos.
La inclusi¨®n de la defensa en la pol¨ªtica comunitaria es un hueso duro de roer, para desgracia de quienes defienden con premura la construcci¨®n pol¨ªtica europea. Es cierto que los tratados de Roma y de Adhesi¨®n no dan pie jur¨ªdico a la Comisi¨®n Europea y al Parlamento para entrar de lleno en el tema. Pero tampoco dichos tratados facilitan el que las instituciones comunitarias coordinen la pol¨ªtica exterior de los nueve, y ello no fue ¨®bice para que los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE intenten articular su acci¨®n exterior en el marco de la llamada cooperaci¨®n pol¨ªtica, que no es otra cosa que un Consejo de Ministros extraordinario de la CEE.
Las instituciones comunitarias deber¨ªan contar con el apoyo de los Gobiernos para entrar a fondo en los grandes debates de la Europa en construcci¨®n, como lo es el defensivo, y sensibilizar as¨ª en favor de la idea europea al gran p¨²blico comunitario. Cuando existe la voluntad pol¨ªtica huelgan las precisiones jur¨ªdicas, a las que siempre se les puede buscar una escapatoria. Los diputados Fergusson y Von Hassel lo han hecho h¨¢bil y limpiamente, recurriendo a la pol¨ªtica industrial de la CEE, porque los tratados regulan el comercio de armas en la Comunidad y ello permite el que la Comisi¨®n y el Parlamento entren en materia.
Y es de esperar que la Asamblea comunitaria aborde esta cuesti¨®n sin rodeos ni complejos de ning¨²n tipo, porque adem¨¢s el tema lo merece, mal que le pese a los defensores de la Europa de las patrias. La construcci¨®n pol¨ªtica europea ha sido, a lo largo de su historia, v¨ªctima de las intransigencias nacionales y de las servidumbres del viejo continente. De las dependencias exteriores, en las que se incluyen la energ¨ªa, las materias primas y la defensa. Es ya hora de que las Comunidades Europeas avancen seriamente en la concertaci¨®n de estas tres pol¨ªticas. El aprovisionamiento de energ¨ªa y de materias primas por parte de la Europa comunitaria es tema ya incorporado a la din¨¢mica de la CEE. El momento es ahora bueno para que la Comunidad -su Parlamento- aborde la cuesti¨®n de la defensa.
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