Seis escritores y una cantante de tangos presentaron la ¨²ltima obra de Onetti
Con tangos y cr¨ªtica literaria se present¨® anteayer en Madrid Dejemos hablar al viento, la ¨²ltima novela del uruguayo Juan Carlos Onetti, que ha editado Bruguera Alfaguara. Con el autor, participaron en el acto, celebrado en el Casino de la capital de Espa?a, la cantante Dahd Sfeir y los escritores Rafael Conte, Guido Castillo, F¨¦lix Grande, Francisca Aguirre, Luis Rosales y Francisco Umbral.
Juan Carlos Onetti no intervino directamente, con ning¨²n discurso preparado, sino que fue interpelado en diversas ocasiones por los presentadores de su libro, a quienes respondi¨® con su verbo esc¨¦ptico, opaco pero brillante. El p¨²blico llen¨® la sala del Casino, un local de art noveau que contribuy¨® a dar a la celebraci¨®n de la novela de Onetti un inequ¨ªvoco aire literario.Dos de los presentadores, Rafael Conte y F¨¦lix Grande, coincidieron en extraer de los propios libros del escritor uruguayo una definici¨®n similar del car¨¢cter de Onetti. En La vida breve, record¨® el se?or Conte, Juan Carlos Onetti hace decir a uno de sus personajes sobre el propio Onetti: ?Es un hombre alto, con anteojos, no se r¨ªe y s¨®lo es simp¨¢tico con las mujeres fantasiosas y algunos amigos ¨ªntimos.? Extrayendo el p¨¢rrafo de Dejemos hablar al viento, F¨¦lix Grande redonde¨® la definici¨®n de Onetti citando las facultades del desd¨¦n y la ternura, considerando a Onetti como un personaje que observa distra¨ªdo los juegos de los ni?os.
Rafael Conte respondi¨® en su intervenci¨®n a las acusaciones que la obra de Onetti recibe: ?Se le ha acusado de ambiguo, de confuso, de tremendista, en ocasiones; tambi¨¦n de que su escritura es prolija y hasta torpe. ( ... ) Su ambig¨¹edad es plurisignificaci¨®n, su oscuridad, penetraci¨®n en las zonas m¨¢s negras de la naturaleza humana; su aparente torpeza, una concentraci¨®n expresiva de una densidad desacostumbrada. ?
Guido Castillo encontr¨® en la biograf¨ªa personal de Onetti algunas de las claves de la novela que anteayer se presentaba. Al final de la misma, el viento esparce el fuego por Santa Mar¨ªa, el lugar m¨ªtico creado por Onetti a lo largo de su obra. ??Quema tambi¨¦n Uruguay Onetti con esa imagen??, se pregunt¨® el cr¨ªtico, quien a su vez rebati¨® uno de los t¨®picos que configuran el retrato tradicional del escritor: Onetti no es un pesimista ?porque un aut¨¦ntico pesimista no escribe. Ni siquiera habla?.
F¨¦lix Grande, que culmin¨® su intervenci¨®n leyendo un poema dedicado a Juan Carlos Onetti, defini¨® la obra de ¨¦ste como la respuesta est¨¦tica, literaria, a lo que denomin¨® ?la ¨¦tica de la desgracia?. Para el escritor uruguayo, ?todo est¨¢ condenado a muerte?, y por eso no tolera que el tiempo pase. Sobre este mismo concepto de la lucha de Onetti contra el tiempo habl¨® m¨¢s tarde Francisca Aguirre, quien dijo que el autor de Dejemos hablar al viento defiende en sus obras los valores de la adolescencia: ?Es como si Onetti se hubiera quedado en un adolescente porque no puede crecer. ? Esa fijaci¨®n en la edad le da al trabajo del escritor uruguayo ?un cierto aire de hero¨ªsmo?. ?A Juan Carlos Onetti?, dijo Francisca Aguirre, ?la experiencia no le sirve para nada.?
La tesis principal de Luis Rosales, en su intervenci¨®n, vers¨® sobre la actualidad del novelista. ?De todos los novelistas, Onetti es el m¨¢s; actual, en todas sus obras y en todos los aspectos de su obra.? Luis Rosales se?al¨® tambi¨¦n que el gran tema de Onetti era la inocencia perdida.
Francisco Umbral, que habl¨® antes de que comenzaran a sonar los tangos de Dahd Sfeir, muy celebrados por el p¨²blico, dio cuenta de un mensaje secreto que Onetti le hab¨ªa hecho pasar: ?O hablas bien del libro o te secuestro el gato sin rescate. ? No hizo falta el secuestro. Francisco Umbral declar¨® que llevaba diez o doce a?os leyendo a Juan Carlos Onetti, sobre quien mantiene una admiraci¨®n que precede al conocimiento personal. Lo que m¨¢s le import¨® a Umbral, en su an¨¢lisis de la obra global del escritor uruguayo, fue descubrir d¨®nde residen los resortes del lirismo onettiano. El gran hallazgo de Onetti, dijo Francisco Umbral, ?es un hallazgo de Balzac: el hallazgo del retorno al personaje?. Con la diferencia, apunt¨®, de que el autor de La comedia humana escrib¨ªa peor que Onetti. Este retorno al personaje le permite a Onetti proporcionar al lector distintos puntos de vista sobre una misma realidad. ?Lo que hay detr¨¢s de lo que est¨¢ detr¨¢s de esta ¨²ltima novela de Onetti son todas las dem¨¢s novelas de Onetti.? Este hecho literario se corresponde, se?al¨® Umbral, con lo que ocurre en la vida cotidiana: nuestra vida transcurre sobre un fondo de otras vidas. A partir de esa circunstancia surge la condici¨®n l¨ªrica de la narrativa de Juan Carlos Onetti. Otro aspecto que Francisco Umbral analiz¨® detenidamente fue la dimensi¨®n arquitect¨®nica de la obra onettiana, cuyos magistrales enredos y vac¨ªos le sugieren a Umbral la rememoraci¨®n de un verso de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez: la literatura de Onetti ser¨ªa, seg¨²n esto, un espacio ?suntuoso y lleno de vac¨ªos?.
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