El "buen aspecto", condici¨®n para entrar en bancos y comercios
Hace poco m¨¢s de un a?o que algunos establecimientos comerciales y sucursales bancarias han optado por mantener sus puertas cerradas de forma permanente, para evitar robos y atracos. As¨ª, cualquier persona que tenga la intenci¨®n de entrar en uno de estos locales, debe llamar previamente e identificarse, y al final puede encontrarse con la molesta y desagradable sorpresa de que no le abran las puertas, porque no tiene ?un aspecto decente?
Por el momento, el control de entrada por medio de portero autom¨¢tico -a veces manual- ha sido una medida adoptada en bancos, joyer¨ªas" anticuarios y farmacias. La adopci¨®n de la medida depende de la ubicaci¨®n del establecimiento. Los bancos, concretamente, han cerrado las puertas ?al p¨²blico en general? en zonas perif¨¦ricas y en gran parte de los pueblos madrile?os. Por el contrario, es en el centro donde las joyer¨ªas y tiendas de antig¨¹edades han restringido la entrada de clientes. El resultado de esta situaci¨®n es que, si por ejemplo, ante la puerta de uno de estos locales se sit¨²a una persona joven, con el pelo m¨¢s largo de lo que se considera normal, con barba y encima con una indumentaria que no responde a los c¨¢nones establecidos del buen vestir, ya puede tener toda la intenci¨®n y dinero del mundo para comprar una joya o un mueble determinado, que la puerta no se abrir¨¢ para ¨¦l.Tom¨¢s Alonso Fuente, propietario de la joyer¨ªa situada en Esp¨ªritu Santo, 7, dice que al restringir la entrada ?alg¨²n robo habremos evitado, pero lo que hemos conseguido es no vender nada de nada. Hay m¨¢s causas para no vender, claro, pero la gente tiene miedo a comprar cualquier cosa y. a quedarse sin ella al d¨ªa siguiente. De todas formas, esta medida a nosotros, los joyeros, a veces no nos supone mayor seguridad. S¨¦ de alg¨²n establecimiento, cuyo nombre no voy a decir. donde ha entrado una se?ora empielad¨ªsima y enjoyad¨ªsima. Ha pedido ver anillos. Ha escogido un par de ellos, y a la hora de pagar, pistola en mano, se ha llevado no s¨®lo el dinero de la caja, sino todo lo que ha querido?.
Para este joyero, la soluci¨®n id¨®nea frente a los atracos ser¨ªa que al menos dos polic¨ªas, vestidos de paisano, vigilaran de cerca los establecimientos. ?Sin uniforme y mezclados con la gente, porque tampoco pedimos que sean el blanco de acciones terroristas, como ocurri¨® cuando estaban delante de los bancos, pero necesitamos una ayuda semejante, porque as¨ª no podemos seguir.?
Los anticuarios son m¨¢s comedidos con la restricci¨®n de clientela. Algunos de ellos -no muchos- mantienen la puerta cerrada. En Almirante, 23, el que quiera entrar tiene que hacer uso de un timbre. El propietario o una de las personas que trabaja asoma el ojo por la mirilla y, a la vista del aspecto del cliente, la puerta se abre con m¨¢s o menos precauciones. De todas formas, un grupito de dudosos puede contar con la respuesta segura de que ?en ese momento el local est¨¢ cerrado?.
Soluci¨®n francesa
Las sucursales bancarias que han colocado el portero autom¨¢tico est¨¢n alejadas del centro de la ciudad. Tambi¨¦n juegan con el dato de que el mayor n¨²mero de atracos lo han sufrido precisamente los bancos de las barriadas. Por eso, en el barrio del Pilar las sucursales de los diferentes bancos tienen cerradas las puertas. La plaza del Per¨², Arturo Soria y San Blas son zonas que han adoptado la medida, aunque se desconoce la cifra exacta de las sucursales cerradas, ya que, seg¨²n explica Carlos Hern¨¢ndez, miembro de la comisi¨®n de seguridad del Consejo Superior Bancario, ?se trata de una medida voluntaria y libre de cada uno de los directores de las sucursales. Se trata de una soluci¨®n que anteriormente adopta ron en Francia y, aunque no se puede hablar de su eficacia, porque no tenemos datos hay que inclinarse a creer que resulta efectiva?.
Si la colocaci¨®n de los porteros depende de los criterios personales del director de la sucursal, la selecci¨®n de los clientes corre la misma suerte. Sin embargo, a veces un aspecto sospechoso no supone autom¨¢ticamente que el cliente quede fuera, sino que haya una especial atenci¨®n frente a ¨¦l. Carlos Hern¨¢ndez dice que el portero se coloca en establecimientos en los que hay poco trasiego y m¨¢s o menos se conoce a la clientela. ?As¨ª, si llega un desconocido sospechoso, no se le abre la puerta. Los perjudicados no creo que sean muchos, porque me consta que en una sucursal de las afueras los trabajadores del establecimiento conocen a sus clientes. ?
Lo m¨¢s dificil siempre es saber exactamente qu¨¦ es lo que se entiende por sospechoso -o qu¨¦ caracter¨ªsticas hacen que un potencial cliente -en banco, joyer¨ªa o anticuario- pueda resultar sospechoso. La respuesta, en general, siempre apunta a la edad del individuo en primer t¨¦rmino. Si es joven, ya tiene perdido el 50%, y si su indumentaria y aspecto f¨ªsico no se ajustan a los patrones tradicionales, puede decirse que ya no tiene nada que hacer.
Opina la banca
Carlos Hern¨¢ndez reconoce tambi¨¦n que esta medida puede resultar molesta al usuario, pero la situaci¨®n de inseguridad les obliga a actuar de esta manera. ?La banca no puede hablar de soluciones, porque ¨¦se es un asunto que corresponde al Ministerio del Interior o a la oposici¨®n. Ellos son los que de ben de arbitrar las medidas necesarias.?
Respecto a las medidas actuales, Carlos Hern¨¢ndez dice que ?de eso habr¨ªa mucho que hablar. Sabemos que el Ministerio del Interior est¨¢ haciendo un esfuerzo sobrehumano para resolver los problemas que ahora tiene planteados, pero en otros pa¨ªses la polic¨ªa encargada de proteger los establecimientos bancarios tiene una protecci¨®n m¨¢s t¨¦cnica y cuenta con unos medios m¨¢s adecuados?.
Carlos Hern¨¢ndez niega tambi¨¦m que la banca responda con cierto relajo a las medidas de seguridad acordadas por Interior, ya que, en caso de atraco, son Pocos los que hacen sonar la alarma que tienen conectada con la comisar¨ªa m¨¢s pr¨®xima, pese a que este sistema ha demostrado ¨²ltimamente gran eficia. ?Nosotros actuamos sin ning¨²n relajo y tomamos todas las medidas que podemos. Usted misma ha entrado aqu¨ª sin problemas, pero su imagen ha quedado grabada en televisi¨®n. Lo que no se nos puede pedir es que arriesguemos la vida de nuestros empleados o de los clientes. En el caso de las alarmas se hacen sonar cuando hay plenas garant¨ªas de que se acab¨® el peligro, pero le puedo asegurar que todo nuestro personal tiene la consigna de que, ante todo, hay que salvar la vida, luego el dinero. En todo caso, nadie puede acusarnos de ligereza ni de dejadez.?
El ejemplo de la banca, joyer¨ªas y anticuarios tambi¨¦n empieza a ser seguido por los farmac¨¦uticos. En algunos barrios, como Moratalaz, funcionan ya todo el d¨ªa con portero autom¨¢tico. Ya en Navidades, por las grandes aglomeraciones de clientes, algunas tiendas de ropa y regalos situadas en la zona de Salamanca tambi¨¦n tomaron precauciones especiales, aunque sin llegar al cierre, y en algunas de ellas se hablaba de la necesidad de que la polic¨ªa vigilara la entrada, porque los intentos de robo de la caja eran abundantes.
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