La crisis
La otra noche, en una cena que ya me parece haber contado aqu¨ª, Garc¨ªa-Trevijano lanz¨® una idea o contraidea que, sin ser completamente nueva, me viene inquietando en mis m¨¢s profundas quietudes:-Lo malo de nuestro tiempo -dec¨ªa Trevijano- no es que una ideolog¨ªa haya entrado en crisis, como otras veces, sino que hoy vivimos la crisis como ideolog¨ªa.
Antonio Gala, en Petra Regalada, describe la larga par¨¢bola de una crisis social (par¨¢bola en ambos sentidos de la palabra: alegor¨ªa y trayecto), que no es otra que la que estamos viviendo hoy en Espa?a. Pero las crisis, al contrario de las revoluciones, empiezan y terminan en s¨ª mismas. La crisis, socialmente, hist¨®ricamente, es casi siempre una crisis de afirmaci¨®n de lo que hab¨ªa. Como aqu¨ª no ha habido revoluci¨®n ni ruptura, ahora hay crisis. Crisis -estado cr¨ªtico, estado de cr¨ªtica- quiere decir que ha empezado a criticarse a tiros la reforma democr¨¢tica. Es lo de aquel cartel que se le¨ªa en un saloon del Oeste: ?Se ruega no disparar sobre el pianista. Hace lo que puede.?
Se ruega no disparar sobre la democracia. Hace lo que puede. Pero en el Lejano Oeste madrile?o, que est¨¢ aqu¨ª mismo, va habiendo muchas gentes que entienden, como la ¨²nica forma v¨¢lida de cr¨ªtica est¨¦tico /pol¨ªtica, disparar sobre el pianista. Y como el pianista no sale -y hace bien- de dentro de su piano de la Moncloa, pues los cr¨ªticos exhaustivos disparan sobre cualquiera. Paco Fern¨¢ndez-Ord¨®?ez, la otra noche, llegaba a su chalet de Mirasierra y tuvo que darse media vuelta con el coche, o escapar corriendo hacia atr¨¢s, porque cinco navajeros con sus navaj¨®metros le esperaban para. darle las buenas noches.
Dado que Pacord¨®?ez est¨¢ manco de un accidente, supongo que hoy le debe la vida a la rapidez de reflejos de su ch¨®fer, que alguna noche me ha dejado en casa. Cuando hace poco cen¨¦ con Ord¨®?ez y me anticip¨® su libro La Espa?a necesaria, lleno de loables reformas democr¨¢ticas en la ense?anza y otros ¨®rdenes, yo le dije mientras mord¨ªa la manzana:
-Todo eso me parece muy bien para una democracia consolidada. Pero estamos en crisis. En crisis f¨ªsica, en peligro.
Y no hay distinci¨®n, ya, entre el terrorismo espont¨¢neo y el organizado. Vienen a ser la misma cosa. Una vez, viajando con el gran Churny Ch¨²mez al Portugal prerrevolucionario, nuestros anfitriones de izquierda nos propusieron seguir el programa preparado o improvisar. Y dijo Chumy:
-Haremos lo que tengan ustedes improvisado.
Eso pasa hoy con el terrorismo, la delincuencia com¨²n, la crisis, los cracs, los lunes y viernes negros, las jaquecas y alferec¨ªas de la Bolsa, las suspensiones de pagos, los cierres de f¨¢bricas y las evasiones de capital por un t¨²nel made in Grapo: que todo responde a una programada improvisaci¨®n. A una conjura. Franco, cuando no ten¨ªa en torno una conjura, se la inventaba. Sab¨ªa que eso le hac¨ªa m¨¢s fuerte. Ahora que estamos en carnaval, yo que todo el a?o hago carnaval period¨ªstico y me disfrazo de fr¨ªvolo en lo grave, de grave en los fr¨ªvolo (como tanto me ha reprochado el ministro Cierva), pienso que mi mejor disfraz para este d¨ªa es la verdad desnuda, las cosas como son, decirle al pan hambre y al vino, paro. La crisis como ideolog¨ªa, el miedo como ideolog¨ªa.
Schmidt ha dicho ayer mismo que la distensi¨®n s¨®lo la da el equilibrio armamental. La guerra fr¨ªa como ecosistema del planeta azul, aunque el polaco Giereck quiera vestirse de espectro de la rosa para cruzar en ambas direcciones el tel¨®n de acero. Aunque el Comandante Cero quiera vestirse de Rub¨¦n marxista para preguntarle a Carter si tantos millones de hombres hablaremos ingl¨¦s o callaremos para siempre.
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