La desintegraci¨®n de la regi¨®n leonesa, una raz¨®n de Estado
"El proceso de las autonom¨ªas y la desintegraci¨®n del Estado? son, segun sus propias declaraciones, los fen¨®menos que, de modo especial, preocupan ¨²ltimamente a Rodolfo Mart¨ªn Villa. En virtud de esas ?razones de Estado?, y haciendo expl¨ªcito un maquiavelismo sin paliativos, el partido de Gobierno, a trav¨¦s del se?or Mart¨ªn Villa y tras una peripecia penosa, aparentemente sembrada de contradicciones e incoherencias, ha resuelto integrar Le¨®n en Castilla.
Tambi¨¦n de modo s¨®lo aparente, se tratar¨ªa de un error, como en el caso andaluz. Pero aqu¨ª no hay error alguno, sino escarnio: acaso el mayor escarnio de toda la historia ?auton¨®mica?. Porque, junto a la justificaci¨®n estatista, UCD, a trav¨¦s del se?or Mart¨ªn Villa, ha declarado tambi¨¦n que en el caso leon¨¦s es necesario proscribir ?los sentirnientos?, esos ?sentimientos? que, sin embargo, han`sido escrupulosamente respetados para todo el, resto de los pueblos espa?oles, incluso cuando se han manifestado con desaforada crispaci¨®n, y que no han sido tampoco preteridos por UCD para consentir autonom¨ªas tan ?racionales? e hist¨®ricamente indiscutibles (frente a la de Le¨®n) como la de Cantabria, Rioja o Murcia.
En el ejemplo leon¨¦s, siendo demasiado el escarnio, no,hay error alguno. Es curioso constatar ahora, cuando las cartas est¨¢n encima de la mesa, c¨®mo, mientras los partidos de la izquierda no acabaron de aclarar sus ideas sobre el perfil auton¨®mico de las provincias o regiones sin tradici¨®n regionalista o nacionalista, el se?or Mart¨ªn Villa ha encontrado, por fin, el huevo primordial: se trata de conseguir una estructura ?aut¨®noma? en que persistan, sin embargo, las mismas diputaciones provinciales, con una organizaci¨®n similar a la actual y, por supuesto, sin poner en entredicho el sistema electoral que permiti¨® a UCD conseguir, en abril del a?o pasado, el monopolio del poder en el ¨¢mbito del llamado ?ente preauton¨®mico castellano-leon¨¦s?.
Y es curioso comprobar c¨®mo UCD parece haber logrado despistar a los partidos de la izquierda, que han estado optando (tambi¨¦n con coherencia relativa) por la autonom¨ªa castellano-leonesa, como la genuina reivindicaci¨®n (la autonom¨ªa separada de Le¨®n era, para ellos, ?hacerle el juego a los caciques ?), olvidando la exigencia que, como previa a cualquier descentralizaci¨®n de competencias, deber¨ªa haber sido motivo principal de su lucha en este terreno: la democratizaci¨®n aut¨¦ntica de la vida local en regiones que, como la leonesa, y por muchas causas que tambi¨¦n parecen encontrarse en per¨ªodo de liquidaci¨®n hist¨®rica, carec¨ªan de tradici¨®n y de voluntad ?autonomista?. Pero todas las opiniones en este sentido fueron deso¨ªdas, cuando no tachadas de reaccionarias.
Pi¨¦nsese que, en la provincia de Le¨®n, el ¨¢mbito municipal capitalino, que representa a m¨¢s de un 20% de la totalidad de la poblaci¨®n provincial, s¨®lo cont¨® en las elecciones municipales con un 7% en la asignaci¨®n de concejales. Esto, llevado al peculiar sistema legal de acceso a las diputaciones (no mediante sufragio directo, sino en funci¨®n del n¨²mero de concejales de cada partido judicial, previa aplicaci¨®n del sistema proiporcional a cada grupo electoral) motiv¨® que UCD fuese (y sea) reina y se?ora en la corporaci¨®n provincial.
Despu¨¦s, ya con la Constituci¨®n en la mano y esperando la fecha decisiva del 26 de abril de 1980, UCD fue desarrollando en Le¨®n, a trav¨¦s de la astuta trama del se?or Mart¨ªn Villa, una serie de operaciones de distracci¨®n, para mantener firmemente en contra de su postura a los partidos de la izquierda y, al tiempo, impedir la aparici¨®n d¨¦ posibles competidores: as¨ª, se declar¨® partidaria de la f¨®rmula ?Le¨®n s¨®lo? y, a¨²n m¨¢s, llev¨® a cabo en la provincia, a trav¨¦s de la diputaci¨®n, una encuesta oficial entre los ayuntanmientos y entidades representativas para conocer su opini¨®n auton¨®mica, encuesta en que, por cierto, la mayor¨ªa de los municipios se declararon partidarios de la autonom¨ªa separada para Le¨®n, y s¨®lo un 7%, de la integraci¨®n de Le¨®n en Castilla, siendo incluso superior a ¨¦ste el porcentaje de los que se manifestaron a favor de una posible uni¨®n con Asturias.
?Asombrosa estrategia! ?Admirable sangre fr¨ªa! El propio legado de UCD en Le¨®n lo confiesa sin reservas en las citadas declaraciones: ?La encuesta de la Diputaci¨®n Provincial fue una operaci¨®n de "entretenimiento". Se necesitaba cubrir el espacio de las posibles preocupaciones auton¨®micas leonesas con algo que evitase la intromisi¨®n de grupos de escasa o nula responsabilidad y que produjeran un estado de absoluta confusi¨®n?. Y el se?or Mart¨ªn Villa parece muy ufano de una pol¨ªtica trazada con tan peculiares l¨ªneas de diafanidad, de ¨¦tica y de respeto a su electorado y a la opini¨®n p¨²blica en general... El pueblo, burladoPero los concejales y alcaldes de UCD no estaban al tanto de las complejas operaciones urdidas por el se?or Mart¨ªn Villa. Por eso, cuando la estrategia llegaba a sus ¨²ltimos objetivos, fueron convocados, hubieron de rectificar, acaso con dolor, lo que hab¨ªan opinado en la encuesta, y apoyar el nov¨ªsimo, y al parecer concluyente, cambio de rumbo decretado por sus l¨ªderes.
Ese desencanto que algunos escritores civiles reprochan severamente a sus conciudadanos parece tener aqu¨ª bastante justificaci¨®n. Todo viene a ser un tejemaneje de partidos, entre partidos e incluso dentro de los propios partidos. El pueblo queda olvidado, burlado. Sobre todo, en este caso, el pueblo leon¨¦s, cuya vocaci¨®n de autonomismo separado (un autonomismo que debiera significar principalmente descentralizaci¨®n de competencias y democratizaci¨®n de la vida local), tras las vacilaciones de la izquierda y la marruller¨ªa del llamado centro, puede resultar manipulada desde esa derecha que, reticente con las iniciales manifestaciones populares de leonesismo, pretender¨ªa ahora abanderar la frustraci¨®n.
El pueblo leon¨¦s est¨¢ desconcertado y piensa que el Gobierno, a trav¨¦s de UCD, ha jugado con ¨¦l, sacrificado a exclusivos intereses de poder y de partido, a c¨ªnicas ?razones de Estado?, los signos de una identidad que, aunque por parte de Le¨®n nunca ha sido esgrimida como arma arrojadiza frente a los, dem¨¢s pueblos fraternos de Espa?a, permanec¨ªa como sustancia de su personalidad popular e hist¨®rica, hasta que el destino le depar¨® al se?or Mart¨ªn Villa como insoslayable compatriota.
Los autores de este art¨ªculo son miembros del Grupo de Estudios "Gumersindo de Azc¨¢rate", dedicado a temas leoneses.
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