Patata temprana
El a?o 1979 ha transcurrido sin especiales problemas en el sector productivo de la patata, registr¨¢ndose precios de mercado que han sido francamente satisfactorios para el agricultor. La actual cosecha de patata temprana, por el contrario, se presenta con niveles muy superiores a la del a?o pasado.Ante una situaci¨®n de excedentes, los precios bajan y con ello aparecen las peticiones de ayuda la reivindicaci¨®n para garantizar unos precios m¨ªnimos y las solicitudes de que se act¨²e con diversas medidas en este mercado.
El respeto a la iniciativa privada y el derecho a la libertad de empresa, reconocidos en nuestra Constituci¨®n, se compaginan muy mal con algunas de las peticiones de intervenci¨®n estatal que s¨®lo se plantean en situaciones de precios bajos. Pero tambi¨¦n son dificiles de conciliar cuando se le plantea a la Administraci¨®n que ordene los cultivos con un sentido coactivo. Evidentemente, esto no puede hacerse. Cada agricultor es libre de tomar sus decisiones de producci¨®n, seg¨²n sus propias expectativas. Libertad de decisi¨®n y responsabilidad de los resultados constituyen un derecho y un riesgo de todo empresario en una sociedad de libre mercado.
Frente a estos principios cabe argumentar que el agricultor espa?ol carece de mecanismos que le permitan adoptar decisiones responsables para adecuar sus producciones a la demanda evitando los posibles excedentes. Como respuesta a este hecho cabe instrumentar dos soluciones: que la Administraci¨®n ordene el cultivo o que aporte informaci¨®n suficiente para que el agricultor y sus organizaciones lo hagan libremente.
La ordenaci¨®n de un cultivo no puede concebirse como una planificaci¨®n coactiva. Cualquier agricultor sabe que los pa¨ªses con agriculturas planificadas por el Estado no han sido capaces durante varios decenios de eliminar las colas en los establecimientos de alimentaci¨®n. Todos sabemos que las contingentaciones impuestas, los cupos, en una palabra, la ordenaci¨®n coactiva, exigir¨ªa un aparato bur¨®crata para su control de gran magnitud y a pesar de ello no se evitar¨ªan los incumplimientos, los favoristismos, tr¨¢fico de concesiones, etc¨¦tera.
Independientemente, la ordenaci¨®n de un cultivo, como la patata, por el Estado no evitar¨ªa en cualquier caso los desajustes de producci¨®n. Baste se?alar que las condiciones meteorol¨®gicas, que est¨¢n fuera de cualquier posibilidad de control, no han de ser excepcionales para modificar el 5- 10 % el rendimiento de producci¨®n equivalente a 250.000-500.000 toneladas en m¨¢s o menos cada a?o para la misma superficie sembrada.
- La segunda posibilidad es la ordenaci¨®n libremente ejercida por el agricultor.
Nuestras organizaciones agrarias conocen perfectamente, porque se les ha facilitado una amplia informaci¨®n sobre ello, c¨®mo funcionan en Europa los productores de patatas. En Inglaterra, con un n¨²mero muy reducido de agricultores, ¨¦stos est¨¢n integrados en el Patato Marketing Board, teniendo cada a?o un cupo de superficie por el que pagan una cuota que sirve para constituir un fondo que, en el caso de producirse excedentes, sirve para compensar las cantidades de tub¨¦rculos que haya que retirar del mercado para evitar la ca¨ªda de precios. En la CEE no han podido a¨²n ponerse de acuerdo sobre una organizaci¨®n com¨²n del mercado similar a la existente para frutas y hortalizas, porque la gran producci¨®n de patata en todos los pa¨ªses hace pr¨¢cticamente inviable Podr¨ªan darse otros ejemplos, pero en resumen puede decirse que en toda Europa la regulaci¨®n del mercado de la patata descansa fundamentalmente sobre la acci¨®n de los propios agricultores, a trav¨¦s de potentes organizaciones profesionales y cooperativas, con la aceptaci¨®n libre de una autodisciplina productiva y de comercializaci¨®n, limit¨¢ndose la acci¨®n de los poderes p¨²blicos a colaborar en la resoluci¨®n de las posibles desviaciones registradas. En otro caso cuando los numerosos integrantes de un sector productivo act¨²an cada uno por su cuenta, no hay presupuesto suficiente para solucionar el problema.
Consciente de este problema, y ante la posibilidad de que tras un a?o de precios atractivos de la patata se produjera una extensi¨®n de su superficie de cultivo, el FORPPA convoc¨® en el mes de septiembre pasado un grupo de trabajo en e que se facilit¨® a las organizaciones agrarias toda la. informaci¨®n disponible en aquel momento. Tras comentar la situaci¨®n de la producci¨®n en Europa, las posibilidades de exportaci¨®n y el previsible nivel de precios dada la competencia de otros pa¨ªses, se dio como orientaci¨®n del cultivo de patata temprana que no se sobrepasara la superficie de la campana anterior. A este criterio, a pesar de que alguna organizaci¨®n se neg¨® a hacerla llegar a sus afiliados, se le dio la m¨¢s amplia difusi¨®n a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n social y de escritos dirigidos a organismos interesados. Se volvi¨® a insistir sobre la necesidad de no extender el cultivo de la patata con ocasi¨®n de la aprobaci¨®n del decreto de regulaci¨®n de la campa?a azucarera y se han publicado diversas notas de prensa advirtiendo de los efectos de un aumento de la superficie de patata que tambi¨¦n afecta ya a la de media estaci¨®n.
Seg¨²n los datos del Ministerio de Agricultura, la superficie de patata temprana se ha incrementado, a pesar de todo, en un 14% en relaci¨®n con 1979, aunque este incremento podr¨ªa estar m¨¢s cerca del 20%, seg¨²n otras estimaciones. En cifras absolutas, y seg¨²n la estimaci¨®n oficial, la producci¨®n de 1980 es de 773.000 Tm. frente a 635.000 Tm. en 1979, es decir, 138.000 Tm. m¨¢s. Es evidente que el FORPPA no dispone de los medios econ¨®micos necesarios para hacer frente por s¨ª solo a esta situaci¨®n de excedentes, por muy buena voluntad que ponga en ello. Es imprescindible que los propios agricultores afectados sean capaces de aceptar sus propias responsabilidades con medidas tales como la concentraci¨®n de las ventas en el menor n¨²mero de manos posible, la no comercializaci¨®n de aquella parte de la producci¨®n de calidad no aceptable, la limitaci¨®n de la oferta a trav¨¦s de una restricci¨®n de calibres, etc¨¦tera, que contribuyan, entre todas, a evitar el envilecimiento de los precios.
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