La econom¨ªa occidental y el ajuste veneciano
A nivel mundial, los seis primeros meses de 1980 han significado la continuaci¨®n del agravamiento de los problemas econ¨®micos que caracterizaron el a?o anterior, y que, en gran medida, fueron la consecuencia de la situaci¨®n planteada en los mercados de crudos. La desaceleraci¨®n en el crecimiento de los pa¨ªses industrializados, e incluso la recesi¨®n de la econom¨ªa norteamericana, era algo previsto con entera generalidad por los expertos desde hac¨ªa casi un a?o, y la ¨²nica discusi¨®n por entonces se ce?¨ªa a las diversas cifras que resultaban de los distintos modelos de previsi¨®n econ¨®mica. Hoy, desgraciadamente, pueden confirmarse, aquellas l¨²gubres perspectivas para el momento actual, y posiblemente deban intensificarse para la segunda mitad del a?o.En el caso de Estados Unidos, que, como es sabido, suele marcar con cierta anticipaci¨®n el perfil de la coyuntura del mundo industrializado, y cuya influencia es decisiva sobre el comportamiento del. resto de las econom¨ªas occidentales unos meses m¨¢s tarde, la recesi¨®n, por fin, comenz¨® en febrero de este a?o, y desde entonces la producci¨®n industrial no ha hecho m¨¢s que caer. Los datos disponibles apuntan hacia cotas alarmantes. En particular, el ¨ªndice que elabora el Ministerio de Comercio norteamericano (utilizando un conjunto de indicadores que anticipan la coyuntura) cay¨® en el mes de abril de un modo tan espectacular, que bati¨® todos sus records hist¨®ricos. El optimismo que, a duras penas, manten¨ªa la Administraci¨®n Carter, en el sentido de que la recesi¨®n terminar¨ªa al acabar la primavera, ha quedado. desautorizado con la llegada de los datos de mayo, que, sin ser tan dram¨¢ticos como los anteriores, siguen insistiendo en que el final de la recesi¨®n no est¨¢ a¨²n en el horizonte. Adem¨¢s, hay que tener en cuenta la violenta ca¨ªda de la demanda en los meses recientes, mucho m¨¢s r¨¢pida que la producci¨®n y, sobre todo, mucho m¨¢s fuerte que lo que ocurri¨® hace cinco a?os.
En definitiva, para el total del a?o en curso se espera, seg¨²n las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, una reducci¨®n del PNB del 1% y de la producci¨®n industrial del 4%. Asimismo, la formaci¨®n bruta de capital fijo puede caer alrededor del 5,8%, con lo que la hipoteca para el futuro va a ser grande.)
La Rep¨²blica Federal de Alemania es otro de los pa¨ªses con gran responsabilidad respecto de la marcha de la coyuntura internacional, por la influencia que tiene sobre el resto de los pa¨ªses europeos. Aunque los tres primeros meses del a?o pueden calificarse como relativamente buenos, en l¨ªnea con el favorable comporta miento del a?o anterior (a t¨ªtulo ilustrativo, se?alemos que la inversi¨®n en capital fijo creci¨®, en t¨¦rminos reales, un 8,5% en 1979), los indicadores para el momento presente muestran un claro cambio, en la coyuntura, con problemas crecientes en la producci¨®n y el empleo. En promedio, el a?o actual va a resultar probablemente el peor del ¨²ltimo quinquenio, con un crecimiento real del 2,5%.
Los dem¨¢s pa¨ªses industrializados coinciden tambi¨¦n en t¨¦rminos generales con los rasgos descritos anteriormente. Jap¨®n mantiene un crecimiento relativamente alto, aunque inferior al de a?os anteriores, y la ca¨ªda en la tasa de crecimiento de la inversi¨®n est¨¢ siendo tambi¨¦n notable (un 0,8% en 1979 y s¨®lo un 1,4% en 1980). Francia e Italia van a continuar creciendo, si bien dos puntos por debajo de' c¨®mo lo hicieron el a?o anterior, e Inglaterra, por el contrario, est¨¢ sufriendo una reducci¨®n en el volumen de su producci¨®n nacional, que, para el promedio del a?o, puede cifrarse en 2,2 puntos.
El conjunto ponderado de los siete grandes pa¨ªses industriales no comunistas da un crecimiento para el a?o actual ligeramente positivo (0,8%), que se consigue fundamentalmente. gracias al gasto p¨²blico (1,9%), en tanto que la inversi¨®n, decrece en 1,2%. En definitiva, pues, estas cifras delimitan un cuadro general de pr¨¢ctico estancamiento, con serias implicaciones para el futuro por la aton¨ªa de la inversi¨®n.
La "cumbre" de Venecia
Las consideraciones anteriores son fundamentales para interpretar el mensaje que han enviado al mundo los jefes de Estado reunidosen Venecia, en el que, precisamente, no se ha hablado de crecimiento, rompiendo la l¨ªnea de las anteriores reuniones. Como resultado de otras circunstancias, o de otras preocupaciones, lo que anteriormente primaba era el objetivo de coordinar los est¨ªmulos al crecimiento, para contener el paro sin relanzar la inflaci¨®n; la novedad de la declaraci¨®n de Venecia est¨¢ en una pol¨ªtica m¨¢s conservadora, m¨¢s austera, que da prioridad a la resoluci¨®n de los estrangulamientos b¨¢sicos que ahogan la marcha de la econom¨ªa mundial.
Esta reuni¨®n, colmo es sabido, tenla una finalidad b¨¢sicamente econ¨®mica: analizar la coyuntura econ¨®mica internacional y formular, en lo posible, una estrategia conjunta. Sin embargo, algunos acontecimientos pol¨ªticos, como el anuncio imprevisto de la retirada parcial de las tropas sovi¨¦ticas en Afganist¨¢n, han desviado la atenci¨®n hacia estos temas, y aunque en el comunicado final se ha mantenido el objetivo econ¨®mico como columna vertebral de la reuni¨®n, los medios de comunicaci¨®n se han hecho mucho m¨¢s eco de las resoluciones pol¨ªticas, hasta el punto de que apenas ha habido comentarios profundos al mensaje econ¨®mico que los jefes de Estado nos han querido enviar.
El comunicado es claro y poco novedoso para los que est¨¦n acostumbrados a seguir los informes peri¨®dicos de los organismos internacionales. Se trata de continuar en la l¨ªnea reciente de las recomendaciones de los organismos econ¨®micos m¨¢s caracterizados: Agencia Internacional de la Energ¨ªa y OCDE, insistiendo en dos temas principales -continuar la lucha antiinflacionista y reducir la dependencia energ¨¦tica exterior- muy ligados entre s¨ª, y dos temas vinculados a la situaci¨®n de crisis derivada de los mismos -rechazo del proteccionismo comercial exterior y reciclaje de petrod¨®lares- Por su inter¨¦s, conviene estudiar estos temas por separado.
El mayor enemigo, la inflaci¨®n
El agravamiento de las tensiones inflacionistas es uno de los hechos m¨¢s destacados de la situaci¨®n econ¨®mica actual. En dos a?os, los precios al consumo del mundo occidental se han acelerado en seis puntos, hasta la alarmante tasa actual del 14%. En Estados Unidos, la situaci¨®n es especialmente grave, pues se ha llegado en alg¨²n mes a tasas anuales pr¨®ximas al 20%. En cuanto al deflactor del PNB, que es m¨¢s significativo desde un punto de vista estructural, aunque no se mueve en tasas tan elevadas como el IPC, tambi¨¦n se est¨¢ acelerando sensiblemente en 1980 (dos puntos en promedio respecto de 1979).
La interpretaci¨®n que se ha dado en Venecia a las causas de esta situaci¨®n dista mucho de ser profunda y objetiva, ya que ha responsabilizado quiz¨¢ en exceso a los precios del petr¨®leo. Pero lo importante y significativo ha sido la declaraci¨®n de dar prioridad m¨¢xima a la lucha antiinflacionista, y ello a pesar de que pueda ocasionar importantes problemas sociales. Es esta una declaraci¨®n valiente, especialmente trat¨¢ndose de tiempos electorales para varios de los pa¨ªses firmantes, y que no va a ser popular, aun cuando es posible que, dado el desfase entre la toma de medidas y sus efectos, algunos de ¨¦stos no se manifiesten hasta pasadas las elecciones.
Los instrumentos que se mencionan para llevar adelante esta estrategia no son nuevos: manejar con esp¨ªritu restrictivo las pol¨ªticas monetaria y fiscal, negociar alguna forma de pol¨ªtica de rentas y proseguir en la superaci¨®n de los desequilibrios productivos b¨¢sicos mediante las pol¨ªticas de ajuste positivo. Todo esto, de alg¨²n modo, es lo que ya se viene haciendo desde hace tiempo, por lo que la importancia de la declaraci¨®n radica m¨¢s bien en su significado negativo; no se van a iniciar pol¨ªticas expansivas, no se va a permitir un crecimiento del sector p¨²blico mayor que el del privado. y no se va a permitir que los gastos de consumo aumenten m¨¢s que los de inversi¨®n.
Es dif¨ªcil valorar justamente el grado de autenticidad con que esta estrategia ha sido enunciada. La situaci¨®n de los diferentes pa¨ªses difiere mucho de unos a otros, por lo que necesariamente sus Gobiernos no podr¨¢n actuar con igual rigor en todos los casos. Incluso, tampoco ser¨ªa conveniente que lo hicieran, habida cuenta de que es necesario que algunos empujen m¨¢s que otros la marcha de la coyuntura internacional. Pero, al menos, la imagen de coherencia que han' dado puede servir de ejemplo para algunos pa¨ªses. en los que la presi¨®n social es m¨¢s fuerte y los Gobiernos dudan sobre si continuar o no en esta l¨ªnea.
Esta es una cuesti¨®n que interesa particularmente a Espa?a, donde recientemente se han levantado dudas sobre si no ser¨ªa preferible forzar la reactivaci¨®n de la econom¨ªa como forma de mejorar la situaci¨®n: del empleo. El mensaje, que viene avalado por las recomendaciones de la OCDE, es que, en tanto no tengamos dominada la inflaci¨®n, cualquier tentaci¨®n alegre llevar¨ªa de inmediato a una profundizaci¨®n en nuestros desequilibrios b¨¢sicos. Es preciso, pues, insistir en el saneamiento de nuestras estructuras productivas y comerciales, atajando la inflaci¨®n con m¨¢s competitividad y transparencia en los diferentes mercados, para que, una vez estabilizada la econom¨ªa, puedan resolverse de verdad los graves problemas sociales y econ¨®micos que se van acumulando.
La dependencia energ¨¦tica
El problema energ¨¦tico, como es bien sabido, est¨¢ ¨ªntimamente ligado con el anterior. Lo que ya no est¨¢ tan claro es si es causa o efecto, del mismo, aunque a efectos pr¨¢cticos sea igual una cosa que otra. Por supuesto que Occidente, mal dotado de recursos petrol¨ªferos, acusa a la OPEP de ser la ¨²nica responsable de la situaci¨®n. Por su parte, ¨¦sta se defiende se?alando que s¨®lo tratan de mantener inalterado su poder adquisitivo a largo plazo.
La declaraci¨®n de Venecia ha sido contundente, en la l¨ªnea de las recomendaciones de la AIE. Se trata de romper con el exceso de dependencia respecto del petr¨®leo importado, para lo cual es preciso, inexcusablemente, aumentar los recursos alternativos: carb¨®n y energ¨ªa nuclear. b¨¢sicamente, as¨ª como contener, cuando no reducir, los consumos energ¨¦ticos globales. De este modo, en diez a?os, se pretende reducir en casi quince puntos la dependencia del petr¨®leo. Sin embargo, esta dependencia energ¨¦tica exterior es tan distinta de unos pa¨ªses a otros (desde el 17% en Estados Unidos hasta el 72% en Jap¨®n, pasando por el 68% en Espa?a) que no puede tratarse con recetas uniformes, pues los pa¨ªses que est¨¢n ya por debajo de la l¨ªnea objetivo no van a sentirse obliga dos a ello. Otra cosa hubiera sido un compromiso para reducir las importaciones de crudos.
En cualquier caso, este objetivo es tan ambicioso que posiblemente no se alcanzar¨¢, como lo prueba el escaso ¨¦xito que hasta ahora han tenido las pol¨ªticas recomendadas por la AIE, y especialmente aquella que recomendaba una reducci¨®n del 5% en el consumo petrol¨ªfero de cada pa¨ªs. Sin embargo, tambi¨¦n aqu¨ª aparece el mismo efecto positivo de servir de respaldo a las pol¨ªticas que otros pa¨ªses est¨¢n tratando de seguir, y que puede dar, al menos, una cierta fuerza moral a los Gobiernos ante sus ciudadanos.
Estas grandes declaraciones propias de las grandes ocasiones se han de plasmar luego en medidas precisas y cuantificadas, que permitan valorar su eficacia y tambi¨¦n ponderar sus inconvenientes. Al parecer, en Venecia se ha discutido ya un paquete de medidas concretas de reconocido valor t¨¦cnico. Queda por ver, sin embargo, si son capaces de atravesar los filtros pol¨ªticos y sociales a que posteriormente se ver¨¢n sometidas. En particular, la incompatibilidad entre el instrumento b¨¢sico de la pol¨ªtica energ¨¦tica a corto plazo (mantener precios reales para los productos energ¨¦ticos) y la directriz prioritaria de luchar contra la inflaci¨®n, s¨®lo puede resolverse mediante el sacrificio de las rentas reales, como se?ala insistentemente la OCDE, y esta es una cuesti¨®n que puede escaparse de la voluntad de Venecia. Tambi¨¦n, en lo que se refiere a las energ¨ªas alternativas, es preciso reconocer que como soluci¨®n son muy caras, tan caras como el petr¨®leo, y s¨®lo tienen la ventaja para muchos pa¨ªses de diversificar los riesgos del abastecimiento exterior (pero en ning¨²n caso terminar con tal dependencia).
Las relaciones econ¨®micas internacionales
La situaci¨®n del comercio rnundial es otro tema de preocupaci¨®n en la actual coyuntura. EL FMI ha estimado que para el presente a?o ¨¦ste no crecer¨¢ en volumen m¨¢s all¨¢ del 3%, cuando en 1979 lo hizo en un 6,5%. Las importaciones, de los pa¨ªses industriales no van a aumentar m¨¢s del 1,5%, cuando un a?o antes lo hicieron en un 8,5%. Finalmente, la relaci¨®n real de intercambio de los pa¨ªses industrializados, que disminuy¨® en un 3% en 1979, caer¨¢ un 6% en el presente a?o, seg¨²n las mismas estimaciones (en Espa?a, en 15179-1980, se perder¨¢n veinte puntos). Por todo ello, cabe temer que se est¨¢ produciendo una vuelta a ?planteamientos Proteccionistas que en nada beneficiar¨ªan la marcha de las distintas econom¨ªas nacionales.
En la reuni¨®n de Venecia han sido numerosos los temas de importancia que en este contexto han sido aludidos: la redistribuci¨®n internacional de las rentas, que est¨¢ perjudicando a los pa¨ªses m¨¢s pobres; los impedimentos al libre desarrollo de la divisi¨®n internacional del trabajo; la ausencia de solidaridad mundial y de aceptaci¨®n de las propias responsabilidades internacionales; el sistema financiero internacional en alguno de sus aspectos m¨¢s relevantes, come, el caso del reciclaje de los petrod¨®lares.
En realidad, todas estas cuestiones se han tratado como derivadas de la elevaci¨®n del precio de los crudos, por lo que es preciso reconocer que los grandes pa¨ªses industrializados, una vez m¨¢s, no han puesto por delante sus grandes responsabilidades. A estos efectos es necesario recordar que no se ha tratado espec¨ªficamente de la reforma del sistema monetario internacional, habi¨¦ndose tan s¨®lo comprometido estos pa¨ªses a aumentar sus cuotas al Fondo Monetario Internacional.
Conclusi¨®n: bajo el signo del ajuste veneciano
La econom¨ªa occidental va a discurrir, pues, en los pr¨®ximos meses, bajo los duros mandatos del ajuste veneciano. Un ajuste claramente inspirado por la OCDE y por la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, como antes se ha dicho.
Quiz¨¢ sea ¨²til concluir este repaso de los problemas econ¨®micos mundiales concretando los cinco principios fundamentales que definen ese ajuste, en los que deber¨¢n buscar su inspiraci¨®n las pol¨ªticas econ¨®micas de los distintos pa¨ªses:
1. No existe una alternativa realista -seg¨²n esta concepci¨®n- a la pol¨ªtica dirigida a reducir la tasa de inflaci¨®n. La mayor prioridad entre los objetivos de la pol¨ªtica econ¨®mica debe concederse a lograr precios estables. En este punto se manifiesta un consenso general entre todos los pa¨ªses integrantes de la OCDE, ratificado en Venecia. Los medios para alcanzar estos objetivos son definir y aplicar pol¨ªticas fiscales y monetarias que invaliden las expectativas inflacionistas y pol¨ªticas de rentas que moderen el crecimiento de los costes de producci¨®n y de los precios mediante un di¨¢logo social constructivo.
2. Debe atribuirse la m¨¢xima importancia a los programas energ¨¦ticos nacionales, con los cuales reducir los costes de los sucesivos almacenamientos petrol¨ªferos. Si una de las causas de la crisis actual es la variaci¨®n sucesiva y dr¨¢stica de los precios de los crudos de petr¨®leo -seg¨²n el mensaje de Venecia-, es obvio que, en respuesta a ese diagn¨®stico, los programas energ¨¦ticos deben ocupar el centro de la escena econ¨®mica. La fijaci¨®n de precios y rentas interiores que incorporen las alzas de los precios internacionales y la ejecuci¨®n puntual de los programas energ¨¦ticos habr¨¢n de constituir el centro de atenci¨®n de los Gobiernos.
3. Lograr un ajuste de las balanzas de pagos, que, a los nuevos precios de la energ¨ªa, debe ser un objetivo permanente de las pol¨ªticas econ¨®micas nacionales. La segunda crisis petrol¨ªfera ha desequilibrado gravemente las distintas balanzas de pagos, por lo que la pol¨ªtica econ¨®mica debe de responder a estos desequilibrios con acciones eficaces que traten de contrarrestarlos. Estas respuestas no deben incorporar nunca decisiones proteccionistas. Cualquier intento de proteger a las econom¨ªas nacionales no har¨¢ otra cosa que agravar el coste del ajuste, y no realzarlo.
4. El ajuste de la estructura productiva y fundamentalmente de la industria a los datos de la crisis resulta tambi¨¦n necesario. Esta nueva conformaci¨®n de la estructura productiva deber¨¢ ser ayudada por el Estado mediante pol¨ªticas positivas de ajuste. Estas pol¨ªticas positivas suponen la elaboraci¨®n de un conjunto de intervenciones que ayuden a los cambios productivos limitada y temporalmente y que favorezcan asimismo el desplazamiento de la actividad productiva hacia aquellos sectores prometedores de innovaciones y mejoras en la producci¨®n.
5. El grave problema del paro se contempla en este enfoque como un problema residual, cuya soluci¨®n requiere la pr¨¢ctica de los ajustes anteriores. El paro no puede resolverse por m¨¦todos directos ni mediante pol¨ªticas que eleven la inflaci¨®n o el desequilibrio exterior. Apostar por estas pol¨ªticas supondr¨¢ a plazo medio agravar el propio mal que se trata de remediar. Esto quiere decir que la soluci¨®n del problema del paro debe confiarse al avance resuelto por las l¨ªneas anteriores de la pol¨ªtica econ¨®mica. En el entretanto, lo ¨²nico que cabe es desarrollar pol¨ªticas de empleo que remuevan los obst¨¢culos a la ocupaci¨®n, que mejoren el funcionamiento de los mercados de trabajo y que repartan mejor el empleo existente.
Esos cinco puntos en que puede resumirse el contenido del ajuste veneciano constituyen, nos guste o no, un t¨¦rmino de referencia para la pol¨ªtica econ¨®mica de todos los pa¨ªses occidentales y, desde luego, del nuestro. Como conclu¨ªa el informe del Banco de Espa?a del pasado ejercicio, ?la econom¨ªa espa?ola no puede ignorar, sin incurrir en graves dificultades, las pol¨ªticas adoptadas por las econom¨ªas avanzadas para tratar los problemas generales, ni nuestras posibilidades de expansi¨®n son independientes de las respectivas de dichas econom¨ªas?. Desde Venecia nos han dicho claramente lo que esas econom¨ªas occidentales piensan hacer. Nuestro problema reside ahora en articular una pol¨ªtica econ¨®mica compatible con esas condiciones y nuestras posibilidades.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Importaciones
- RFA
- Conferencias internacionales
- Morosidad
- Contactos oficiales
- Precios
- AIE
- FMI
- Jap¨®n
- OCDE
- Deudas
- Comercio internacional
- Desempleo
- Indicadores econ¨®micos
- Alemania
- Pol¨ªtica energ¨¦tica
- Francia
- Estados Unidos
- Relaciones internacionales
- Coyuntura econ¨®mica
- Comercio exterior
- Europa occidental
- Pol¨ªtica econ¨®mica
- Empleo
- Comercio