Un entrem¨¦s y un almuerzo
EL LANZAMIENTO de la Plataforma Moderada, alianza que se extiende desde dirigentes democristianos hasta ex ministros como De la Cierva y Otero Novas, fue, al parecer, el principal tema de debate en la reuni¨®n del Comit¨¦ Ejecutivo de UCD celebrada el pasado martes. El dato m¨¢s sorprendente del c¨®nclave es la abierta discrepancia, por no decir oposici¨®n, entre las distintas versiones dadas por los actores de ese psicodrama pol¨ªtico al concluir la funci¨®n.De creer a Miguel Herrero, portavoz no s¨®lo del Grupo Centrista en el Congreso, sino tambi¨¦n de la fracci¨®n conservadora, los firmantes del pol¨¦mico documento fueron poco menos que cubiertos de flores por la mayor¨ªa de los miembros del m¨¢ximo ¨®rgano directivo de UCD, que hab¨ªa reconocido ?la licitud? de su acci¨®n y aceptado las corrientes de opini¨®n en torno a opciones ideol¨®gicas, entendidas como algo distinto de las tendencias organizadas. Seg¨²n esta versi¨®n, los minoritarios de UCD habr¨ªan conseguido arrancar de la direcci¨®n de su partido el reconocimiento de esa matizada distinci¨®n, susceptible de disputaciones escol¨¢sticas y debates bizantinos sin cuento, entre corrientes y tendencias, que los minoritarios del PCE no han logrado obtener de Santiago Carrillo.
Sin embargo, el comunicado oficial del Comit¨¦ Ejecutivo rebaja en bastantes grados esa interpretaci¨®n euf¨®rica y casi triunfalista de los conservadores. El texto ?lamenta el procedimiento? utilizado por los discrepantes al entregar a la Prensa su documento, en vez de debatirlo previamente en el seno de UCD, y considera que ?este tipo de declaraciones p¨²blicas puede da?ar laimagen del partido e implicar un importante deterioro en la confianza del electorado?. El comunicado critica adem¨¢s ?las insuficiencias y contradicciones ? de la Plataforma Moderado y resalta la ?incoherencia? de sus peticiones de acci¨®n pol¨ªtica a un Gobierno cuya confianza ha sido votada hace cinco meses. Finalmente, tras rendir un ret¨®rico homenaje al ejercicio de las diferentes libertades reconocidas en la Constituci¨®n, recuerda que los estatutos de UCD contienen la obligaci¨®n de sustanciar ?mediante debate interno? los conflictos dentro del partido, ?cualquiera que sea su naturaleza y especialmente aquellos que puedan da?ar su imagen?, y proh¨ªben ?la existencia de grupos o fracciones organizadas? en su seno.
Atrapado entre la alegre sonrisa de los minoritarios y el severo ce?o de los mayoritarios, el presidente de UCD se ha limitado a exhalar un profundo suspiro de alivio al comprobar que, al menos por esta vez, el conflicto ha podido ser resuelto sin medidas disciplinarias y con una conveniente dosificaci¨®n de fuegos de artificio verbales, expresiones ambiguas y letras de cambio pol¨ªticas aplazadas en su vencimiento. Existe, por lo dem¨¢s, la generalizada sospecha de que Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, bajo cuya mesa de despacho los conspiradores del 23 de febrero organizaron su conjura sin que el entonces ministro de Defensa llegara a sospecharlo, es plenamente consciente, esta vez, de que suj funciones de mando son puramente delegadas y simb¨®licas. Por esa raz¨®n, su p¨²blico, contento ante el aparente entendimiento alcanzado, sobre los albos manteles de un almuerzo, entre Leopoldo Calvo Sotelo y Adolfo Su¨¢rez, para asegurar la unidad y fortaleza del centrismo, no es s¨®lo una nueva muestra de su admirable ingenuidad, patente en su referencia a las ?tres cabezas principales? -una de ellas la suya- de UCD, sino un indicio seguro de la verdadera naturaleza del conflicto.
En efecto, parece evidente que la Plataforma Moderada, veh¨ªculo para un giro todav¨ªa m¨¢s acentuado hacia posiciones conservadoras de la pol¨ªtica gubernamental, necesitar¨ªa imperiosamente que Leopoldo Calvo Sotelo encabezara la operaci¨®n de esa nueva oferta electoral en la que tendr¨ªan cabida grupos y personalidades hoy instaladas en Alianza Popular, Convergencia Democr¨¢tica o la derecha liberal, y de la que ser¨ªan principales protagonistas los democristianos y sus compa?eros de viaje en el documento de los 39. En esa remozada coalici¨®n, los curtidos hombres de Rodolfo Mart¨ªn Villa, veteranos engrasadores de aparatos pol¨ªticos de cualquier color, dise?o o tama?o, y los suaristas conversos tendr¨ªan su correspondiente hueco, secundario, pero confortable. Pero Adolfo Su¨¢rez y sus leales y Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez y los socialdem¨®cratas que le permanecieran fieles tendr¨ªan, en cambio, que pagar probablemente onerosos y humillantes peajes para que les permitieran pasar por el ojo de la aguja de las listas de candidatos.
El r¨®tulo de esa ?oferta amplia, coherente, concreta y digna de cr¨¦dito?, propuesta por los 39 diputados, es un ¨¢sunto de importancia secundaria, entre otras cosas porque la marca de f¨¢brica de UCD no posee, en s¨ª misma, ning¨²n carisma especial. Como la derecha francesa ha tenido ocasi¨®n de probar, los cambios de nombres o de siglas de las coaliciones apenas repercuten en los resultados. Pero si bien la Plataforma Moderada no tendr¨ªa mayores problemas en prescindir de las siglas de UCD y registrar otras nuevas, a fin de repetir sobre nuevas bases la operaci¨®n de junio de 1977, la aceptaci¨®n por Leopoldo Calvo Sotelo, en tanto que presidente del Gobierno, del liderazgo de esa remozada coalici¨®n y su desembarco en la cabecera de la lista, es condici¨®n sine qua non para bautizar el invento. Porque estos esforzados adalides de la regeneraci¨®n pol¨ªtica y moral del centrismo desde abajo, no parecen haber descubierto f¨®rmula mejor para ganar unas elecciones que el paraguas del presidente del Gobierno en funciones, ll¨¢mese como se llame, a la cabecera de las listas cerradas y bloqueadas.
Dos son las principales inc¨®gnitas en esta operaci¨®n. La primera se refiere a la respuesta que pudiera dar Leopoldo Calvo Sotelo a esa propuesta. El argumento de que hay frases o expresiones en el documento de la Plataforma Moderada que pueden ser interpretadas como cr¨ªticas a la pol¨ªtica del actual Gobierno carece de mordiente. El grupo conservador no dirige sus bater¨ªas contra Leopoldo Calvo Sotelo y sus ministros, sino contra Adolfo Su¨¢rez y el aparato de UCD controlado por sus hombres. Y, de a?adidura, se dedica con devoci¨®n a practicar con este presidente del Gobierno el mismo culto a lapersonalidad del que se benefici¨® su predecesor hasta la primavera de 1980.
La segunda inc¨®gnita apunta a las eventuales reacciones en Adolfo Su¨¢rez y el aparato de UCD en el caso de que el presidente del Gobierno aceptara la estrategia electoral sugerida por los democristianos, ampliara hacia la derecha la nueva coalici¨®n y prescindiera de las siglas de UCD, las subordinara a otras distintas o transformara su contenido. El comunicado del Comit¨¦ Ejecutivo de UCD ha ratificado su condici¨®n de ?aut¨¦ntico partido de centro, reformista y progresista?. Seg¨²n algunas versiones, insuficientemente contrastadas, las intervenciones de Adolfo Su¨¢rez en la reuni¨®n de anteayer habr¨ªan estado coloreadas por el rechazo del giro hacia la derecha, las cr¨ªticas a los sectores privilegiados de la sociedad espa?ola y las veladas amenazas de un ?pacto de separaci¨®n? dentro de UCD. Quedar¨ªa por ver qu¨¦ har¨ªa Adolfo Su¨¢rez con las siglas de UCD, el aparato del centrismo y el video de televisi¨®n del 23 de febrem en el caso de verse arrinconado por la ?oferta amplia? de la Plataforma Moderada y marginado por quienes elaboraran las listas de candidatos.
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