La OTAN no est¨¢ muerta, sino que vive en permanente crisis

Tras la invasi¨®n de Afganist¨¢n y la imposici¨®n de la ley marcial en Polonia, el futuro de la Alianza Atl¨¢ntica ha sido puesto en entredicho con la lenta y dudosa reacci¨®n occidental, especialmente europea, ante estos acontecimientos. Cuatro pol¨ªticos occidentales -Willy Brandt, Zbigniew Brzezinski, Maurice Couv¨¦ de Murville y James Callaghan- han abordado este tema esta semana en las p¨¢ginas del diario brit¨¢nico The Times. De sus art¨ªculos se desprende una idea fundamental: la OTAN no est¨¢ muerta, aunque por su naturaleza viva en permanente crisis interna, siempre que prosiga su doble pol¨ªtica de defensa y distensi¨®n, expresi¨®n esta ¨²ltima que suena a palabrota en los Estados Unidos de Ronald Reagan.
Para el ex canciller alem¨¢n Willy Brandt, el arquitecto de la ostpolitik, hay que dejar de hablar de forma derrotista sobre la OTAN, cuyo futuro en la Rep¨²blica Federal de Alemania no es puesto en cuesti¨®n por las personas con influencia pol¨ªtica. Lo que ocurre, en opini¨®n de Brandt, es que los europeos quieren que la OTAN prosiga su tradicional pol¨ªtica dual: defensa y distensi¨®n, con un ¨¦nfasis especial en la b¨²squeda de un desarme equilibrado. La disputa para Brandt, versa sobre los principios pol¨ªticos de la Alianza Atl¨¢ntica.Esta es una tesis similar a la mantenida por el ex primer ministro brit¨¢nico James Callaghan, quien no prev¨¦ que la Alianza Atl¨¢ntica se vaya a romper, aunque teme que la organizaci¨®n haya perdido un "prop¨®sito pol¨ªtico com¨²n", sin el cual "la estrategia militar existe en un vac¨ªo". Para Callaghan, los sovieticos no permitir¨¢n nunca que Polonia vuelva a convertirse en un. camino para atacarles. "No tenemos ninguna raz¨®n para discutir esto", indica Callaghan, se?alando que la pol¨ªtica occidental debe formarse en este contexto.
Brandt, por su parte, insiste en la solidaridad del pueblo alem¨¢n con los polacos, pero "la gran mayor¨ªa de los alemanes no valora gran cosa las negociaciones con amenazas ni las grandes moralizaciones". Que no resultar¨ªan ¨²tiles a los polacos y pondr¨ªan en peligro la paz. ?Es esto una traici¨®n a los polacos? "No", dice Brandt, "pues la distensi¨®n -basada en la reciprocidad- es tan vital para los polacos como para nosotros, y el inter¨¦s com¨²n en el mantenimiento de la paz es tambi¨¦n beneficioso para Polonia". En este orden de cosas, no resulta sorprendente que el canciller alem¨¢n, Helmut Schmidt, se?ale que "Polonia es un caso diferente" del de Checoslovaquia o de Hungr¨ªa.
Con todo, el ¨²nico que habla claramente de la necesidad de superar el sistema europeo que surgi¨® de Yalta y de la posguerra es el consejero nacional de Seguridad del ex presidente James Carter Zbigniew Brzezinski, para el cuai la respuesta occidental a lo ocurrido en Polonia "ha sido la adecuada en un sentido limitado, negativo", con gestos que han indicado costes punitivos para los sovi¨¦ticos.
Castigos e incentivos
Brzezinski se?ala que hay que pensar de forma m¨¢s sistem¨¢tica sobre la necesidad de combinar acciones punitivas con incentivos positivos que lleven a Mosc¨² a cambiar de rumbo. El asesor de Carter insiste en el papel que podr¨ªa desarrollar Occidente para mejorar las condiciones econ¨®micas de los pa¨ªses del Este y sobre la necesidad de volver a la mesa de las negociaciones SALT sobre armamento nuclear estrat¨¦gico, y Brandt postula un feliz desenlace de las negociaciones en Ginebra sobre armas nucleares en Europa. Brcezinski a?ade la necesidad de volver a reflexionar en voz alta sobre el futuro del sistema de las alianzas en Europa, esquivando, sin embargo, el bulto de definir la alternativa.
El que fuera primer ministro franc¨¦s en 1968-1969, Maurice Couve de Murville, se refiere a la crisis de la Alianza Atl¨¢ntica como algo de lo que ha o¨ªdo hablar constantemente en los treinta a?os de existencia de la OTAN. La propia ambig¨¹edad de la OTAN sobre la naturaleza de la garant¨ªa nuclear norteamericana es un factor permanente de esta organizaci¨®n.
"La Alianza Atl¨¢ntica sigue siendo, en el mundo actual, el cimiento irreemplazable de un equilibrio general, sin el cual la paz se encontrar¨ªa inmediatamente en peligro", escribe Couve de Murville ' y aunque "necesitamos a los americanos, tambi¨¦n somos adultos". Couve, explicando el ejemplo franc¨¦s, que no duda en hacer sacrificios presupuestarios piara asegurar su defensa, apela a las responsabilidades nacionales en materia de seguridad, si bien se queja de la falta de consultas y de la pol¨ªtica de hechos consumados de Estados Unidos hacia sus aliados.
Simplismo norteamericano
En este aspecto, el ex primer ministro franc¨¦s sq ve apoyado por el brit¨¢nico, proyectando as¨ª el malestar europeo. Callaghan, opinando que la Uni¨®n Sovi¨¦tica no es la ra¨ªz de todos los males del mundo, acusa a Estados Unidos de simplismo y exhorta a los aliados europeos a estar de acuerdo en tiener puntos de vista diferentes. Couve de Murville, por su parte, recuerda que, a pesar de los ataques verbales de Washington contra sus aliados por su poco entusiasmo a favor de una respuesta contundente ante los acontecimientos polacos, Estados Unidos no ha cancelado, por el momento, las negociaciones de Ginebra.
En estos debates entre europeos y norteamericanos siempre est¨¢ subyacente la cuesti¨®n econ¨®mica y los recelos, claramente expresados, hacia la pol¨ªtica econ¨®rnica del Gobierno Reagan. Por ¨²ltimo, todos los pol¨ªticos europeos que han colaborado en esta serie de art¨ªculos publicados en The Times prestan un apoyo de palabra a la leg¨ªtima meta alemana de una reunificaci¨®n de las dos Alemanias.
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