La decisi¨®n y las consecuencias del programa FACA
EL ACUERDO en la reuni¨®n de la Junta de Defensa Nacional, celebrada en la ma?ana del mi¨¦rcoles bajo la presidencia del Rey, cierra el proceso de decisi¨®n sobre el programa FACA (futuro avi¨®n de combate y ataque), que seg¨²n parece, habr¨¢ de tomarse en la pr¨®xima sesi¨®n del Consejo de Ministros, a finales de este mes. La comisi¨®n asesora de arrnamento y material del Ministerio de Defensa ha concluido los informes iniciados hace cuatro a?os sobre los dos aviones que han llegado a la tase final: el F-18 A y el F-16 C. Las recomendaciones de la citada comisi¨®n integrada por representantes de la Administraci¨®n, las Fuerzas Armadas y los sectores industriales implicados, se inclinan por la adquisici¨®n de 84 aviones F-18 A, que suponen un coste de 3.000 millones de d¨®lares (unos 330.000 millones de pesetas).A tenor de la ley, corresponde al Gobierno determinar, dirigir y asegurar la ejecuci¨®n de la pol¨ªtica de defensa, asistido por la Junta de Defensa Nacional, que componen, junto con el presidente del Gobierno y los vicepresidentes, el ministro de Defensa, el presidente y los miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor (JUJEM) y los minisiros de Asuntos Exteriores, Econom¨ªa, Hacienda, Interior, Industria y Energ¨ªa, Sanidad y Seguridad Social y Transportes y Comunicaciones. El programa FACA es una derivaci¨®n del objetivo de fuerza se?alado al Ej¨¦rcito del Aire en el vigente Plan Estrat¨¦gico Conjunto (PEC) y de la ley de Dotaciones Presupuestarias para las Inversiones y Sosteniiniento de las Fuerzas Armadas, aprobada por el Congreso de los Diputados y el Senado a finales del pasado junio.
La financiaci¨®n del programa FACA se har¨¢ con cargo a esta ley, que tiene un car¨¢cter continuado durante ocho a?os y una revisi¨®n al concluir los primeros cuatro de aplicaci¨®n. Seg¨²n fuentes del Estado Mayor del Aire, limitaciones econ¨®micas han reducido las dimensiones num¨¦ricas del programa FACA desde los 144 aviones inicialmente previstos hasta los 86 aparatos F-18 A que finalmente se adquirir¨¢n a la norteamericana Mac Donnell Douglas.
Evaluar en unas l¨ªneas la tarea desarrollada a lo largo de cuatro a?os -desde la directiva emitida por el Estado Mayor del Aire a principios de enero de 1978- supone arriesgar afirmaciones demasiado tajantes, porque el volumen del informe obliga a formular s¨ªntesis forzosamente poco matizadas. Esta realidad anticipa una de las m¨¢s claras deficiencias del programa: la informativa.
Hay una innegable desproporci¨®n entre los 330.000, millones de pesetas del FACA, con las repercusiones industriales y tecnol¨®gicas que arrastran, de una parte, y la escasa implicaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica en la realizaci¨®n del plan, de otra. Por razones ignoradas, las autoridades responsables han preferido ahorrarse ese debate nacional que opcione's de esta envergadura reclaman. El mismo proceder casi sigiloso ha caracterizado el trayecto seguido por la mencionada ley de Dotaciones Presupuestarias desde su redacci¨®n como anteproyecto -hasta su aprobaci¨®n definitiva por las Cortes. Se ha preferido acelerar su tramitaci¨®n inyectando docilidad en las C¨¢maras antes que suscitar inter¨¦s y promover la discusi¨®n con la hondura necesaria, yendo d esde la filosofia de la defensa hasta los medios para asegurarla. No se ha incidido en la conciencia de los ciudadanos, y por eso los logros m¨¢s all¨¢ de las cifras siguen siendo muy fr¨¢giles.
En el Estado Mayor del Aire se ha trabajado con dedicaci¨®n, minuciosidad y competencia en la evaluaci¨®n de los diversos tipos de aviones de combate y at aque exis.tentes en el mercado o en proyecto desde 1978 para sustituir a los dos escuadrones Phantom (40 aviones), a los F-5 y a los Mitage III, que cumplir¨¢n su ciclo de vida entre 1983 y 1986. En el calendario actual, los expertos estiman que el primer escuadr¨®n del nuevo sistema que finalmente se elija no estar¨¢ operativo hasta finales de 1986. Las bases de partida del programa -sin precedentes, por su rigor y seriedad, desde 1935, cuando el Servicio Nacional de Aeron¨¢utica pretend¨ªa sustituir los aparatos Newport por los P-28 de la Boeing- no fueron. otras que las funciones y estructuras definidas en el Real. Decreto 1. 108/1978, a tenor de las cuales "el Ej¨¦rcito del Aire es el instrumento militar del poder a¨¦reo y un factoresencial de la disuasi¨®n, correspondi¨¦ndole en paz y en guerra, en cumplimiento de la misi¨®n asignada a las Fuerzas Armadas, entre otras funciones, las de organizar un¨ªdades a¨¦reas para destruir o neutralizar el poder y el potencial b¨¦lico enemigo; conseguir y mantener la superioridad a¨¦rea en ¨¢reas vitales para la defensa nacional y defender el territorio nacional contra ataques aerospaciales; ejercer el control del espacio a¨¦reo en el de soberan¨ªa nacional".
El FACA debe ser v¨¢lido para cumplir estas misiones y adem¨¢s ser polivalente, es decir, capaz de desempe?ar indistintamente misiones. de ataque aire / superficie o aire / aire con un simple cambio de configuraci¨®n de atmamento en el menor tiempo posible, seg¨²n ha explicado uno de los expertos que ha seguido todo su desarrollo. La fase previa del programa permiti¨® evaluar diferentes sistemas de armas en vuelo. As¨ª, se lleg¨® a confeccionar la llamada lista corta, formada por solamente tres aviones norteamericanos: el F-16, de General Dynamics; el F-18 A, de Mac Donnell Douglas, y el F-18 L, de Northrop. Y aqu¨ª reside otra de las cr¨ªticas a la decisi¨®n tomada, porque se insiste en que la eliminaci¨®n del competidor europeo, el Tornado de Panavia (anglo-¨ªtaloalem¨¢n), disminuy¨® considerablemente las posibilidades negociadoras espa?olas. Sea como sea, el acuerdo parece definitivamente tomado y, en opini¨®n de los t¨¦cnicos, la decisi¨®n se califica de prudente. Pero, por lo mismo, no es aceptable que ¨¦sta no vaya acompa?ada de un debate parlamentario en regla y de una explicaci¨®n a la opini¨®n p¨²blica sobre cu¨¢les son las necesidades objetivas de la defensa nacional y cu¨¢l la distribuci¨®n de recursos a ella destinados.
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