Joan Manuel Serrat, "partidario de vivir"
?Qu¨¦ ganas tenemos de que suceda algo! ?De que las ilusiones broten y fructifiquen, de pensar otra vez, con raudal de optimismo, que estamos entrando en la era de Acuario! El Palacio de los Deportes de Madrid estaba anteanoche clamoroso y abarrotado para oir a Serrat. Hab¨ªa nostalgias primaverales del 68, anhelos de rebeli¨®n y de justicia, el sano gozo de luchar por una causa po¨¦tica y justa. Como si bebi¨¦ndose una lata de cerveza, entre tantos, pudiese aparecer por all¨ª, una m¨¢s en el p¨²blico ferviente, Janis Joplin, con sus gafas redondas y su fiel Bobby McGee. ?Que vuelva otra vez Bob Dylan -se so?aba-, de nuevo las baladas de Paul Simon y de Leonard Cohen! Simpat¨ªa para el demonio, y que torne a caer aquella lluvia fuerte...La amplitud de un palacio de deportes, de un lugar para multitu des, pide m¨¢s el mundo del rock que el de la canci¨®n mel¨®dica. Creo que ese no era el lugar para Serrat, pero ¨¦l sali¨®, afectuoso y sencillo, gratamente populista, y supo estar. Todo lo que Joan Manuel hizo, en un recital antol¨®gico fue reafirmar la vida, clamar a favor de la vida, y contra los tantos ministros de la muerte. Evoc¨® la infancia, y present¨® -mezcl¨¢ndolas con las de siempre- canciones de su nuevo disco Cada loco con su tema, t¨ªtulo de uno de los motivos que ¨¦l interpreta como renovada defensa de la libertad. Pues cada cual baja las escaleras como quiere Y antes que nada soy partidario de vivir. Era emocionante. Vida, libertad, amor; Serrat sabe ser l¨ªrico y adem¨¢s hay algo en su actitud, en sus sencillos comentarios a lo que va a cantar, que le otorgan verdad. Parece encarnar aquel decir machadiano de en el buen sentido de la palabra bueno. All¨ª se pregona verdad, y esa verdad se cumple. Y el p¨²blico que busca encendimientos, entusiasmo, responde. Serrat es siempre popular. Lo dice en una de las nuevas letras: Puestos a escoger, prefiero las palabras de la calle a las del diccionario. La ¨²nica canci¨®n que cant¨® en catal¨¢n fue un tema popular: El testament d'Amelia, y una de sus m¨¢s bellas canciones de amor -No hago otra cosa que pensar en ti-mezcla sabiamente la b¨²squeda de un poema enamorado con las m¨¢s triviales preocupaciones de un hombre de la calle. Y desde ese rasero, desde ese mirar que todos entienden, Serrat critica a los poderosos. Hermosa canci¨®n contra los dementes del armamentismo, la que reitera el estribillo callejero: Entre esos tipos y yo hay algo personal.
Joan Manuel Serrat
Fiestas de San Isidro. Palacio de los Deportes, Madrid, 13 de mayo
Pero el momento cenital, la apoteosis del fervor y de los aplausos, fue cuando Serrat cant¨® y record¨® a Machado. Entre los sones de caminante no hay camino, se hace camino al andar la oscuridad se pobl¨® de cientos de mecheros encendidos, chispitas de luz, llamas de solidaridad y amor, bengalas fraternas, que s¨®lo volvieron a brillar cuando, finalizando casi, retorn¨® Machado y su Saeta, y aquel Cantar del pueblo andaluz / que todas las primaveras / anda pidiendo escaleras / para subir a la cruz.
Hubo tambi¨¦n piratas, Mediterr¨¢neo, m¨¢s amor, y una canci¨®n en ayuda a los afectados por la colza adulterada, que era otro tema contra los sicarios del poder; y otra canci¨®n a¨²n para el premiado Garci y esa generaci¨®n -la del cantautor- que ha tenido asignaturas pendientes y tantas veces ha debido volver a empezar. Tierno, dulce, heroico y eficaz, Joan Manuel Serrat, o¨ªdo y aclamado por los de su propia generaci¨®n y por otros m¨¢s j¨®venes que esperaban nuevamente el milagro. Planetas de Garfunkel, sue?os de Jimmi Hendrix. Aquel milagro que no se llama hechos, sino esperanza.
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