Un viaje in¨²til
EL VIAJE del canciller Kohl a Mosc¨² ha servido para reafirmar, de un lado y de otro, posiciones ya conocidas. Kohl no ha querido buscar, como en ocasiones anteriores han hecho otros cancilleres alemanes, puntos de encuentro o acercamiento posibles entre los dos bloques; ha jugado la carta de la fidelidad a Washington. Con ello es posible que se apunte alg¨²n tanto ante el electorado conservador de la RFA; pero su viaje no ha dado ning¨²n fruto en la cuesti¨®n decisiva del actual momento europeo: saber si, en los escasos meses que quedan, es a¨²n posible encontrar una f¨®rmula intermedia que evite un proceso de rearme nuclear.S¨ª tal f¨®rmula no se encuentra, en diciembre empezar¨¢n a instalarse los Pershing II en la RFA, los misiles crucero en la RFA, Gran Breta?a, Italia; la respuesta sovi¨¦tica ser¨¢ -Andropov ha sido muy claro en su conversaci¨®n con Kohl- la colocaci¨®n de nuevas armas nucleares en la RDA y quiz¨¢ en otros pa¨ªses del Este.
La Administraci¨®n Reagan quiz¨¢ haya apreciado la exactitud con la que el canciller Kohl ha repetido en Mosc¨² las posiciones oficiales de EE UU. Pero es sintom¨¢tica la reacci¨®n del Washington Post, uno de los peri¨®dicos norteamericanos de mayor influencia: en un editorial titulado Una f¨®rmula, por favor insiste en la urgencia de encontrar alguna manera de escapar al c¨ªrculo vicioso de sucesivos rearmes. Y saca de nuevo a la luz la f¨®rmula aprobada durante el famoso paseo por el bosque, en las cercan¨ªas de Ginebra, hace aproximadamente un a?o, por los jefes de las delegaciones, Nitze y Kvitsinski, y desechada luego en Mosc¨² y en Washington.
Esa f¨®rmula consist¨ªa en los puntos siguientes: 75 misiles de alcance medio de cada lado; los EE UU colocar¨ªan, pues, 75 misiles crucero y las URSS reducir¨ªa los SS 20 a esa cifra; los EE UU renunciar¨ªan a los Pershing II; la URSS limitar¨ªa a 90 el n¨²mero de SS 20 colocados en Asia. Las ventajas de tal f¨®rmula para cada una de las superpotencias parecen claras: EE UU obtendr¨ªa poner fin al monopolio o superioridad de la URSS, con los SS 20, en armas de alcance medio; la URS S evitar¨ªa la ventaja estrat¨¦gica que los Pershing II otorgan a los norteamericanos, al permitir un primer ataque en un plazo de seis minutos a puntos vitales de su territorio.
Pero al menos hasta ahora, y seg¨²n lo que se ha hecho p¨²blico de conversaciones que son secretas, ninguna de las dos partes ha puesto esa f¨®rmula sobre la mesa de las negociaciones. Y los plazos son ya muy cortos: los preparativos t¨¦cnicos para la colocaci¨®n de los euromisiles en diciembre est¨¢n ya en marcha.
Otra consecuencia de la actitud del canciller Kohl en las conversaciones de Mosc¨² es que se ha acentuado, en el seno de la socialdemocracia, la decisi¨®n de oponerse activamente a los euromisiles; esa actitud, que en un principio Willy Brandt defendi¨® casi solo en su partido, es ahora mayoritaria. Es m¨¢s, recientes sondeos indican que el 65% de la poblaci¨®n de la RFA es contraria a los euromisiles. El SPD fijar¨¢ su posici¨®n oficial en un congreso en el pr¨®ximo noviembre, pero desde ahora se anuncia su presencia, y la de los sindicatos, en las manifestaciones pacifistas que se preparan para este oto?o. No se trata s¨®lo de un fen¨®meno alem¨¢n: en Holanda, en B¨¦lgica, en Gran Breta?a y en otros pa¨ªses, los partidos socialistas est¨¢n en el centro de las movilizaciones que se est¨¢n organizando; y en casi todos los casos con apoyos resueltos de amplios sectores de las Iglesias, cat¨®lica y protestantes.
Por encima de diferencias sobre muchas cuestiones, hay una l¨®gica com¨²n entre las diversas corrientes pacifistas: partiendo de una oposici¨®n radical a la pol¨ªtica de bloques, consideran que la respuesta a los SS 20 no pueden ser los Pershing y los crucero; porque con ello se agrava el mal y no se le corrige; el objetivo inmediato es congelar el armamento nuclear tal como est¨¢, para luego reducirlo, e incluso hacerle desaparecer.
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