'Rock' rito y 'rock' de estadio
Los ¨²ltimos grandes conciertos de rock veraniego, desde Miguel R¨ªos a Supertramp, pasando por Rod Stewart, con sus disturbios, heridos, estadios agobiantes, y casi una sensaci¨®n de milenarismo, me hacen preguntarme si es que el fen¨®meno rock'n' roll es necesariamente (como creo que alguien ha sugerido) un fen¨®meno de masas. O si, desde otro ¨¢ngulo, es la necesidad comercial y el ansia inmoderada de lucro -cosas en principio opuestas a la animolog¨ªa que el rock sustentaba- lo que determinan esas aglomeraciones peligrosas y, a mi entender, inhumanas.En el gran momento de la ¨²ltima eclosi¨®n contracultural (cuando a¨²n el hinduismo y Ginsberg y Alan Watts significaban algo) hubo varias concentraciones masivas de rock, alguna, por cierto, no exenta de incidentes.
Concentraciones en la naci¨®n de Woodstock'
Fueron Woodstock o la isla de Wight, donde a¨²n se pudo o¨ªr a Hendrix, a los Doors y a toda la plana del gran rock. S¨ª, fueron concentraciones gigantescas -se Reg¨® a hablar de la naci¨®n de Woodstock, en 1969- pero lo que un¨ªa all¨ª a la gente -a esa generaci¨®n hoy casi cuarentona- no era el fen¨®meno del rock en s¨ª mismo, es decir, no se trataba de una pura manifestaci¨®n musical, sino la demostraci¨®n -significada, emblematizada en esa m¨²sica- de una actitud cultural nueva y diferente.
All¨ª se era antibelicista, se detestaba la pol¨ªtica de bloques, se gritaba a favor de la igualdad racial y sexual y se consum¨ªan p¨²blicamente drogas fumables...
Aquellos festivales eran la encarnaci¨®n de un alto momento de nueva cultura, ten¨ªan un significado que sobrepasaba, aunque era inseparable, al rock'n'roll mismo.
Era aquel Todo el mundo puede o¨ªr el sonido de la libertad a gran velocidad, que cantaba Jimi Hendrix. Pero fuera de esos momentos, el rock -viv¨ªsimo- se hac¨ªa en grandes teatros, con mucha gente, pero no con aglomeraciones monstruo.
He dicho, escribiendo sobre la contracultura, que el rock es una m¨ªstica de sexo y muerte. El rock es una liturgia, una celebraci¨®n, un ritual en el que se pretende -como en todo lo sagrado- anular el devenir del tiempo. Parar ese decurso por la intensidad del cuerpo, que en plenitud, se trasciende a s¨ª mismo. Y la m¨²sica, su vibraci¨®n, su sacudida -tan f¨ªsica en el rock- es el veh¨ªculo.
Una celebraci¨®n, un acto comunitario
S¨ª, se trata de una celebraci¨®n (y el altar es un ara de juventud) y por tanto de un acto comunitario, lo que no debe confundirse con gregario ni multitudinario. Creo que cuando el festival rockero se torna concentraci¨®n futbol¨ªstica est¨¢ perdiendo no s¨®lo calidad, sino algo que me parece m¨¢s grave, m¨¢s peligroso: significado.
Cuando hace 13 a?os, digamos, tocaban los Rolling, toda la gente sab¨ªa lo que quer¨ªa aquello decir. Era un mundo, o una cosmovisi¨®n, para ser m¨¢s precisos, lo que se ensalzaba. Cuando los mismos tocaron por aqu¨ª hace ahora un a?o, no era una visi¨®n del mundo lo que sent¨ªamos y compart¨ªamos, era un show, un espect¨¢culo, indudablemente bien hecho, pero, nostalgia aparte, mucho m¨¢s pobre que anta?o en los significados.
El rock es, como el baile suf¨ª de los derviches, una celebraci¨®n, un himno. Implica cuerpo, juventud, intensidad, ardor, superar la vida con la vida, y protestar de todo lo que es gris y adocenado. Tiene algo tribal, pero no es (no debe ser) masificado.
Porque, aunque entre muchos, el rock es finalmente el sentir de uno solo. Del que sabr¨¢, traspasado por la m¨²sica, que su cuerpo es reino y que su cuerpo es ausencia.
Por lo dem¨¢s, lo que cantaban los Who sigue siendo cierto: "Las cosas tienen un aspecto muy fr¨ªo / y espero morirme antes de llegar a viejo. / ?sta es mi generaci¨®n, baby".
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